Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com
Quienes hemos bregado en política desarrollamos la percepción y el olfato para darnos cuenta cuando se trata de afectar a un dirigente político. El binomio presidencial integrado por el presidente electo, Jimmy Morales y el vicepresidente Jafeth Cabrera, han iniciado la etapa en que diferentes grupos o personas buscan la manera de condicionarlos y afectarlos para así llevar agua a su molino.
El lunes 2 de noviembre, en los tres principales medios escritos, apareció de forma destacada el señalamiento en contra de José Ramón Lam, coordinador de transición de Jimmy Morales, persona a la que Edgar Gutiérrez, Manfredo Marroquín y otros apéndices, utilizando el Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos, señala hasta ahora que hace más de un año se adjudicó la autoría de algunas publicaciones.
Indudablemente el hecho es censurable pero la importancia política no es señalar a Lam sino debilitar al equipo de transición de Jimmy Morales y afectar al presidente electo para que este quede condicionado en su decisión con respecto al coordinador.
Nuevamente se evidencia la pasta de la que está hecho Edgar Gutiérrez y su apéndice, Manfredo Marroquín, que poco a poco han venido estructurando un pequeño grupo o semillero desde donde convertirse en un factor de poder político, mediante la utilización de los medios de comunicación, por ello son columnistas, y no desaprovechan ningún espacio donde presentarse dizque como analistas políticos o como presidente de una ONG, respectivamente, que no parecen buscar el bien del país sino irse posicionando en sus intereses personales.
El Consejo Superior Universitario y el mismo rector deben de prender sus luces amarillas para no convertirse en una mampuesta llamada Ipnusac, de donde tiran las piedras y todavía pretendan decir que es un análisis académico y no una semilla política de maldad.
Todos tenemos derecho a expresarnos, esa es una libertad, pero hacerlo con una intención personal y perversa debe ser algo que no debe provenir de un centro universitario.
La política sectorial o partidaria nunca ha sido ciento por ciento limpia, pero entre menos «shuquencias» tenga, más credibilidad y positivismo logra. Cualquier señalamiento debe hacerse oportunamente, pero guardarlo o sacarlo un año después, en un momento como el actual, en el que se trata de iniciar una transición, un nuevo gobierno, un nuevo Gabinete, no es correcto.
La reputación de un hombre, ya no digamos la reputación de una mujer, se puede destruir con publicaciones maquiavélicas en un corto plazo. Un titular o varios titulares de prensa se obtienen en un día, pero aclarar o desvirtuar los mismos puede llevar años y si el origen de la información proviene de un centro de estudios universitarios más delicado aún porque compromete no solo al centro y quienes lo integran o dirigen, sino también a todas las autoridades universitarias, en este caso, al Consejo Superior Universitario, al Rector Magnífico y a la totalidad de los integrantes de la Usac.
Distinto hubiera sido señalar directamente ante las autoridades de la universidad, con copia al binomio, al licenciado José Ramón Lam, permitiendo así que el presidente electo lo destituyera o le pidiera la renuncia para evitar que la cuchillada afectara al gobierno recientemente electo.
¡Guatemala es primero!