Aida Lorenzo

AIDA LORENZO DE JUÁREZ
Asociación de Combustibles Renovables de Guatemala (ACR)
Ingeniera industrial, Master en Administración de Empresas, Diplomado en Gestión Ambiental en INCAE – Costa Rica. Actual Gerente General de la Asociación Promotora de Combustibles Renovables de Guatemala.
Coordinadora de la Comunidad de Práctica de Bioenergía y de la de Reducción de emisiones de metano de fuentes orgánicas en Latinoamérica y el Caribe (MetLAC), de la plataforma LEDS LAC. Coordinadora del grupo de mitigación del Sistema Guatemalteco de Ciencias de Cambio Climático, miembro de la Comisión de Energía de la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología. Cuenta con más de 20 años de experiencia en consultoría en energías renovables y gestión ambiental.

 

¿Sabía usted que en Guatemala existe una ley desde el año 1985 que indica que toda la gasolina debería de estar mezclada al menos con 5% de etanol? ¿Sabía que a Guatemala le cuesta más de US$2,000 millones importar la gasolina que consumimos? Este dinero se va para afuera y solo nos queda la contaminación que generamos día a día cuando consumimos gasolinas en nuestros vehículos.

Desde hace más de 30 años, Guatemala produce alcohol y lo exporta a Europa y Estados Unidos. Estos países tienen metas claras para mejorar la calidad de aire que respiran sus habitantes, lo cual es una de las principales razones por las que han desarrollado programas de mezcla de biocombustibles.  Esto llama fuertemente mi atención porque el alcohol producido en nuestra bella Guatemala sirve para mejorar la calidad de aire de los europeos y los que viven en California.  Creo firmemente que los guatemaltecos nos merecemos tener una mejor calidad de aire, poder reducir emisiones y ayudar a mitigar el cambio climático; esto solo se logra con políticas públicas claras que se desarrollen e implementen.

América es la región que produce y consume más etanol en el mundo, Centroamérica y el Caribe son las regiones que aún no usan etanol en la gasolina y aún no se benefician de los impactos positivos ambientales, sociales y económicos.  Hoy más de 60 países en el mundo tienen programas de mezcla de etanol en la gasolina y los beneficios han sido reducir la dependencia e importación de combustibles fósiles, reducción de emisiones, mejorar la calidad de aire, ahorro de divisas y reactivación económica a través de la generación de nuevas fuentes de trabajo. La práctica común en estos países es utilizar un 10% de etanol en la gasolina, porque se consigue reducir emisiones automáticamente en los escapes de los vehículos; reducir las emisiones de gases de efecto de invernadero y, además, no se debe realizar ninguna modificación en los carros ni en las motocicletas.

Luego de 38 años de haber sido emitida la Ley 17-85, Ley de Alcohol Carburante, y desarrollar políticas públicas energéticas y ambientales, el Ministerio de Energía y Minas emitió el reglamento 159-2023 que operativiza la ley antigua, indicando que la mezcla de etanol en la gasolina debe empezar el 1 de enero del año 2025 y brindando 18 meses para que los actores clave se prepararen para iniciar la mezcla.  Lo mejor de todo es que Guatemala no debe inventar nada, ya sesenta países en el mundo lo han hecho, todos los vehículos son compatibles con un 10% de etanol, los importadores de gasolinas tienen experiencia en realizar la mezcla, el transporte y equipos que despachan gasolina ya vienen preparados para utilizar etanol, hay suficiente oferta de etanol en Guatemala y el mundo. Una de las cosas que me llama fuerte la atención de este reglamento es que establece que se puede utilizar etanol de cualquier parte del mundo, es un libre mercado y, adicionalmente, toma en cuenta la intensidad de carbono del etanol; es decir, que considera la huella ambiental en todo su ciclo de vida, esto con la finalidad de reducir mayores emisiones en el país.

Esperemos que ya el próximo año los guatemaltecos podamos tener el derecho de contar con una mejor calidad de gasolina, que por el mismo precio, se reduzcan emisiones y que mejore la calidad de aire. Si el país dejara de importar un 5% o 10% de gasolinas y utilizara alcohol en su lugar, podría ahorrar de US$100 a US$200 millones, automáticamente reduciendo al menos un 8% de las emisiones de gases de efecto de invernadero y ayudaría a cumplir los acuerdos internacionales ambientales que Guatemala se ha comprometido a cumplir. ¡Sin duda alguna, los guatemaltecos merecemos una mejor calidad de aire!