Todos nos encontramos en la vida con momentos álgidos en los que parece que las cosas se juntan y que la situación no marcha como esperamos y deseamos; la experiencia muestra que es cabalmente en esas condiciones cuando se debe hacer un alto en el camino para hacer un repaso de las circunstancias, de a dónde queremos llegar y qué es lo que nos hace difícil avanzar en la búsqueda de los objetivos. Creemos que para el gobierno de Bernardo Arévalo es preciso ese alto en el camino porque hay diversos temas álgidos que se encuentran sobre la mesa y se necesita evaluar este momento para seguir evitando tropiezos mayores.
El tema de la Fiscal General es, sin duda, el meollo de la problemática que deben enfrentar, pero también hay aspectos que tienen mucho que ver con la planificación de acciones políticas y la forma en que hay que comunicarse con la gente para evitar conflictos innecesarios que apartan la atención de lo fundamental. Si el tema de Porras es toral, no debía “sacarse” sin tener los votos porque el mensaje que se mandó fue totalmente adverso.
No podemos olvidar que aunque el período de transición que hubo desde la Segunda Vuelta hasta la toma de posesión fue largo, ello no permitió que se pudiera concentrar ningún equipo político en la planificación porque realmente vivieron a salto de mata ante la persistente ofensiva de quienes pretendieron anular las elecciones. Ya en el poder, poco se ha hecho para alcanzar acuerdos políticos que además les permita remover la estructura de VAMOS que al día de hoy todavía informa a sus antiguos jefes lo que pasa en muchas de las dependencias e instituciones del Estado.
En la actualidad es urgente fortalecer el equipo político con experiencia y claridad que pueda proponer acciones que eliminen esas innecesarias fricciones y contradicciones que consumen tanto tiempo y esfuerzo y que se aleje del alfaque del día a día. No es momento de dar palos de ciego y mientras menos se recurra a lo de prueba y error, más rápida y efectivamente se puede implementar una política definida y clara. Y se debe mejorar el esfuerzo de comunicación con la ciudadanía para que todos puedan entender lo que se persigue desde las más altas esferas, sin sobresaltos que pueden parecer signo de improvisación, factor que debilita a cualquier gobierno.
Las reuniones del Presidente con los sectores organizados y sus principales (indígena, empresarial y social) es fundamental, así como una mejor coordinación con el presidente del Congreso de la República. En La Hora consideramos que hay caminos para alcanzar acuerdos sin la corrupción de siempre.
Ejercer el poder no es fácil y se pueden entender algunos errores por los factores limitantes que señalamos arriba, pero cada día que pase sin que se enderece el rumbo y se ponga en marcha un plan debidamente discutido y elaborado, se vuelve tiempo perdido que finalmente todos terminaremos lamentando, pues es imperativo encontrar la ruta que permita ejecutar debidamente lo que el ciudadano en las urnas ordenó como el claro mandato de eliminar los vicios de la corrupción para generar más y mejores oportunidades.
Sumar al equipo un grupo con la claridad y visión necesaria que diga lo que algunos en el día a día no ven, además de la experiencia en manejo de crisis políticas, es lo que debiera resultar luego de un breve pero profundo alto en el camino.