“Todo lo han hecho para borrar a la Revolución cubana del mapa político del mundo. No aceptan alternativas al modelo que conciben para su patio trasero. Su plan es perverso e incompatible con la democracia y la libertad que preconizan.
Pero nuestros enemigos deben tener claro que no entregaremos la Patria y la Revolución que varias generaciones de patriotas nos legaron de pie”.
(Fragmento discurso presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel en el 76 periodo de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas. 2021.)
El embargo económico, comercial, financiero y político contra Cuba, impuesto por el Gobierno estadounidense el 7 de febrero de 1962 debe llegar a su fin. La imposición unilateral decretada por el presidente John F. Kennedy en aplicación de la Ley de Ayuda Externa aprobada en 1961, cumplió 62 años sin lograr el objetivo que pretendía.
El objetivo era cortar los vínculos comerciales de Cuba y Estados Unidos, para provocar el derrocamiento del Gobierno revolucionario y crear condiciones de desesperación entre la población. El Gobierno estadounidense incluyó en las regulaciones de exportación, un listado de productos alimenticios y medicinas que requieren licencia especial para exportar a Cuba.
Después de 62 años de interrumpir las relaciones comerciales, de endurecer el embargo y bloqueo, el propósito de desestabilizar y derrocar al régimen no ocurrió, el pueblo y Gobierno cubano resistieron y continúan en resistencia, aunque las consecuencias para el Estado y la población han sido desastrosas. Ahora, existe una asfixia económica que golpea a toda la población.
Sobre el monto de los daños que esta medida provoca, un informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU), estima que los perjuicios ocasionados desde la imposición del bloqueo 1962 a 2022, se aproximan a los 150.000 mil millones de dólares.
La actual administración demócrata de Joe Biden, mantiene vigentes las 243 medidas restrictivas impuestas por el Gobierno de Donald Trump, entre estas la inclusión de Cuba como país que supuestamente patrocina el terrorismo.
Durante el 78 período de sesiones de la Asamblea General de la ONU realizada en septiembre del año pasado, el mandatario cubano Díaz Canel reiteró: “Pero no puedo pasar por esta tribuna mundial sin denunciar, otra vez más, que hace 60 años Cuba sufre un bloqueo económico asfixiante, concebido para deprimir sus ingresos y nivel de vida, padecer escasez continua de alimentos, medicinas y otros insumos básicos y coartar sus potencialidades de desarrollo.”
“Esa es la naturaleza y esos son los objetivos de la política de coerción económica y máxima presión que aplica el Gobierno de los Estados Unidos contra Cuba, en violación del Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas.”
Respecto a incluir a la isla caribeña en la lista de países que supuestamente patrocinan el terrorismo, el mandatario cubano agregó: “El Gobierno de los Estados Unidos miente y hace un enorme daño a los esfuerzos internacionales para combatir el terrorismo, cuando acusa a Cuba, sin fundamento alguno, de ser un país patrocinador de ese flagelo.”
En ese mismo período 78 de sesiones, la ONU por trigésima primera ocasión volvió a condenar el bloqueo con una aplastante mayoría de votos y la Asamblea de 190 Naciones censuró la medida, 187 países se oponen a esa imposición imperialista, 2 votaron por mantenerlo (Estados Unidos e Israel) y 1 abstención (Ucrania.)
Esas disposiciones unilaterales impuestas por un Gobierno hegemónico y su presidencial imperial, que ahora además de Cuba incluyen a Irán, Venezuela, Nicaragua, Siria, República Popular Democrática de Corea y Zimbabue, violan normas internacionales y derechos humanos, pretenden derrocar Gobiernos, aislar países, debilitar sus economías y vulnerar la soberanía nacional.
Gobernantes, políticos, diplomáticos, académicos o religiosos, califican el bloqueo a Cuba de criminal, salvaje e inhumano. Es tiempo que el Gobierno estadounidense revise esas políticas por ser contrarias al Derecho Internacional Humanitario, a la justicia y a los derechos humanos.