En el ejercicio del libre mercado se espera que el Estado se abstenga de intervenir en cualquier proceso económico dejando que sean las leyes de oferta y demanda los únicos instrumentos de regulación. Sin embargo, en la práctica vemos que luego de una etapa de amplia desregulación, alrededor del mundo, empiezan a producirse leyes y normas que establecen diferentes tipos de control y ello se explica en el sentido de que toda acción trae una reacción y cuando se abusa de la libertad vulnerando el derecho de los consumidores, el ciclo de desregulación se revierte.
El caso de las tarjetas de crédito puede enmarcarse en ese contexto, puesto que hay emisores que se aprovechan de su posición dominante en la relación de mercado para actuar de manera que el usuario, el consumidor o quien representa el lado de la demanda frente a los que actúan como oferentes, se encuentra en desventaja y desprotección. El libre mercado no significa la ausencia absoluta de balances, sino la eficiencia de los mismos sin intervención del Estado dejando que la mano invisible de la libre competencia sea el principal regulador.
Pero cuando los proveedores, es decir el lado de la oferta, se ponen de acuerdo y establecen parámetros que aniquilan la idea misma de competencia porque lo único que hay es un reparto del mercado para operar todos bajo las mismas reglas, es imperativo establecer mecanismos que subsanen prácticas que destruyen por completo la teoría en la que está basado el concepto mismo de libre mercado. No hay posibilidad de hablar de libre mercado ante la existencia de consorcios, carteles y oligopolios que, de hecho, se ponen de acuerdo para eliminar la posibilidad de competencia.
El Estado no puede renunciar por un prurito ideológico a su deber de arbitrar ciertos comportamientos que devienen en perjuicio de la sociedad. Si no queremos que el Estado intervenga tenemos que ejercer nuestra libertad económica en un plano de responsabilidad y sin incurrir en abusos que perjudiquen al consumidor. Ese principio tiene que valer para cualquier actividad en la que se trastoque y desvirtúe el concepto de libre mercado. Los combustibles y energéticos son una muestra de cómo en nombre del libre mercado se juega con los consumidores que no tienen opción de escoger porque los proveedores están de acuerdo y operan como grandes carteles.
La acción del abuso provoca la reacción del control y eso ha sido constante histórica de la que se debiera aprender. La libertad no es libertinaje y algo se tiene que hacer cuando en nombre de la libertad se cometen abusos.