Félix Loarca Guzmán

A propósito de la segunda vuelta de la elección presidencial celebrada en Guatemala, en la que resultó triunfador el licenciado Jimmy Morales, muy conocido por su trabajo como comediante en la televisión local, ha habido muchas interpretaciones y opiniones diversas.

En ese contexto, el último fin de semana, tuve el privilegio de conversar con el estimado amigo don Víctor Cárdenas, quien es un destacado Maestro del Arte Sartorial, quien me expresó su escepticismo por las perspectivas poco alentadoras para el futuro del país.

Con gran sencillez, pero con mucha sabiduría, don Víctor me dijo que el nuevo gobierno que se iniciará en Guatemala el próximo 14 de enero, será la misma obra de teatro, pero con diferentes actores. Por eso titulé este artículo con base en sus palabras.

Las reflexiones de este ilustre ciudadano, reflejan el poco entusiasmo que hay entre gran parte de la población por la incertidumbre política que rodea la víspera del inicio del nuevo período de gobierno.

Y es que una de las debilidades del Presidente Electo, es que carece de una ideología definida, pues se presenta como un hombre nacionalista ubicado en el centro. Sin embargo, políticamente el centro en Guatemala ha sido una expresión de los movimientos de derecha, que desde el derrocamiento del Presidente Jacobo Árbenz, en 1954, secuestraron al país para beneficio de las élites del gran capital.

Para que en Guatemala haya una verdadera transformación, es indispensable modificar el régimen económico dominante, que en este caso fue diseñado para privilegiar a unas pocas familias acaudaladas, que son las propietarias de las principales grandes empresas en el país.

Esas pocas familias viven muy bien, mientras el resto de la población está agobiado por la pobreza, la corrupción, los bajos salarios, los deficientes servicios públicos de salud, así como por los altos precios de las medicinas y los productos de la Canasta Básica.

Por el bien de nuestro pueblo yo quisiera equivocarme, pero no creo que el gobierno de Jimmy Morales pueda tener alguna posibilidad de cambiar las estructuras de desigualdad y de injusticia social que prevalecen en la sociedad guatemalteca. Y si intentara hacerlo, quienes manejan los hilos ocultos del poder en Guatemala, no se lo permitirían.

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