Luis Fernandez Molina

luisfer@ufm.edu

Estudios Arquitectura, Universidad de San Carlos. 1971 a 1973. Egresado Universidad Francisco Marroquín, como Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales (1979). Estudios de Maestría de Derecho Constitucional, Universidad Francisco Marroquín. Bufete Profesional Particular 1980 a la fecha. Magistrado Corte Suprema de Justicia 2004 a 2009, presidente de la Cámara de Amparos. Autor de Manual del Pequeño Contribuyente (1994), y Guía Legal del Empresario (2012) y, entre otros. Columnista del Diario La Hora, de 2001 a la fecha.

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Como dirían los mercadólogos y publicistas, el “trending topic” de los últimos días ha sido la conformación de las comisiones de postulación o “postuladoras”. Creo que la ciudadanía ya “se cansó” con este tema, pero hay que seguir adelante. Son dos comisiones, una para la Corte Suprema y otra para las cortes de apelaciones. La primera comisión seleccionará solamente a 26 juristas y la segunda a 270. Luego viene el componente político: el Congreso hará la elección final al “dos por uno”, y ungirá a 13 magistrados para la CSJ y 135 titulares de salas (más 90 suplentes).

Rectores. Prefiero ver el vaso medio lleno en vez de medio vacío. Hay una luz, aunque tenue, en el horizonte. La selección de los presidentes de cada una de las comisiones ha sido positiva; por un lado, para la CSJ el padre Miquel Cortés y por la otra la de Raúl Arévalo. No es la primera vez que un presbítero preside una comisión, especialmente de la CSJ; el padre Félix Serrano ya presidió comisiones, tanto para salas como para la corte, con bastante acierto y guía. No creo que vaya a haber mucha diferencia entre un presidente jesuita y uno salesiano. En todo caso cada presidente es quien dirige las reuniones, presenta la agenda, distribuye el uso de la palabra, solicita las votaciones, etc. Además, es un voto más dentro de los 37 comisionados.

Magistrados. Otra brisa oxigenada, aunque leve soplo, que ha refrescado el ambiente ha sido el resultado del balotaje entre los abogados. Ninguna planilla fue apabullante. Los votos, y en consecuencia los puestos, se dividieron básicamente en tres planillas, una de las cuales se ha identificado como “la oficial” (la número 8). Por lo mismo los pesos van a estar más balanceados a la hora de las votaciones. Lamentablemente, y lo he venido comentando, la selección no depende de los punteos, de la meritocracia, de los valores éticos, etc. Depende sí del apoyo que respalda a cada postulante. Pero ese respaldo está “repartido”, por lo tanto van a poder seleccionar abogados de diferentes tendencias (o grupos).

Comisionados. Las listas de comisionados ya están completas. Cada jurista sabe que fue elegido (votación de magistrados y de abogados) o que le corresponde ocupar su puesto (magistrados CSJ y decanos). Debe compenetrarse cada uno de la importancia de su función y escoger de manera objetiva, ética y patriótica a los candidatos que así lo merezcan y no a los que les han sido “recomendados”. Apelo a esa conciencia, a ese buen sentir, a ese karma individual. No respaldo a ningún candidato, que sean ellos, los postuladores –magistrados, jueces, decanos, abogados– quienes escojan a los mejores conductores que tendrá la Justicia en nuestra Guatemala.

Corte de Constitucionalidad. Si en ocasiones anteriores cabía la crítica negativa hay lugar ahora para un comentario positivo: la CC ha sido congruente con su “función esencial que es la defensa del orden constitucional” (artículo 268 CPRG). En esa línea ha desestimado varios intentos, vía amparos, de “torpedear” la dinámica de la elección de magistrados y, al mismo tiempo, desmotivar a otros actores de presentar acciones baladíes.

Sorteo. Sigo necio con la adaptación del sistema de sorteo entre los que han sido filtrados por las postuladoras, tal como se acaba de implementar en Italia y otros países. Así queda en manos del destino o bien, de Dios. Sin embargo, este cambio solo podría operar con una modificación del artículo 215 de la CPRG.

La población. El ciudadano común debe estar muy pendiente de estos resultados. Nadie está libre de una comparecencia judicial. En alguna desavenencia familiar querrán un juzgador íntegro que determine la pensión alimenticia, la distribución de bienes comunes y la custodia de los hijos. Cualquier empleador pedirá tener un juez probo que defina la justicia o no del despido y en su caso establezca el monto de la indemnización. Cualquier acreedor esperará cobrar su deuda por medio de un juez correcto y conocedor. En un incidente de tránsito deseamos tener enfrente a un juez honesto que fije las responsabilidades. En un intricado penal pretendemos un juez balanceado que descubra si hay motivos de prisión o bien dicta una medida sustitutiva o falta de mérito. Los socios de una empresa querrán a un juez recto que determine los respectivos derechos. El pensionado exigirá de los jueces una pensión justa. Los ciudadanos ansiamos que los tribunales califiquen la utilidad o lesividad de los contratos públicos, las concesiones, las autorizaciones mineras e hidroeléctricas. También anhelamos que se materialice la responsabilidad de los funcionarios de turno. Y así, en general, es un asunto que a todos nos afecta.

Frases. Termino con algunas frases relativas a jueces y Justicia:

“Confundir Justicia con jueces es como confundir curas y pastores con Dios”. “La injusticia en un lugar es una amenaza para la justicia en todas partes”. (M. L. King) “Jueces, juzgad sin amor ni desamor, tened presente a la hora de sentenciar, que hay otro juez allá arriba que a vos habrá de juzgar” (Edad Media, España).

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