Jorge Santos
Walter Benjamin en su Tesis de Filosofía de la Historia recrea en la número 9 un cuadro de llamado Angelus Novus, en el que un ángel esta como a punto de alejarse de algo que lo tiene pasmado. Benjamin describe en la escena a un ángel que tiene sus ojos desmesuradamente abiertos, la boca abierta y extendidas las alas y según este, esa descripción es como el aspecto que debiese de tener el ángel de la historia.
La descripción que Benjamin realiza es casi exacta de un cuadro de Klee en donde este ángel ha vuelto el rostro hacia el pasado y en donde al espectador se manifiesta una cadena de datos, él ve una catástrofe única que amontona ruina sobre ruina, arrojándolas a sus pies. Continua el autor manifestando que, dicho ángel aparenta querer detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado; sin embargo desde el paraíso sopla un huracán que se ha enredado en sus alas y por lo tanto imposibilita el que éste pueda recomponer dicha catástrofe, ese huracán Benjamin lo describe como el progreso.
Y es que a partir de los hechos desencadenados por las capturas de la estructura denominada “la línea”, la ciudadanía en general salió a las calles, viendo aquello ocurrido, aquel desastre que a manera del cuadro, quedaba detrás de ellos, deseando recomponer, transformar y cambiar aquella catástrofe que la impunidad y la corrupción había dejado. Sin embargo, un huracán revestido de falsa democracia le ató las alas y le imposibilito que a través de la toma de conciencia del pasado, pudiera reconstruir su presente y su futuro.
Ahora bien, el 25 de abril y las posibilidades de construir una primavera que aún no ha llegado, están ahí, son tan sólo el inicio de un proceso mucho más amplio, que requiere ser pensado, creado e impulsado. El huracán de la falsa democracia empieza paulatinamente a decrecer en su fuerza y nos coloca nuevamente ante la devastación y por lo tanto, la observación activa de esta catástrofe es la única que nos conducirá a las acciones necesarias para hacer nacer la primavera.
Esta devastación podríamos resumirla en un Estado que en tanto ha sido creado para mantener los privilegios de una pequeña elite económica, política, militar y ahora del crimen organizado, se sustenta en la impunidad y la corrupción como mecanismos e instrumentos efectivos del mantenimiento de los mismos. Estos mecanismos transformados en leyes, políticas públicas, formas y dinámicas de pensar lo público se constituyen en el primer paso de la identificación para la construcción de una agenda programática de la primavera.
La agenda programática de la primavera deberá ser capaz de construir el andamiaje sobre el que se sustenta la exclusión, la inequidad, la desigualdad, la discriminación y el racismo, ya que sobre estas ruinas, son las que construiremos otro presente y futuro posibles.