Buenos Aires
Agencia dpa

Rosario Central pidió ayer «que se vuelva a jugar» la final de la Copa Argentina que perdió el miércoles ante Boca Juniors, después de que el árbitro del encuentro admitiera haber cometido «el error más grande» de su carrera al cobrar un penal inexistente.

«Lo más lógico es que este partido se vuelva a jugar porque es una vergüenza. Creo que es un pedido de todo el futbol argentino», dijo el vicepresidente de Rosario Central, Luciano Cefaratti, a radio La Red.

El presidente de Boca, Daniel Angelici, desestimó disputar otra vez la final en declaraciones al canal Fox Sports. «Si el club que se siente perjudicado hace un reclamo y es viable, habría un montón de partidos que deberían volver a jugarse. A nosotros también nos afectaron los arbitrajes», dijo.

El árbitro Diego Ceballos reconoció que con su error arbitral benefició a Boca, que venció 2-0 a Rosario Central en la noche del miércoles. El primer gol lo anotó el uruguayo Nicolás Lodeiro de penal, tras una infracción a Gino Peruzzi que fue fuera del área.

«Soy un ser humano y me equivoqué en el penal. La explicación es que mirando la imagen no es penal y nada más. Me equivoqué, tengo que pedir disculpas», dijo el árbitro, en medio de las fuertes críticas que recibió por su desempeño.

Ceballos habló con la prensa en el Aeroparque de Buenos Aires, a su llegada de Córdoba, donde se disputó la final. «Es el error más grande de mi carrera», admitió, aunque «estaba convencido que era penal» cuando lo sancionó.

El entrenador de Rosario Central, Eduardo Coudet, afirmó que en la final de la Copa Argentina que ganó Boca Juniors «perdió el futbol».

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