Marco Tulio Trejo

mttrejopaiz@gmail.com

Soy periodista, comunicador social y un soñador creador de opinión pública, para hacer conciencia que permita mejorar los problemas sociales, económicos y políticos que nos aquejan y nos mantienen inmersos en una sociedad con pocas oportunidades de vida para las nuevas generaciones. Estoy convencido de la importancia que tiene la prensa, en el fortalecimiento de la democracia, para coadyuvar a la consolidación de un Estado de Derecho con una certeza jurídica y el lema de mi señor padre siempre fue: “la pluma no se vende, ni se alquila”.

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Algunos diputados han convertido al Congreso de la República en un ring de las artes marciales mixtas -MMA-, por sus siglas en inglés (mixed martial arts), para lograr sus fines políticos y otros para promover sus intereses personales que no llevan a ningún lado a este país. Es un juego sin oficio, ni beneficio y que solamente perjudica a la mayoría de la población.

Estos honorables “Padres de la Patria”, conocidos en el ámbito nacional, usan su investidura para demostrar que son los grandes luchadores de la democracia, pero si hacemos un análisis de su gestión parlamentaria solamente encontramos señalamientos de corrupción y prepotencia en su forma de actuar. Nada que ver para lo que fueron electos.

Si nos vamos a leer las funciones del legislativo, encontramos que su principal trabajo es legislar para crear normas jurídicas, abstractas, generales e impersonales, así como realizar las modificaciones que se requieran en el sistema normativo vigente. Lo cual no se cumple, porque es utilizado como “ring” de pelea de artes marciales mixtas.

Aunque en la página del Congreso de la República: www.congreso.gob.gt se asegura que en la IX Legislatura se aprobaron 128 decretos, en la realidad no vemos cambios sustanciales en la sociedad guatemalteca, la mayoría de estas leyes fue para atender la emergencia sanitaria del COVID-19, la cual dejó como “guinda del pastel” muchos señalamientos de corrupción.

El gobierno anterior ofreció la construcción de cuatro hospitales, los cuales se quedaron en la colocación de la primera piedra, nunca se construyeron y ese dinero solamente sirvió para que muchos funcionarios se convirtieron en los nuevos ricos de este país, quienes se ríen de la justicia guatemalteca, porque andan en la calle como “Juan por su casa”, eso sí con el peso moral del rechazo social.

Si en ese momento nos ponemos a escudriñar en torno a ese tema, no vamos a poder encontrar, en las pasadas dos legislaturas, la octava y novena, leyes que signifiquen algún beneficio para la sociedad guatemalteca. Entonces es cuando nos ponemos a pensar cuál es la alaraca que se andan estos personajes, allí es donde nos damos cuenta de que existe un “Plan Orquestado”, para tratar de desprestigiar toda acción pública que tienda a sacar a Guatemala de la crisis política que se vive.

Aunque en muchos casos, los actuales funcionarios les dan las herramientas para que los critiquen y que los pongan en evidencia, creo que la mayoría de la población todavía tiene la esperanza de que puede darse algún cambio en Guatemala y mucha gente me ha hecho la pregunta: ¿Qué es mejor, un gobierno aprendiz o uno corrupto como los dos anteriores que nos dejaron en trapos de cucaracha?

En todas las apariciones mediáticas de los “señores diputados” vemos a la cabeza ex funcionarios públicos de la gestión de Alejandro Giammattei o bien de Jimmy Morales, quienes son los mayores críticos de este “gobierno aprendiz” que no sabe cómo responder a los ataques de sus opositores políticos, quienes han logrado en los cinco meses de gobierno desgastar la imagen que tuvieron éstos al empezar el 14 de enero la gestión presidencial.

En las últimas semanas, hemos visto cómo han empezado a desfilar los ministros, secretarios y funcionarios de gobierno, hacia el Congreso de la República, donde son atacados, en un show político para ganar “likes”, en las redes sociales de los “politiqueros” que han unido esfuerzo para tratar de limpiarse la cara y que los vean como los defensores de la justicia ante la opinión pública.

Pero todo ese “show” no nos lleva a nada más que afectar a la mayoría de la población, que es la que trabaja para llevar el pan a la mesa de sus casas y que con todo este “relajo politiquero” lo único que tratan es desgastar y desgastar un gobierno que por su inmadurez no tiene las armas para defenderse en el cuadrilátero de MMA que ha sido montado para noquear al oponente oficial.

Los “honorables parlamentarios” miran que se murió una mosca y quieren echarle la culpa a cualquier funcionario de turno, cuando ellos en su momento no pudieron corregir nada y por el contrario dejaron un Estado débil que no puede responder a las necesidades sociales y económicas de la población guatemalteca, tales como: acceso a la salud, fuentes de trabajo, mejor infraestructura, educación y sobre todo una vida digna que nos permita vivir en paz en Guatemala.

Han pasado 38 años desde que elegimos un gobierno democrático y esta es la fecha en que no vemos mayores resultados, somos catalogados como el sexto país más corrupto de América Latina, donde se construyeron puentes donde no hay ríos o bien que se hacen compras que cuestan como que fueran de oro. Todo un descaro y un despilfarro total.

Lo malo de todo esto que describo, es que este es el país que estamos heredando a nuestras próximas generaciones, esos jóvenes que no encuentran una oportunidad de vida para desarrollarse y por eso siempre tienen en mente el mal llamado “sueño americano”, porque en su tierra la corrupción les quita la oportunidad de tener una vida digna.

Por eso es importante que todos unamos esfuerzos y que luchemos juntos para sacar adelante al país de la eterna primavera y dejemos esa lucha de izquierdas y derechas que no nos llevan a nada bueno y todo por intereses creados de corruptos que quieren aparecer como los buenos de la película llamada Guatemala.

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