Luis Augusto Horta Nogueira
Brasileño, Ingeniero Mecánico, especialista en economía energética, doctorado en Ingeniería Mecánica y Post Doctorado en Aprovechamiento de Energía. Ex director técnico de la Agencia Nacional de Petróleo en Brasil, consultor internacional en planificación energética, energías renovables, biocombustibles, bioenergía, planificación en sistemas energéticos, energía, biomasa y cogeneración, entre otros. Consultor internacional para CEPAL, PNUD, BID, FAO, OLADE, IRENAy ONU, entre otros.
Autor de varios estudios cientificos relación a los biocombustibles, bioenergía y conocedor del potencial del uso del etanol en la región centroamericana y en Latinoamérica.
A veces las mejores soluciones a nuestros problemas están frente a nosotros y no nos damos cuenta, es casi una paradoja. Creo que esto sucede en Guatemala, que importa todos los combustibles que utilizan sus vehículos, consumiendo una parte importante de sus divisas, contaminando el aire de sus ciudades, emitiendo gases que provocan el cambio climático, cuando inmediatamente podrían reemplazar una parte importante de la importación de gasolina con la mezcla a partir de etanol de caña de azúcar, sustentable y renovable, producida en el propio país, generando empleo e ingresos, mejorando la calidad ambiental y cumpliendo compromisos para descarbonizar su matriz energética, sin modificar su actual flota de vehículos.
El uso de mezclas de gasolina y etanol al 10% es una alternativa energética moderna y eficiente, actualmente adoptada por más de 60 países industrializados y en desarrollo de todos los continentes, sean productores o no de etanol, sin que se hayan registrado problemas técnicos en el sistema de distribución y venta de combustibles. La mezcla funciona bien en vehículos nuevos y viejos, incluidas las motocicletas. En varios países se usan mezclas con niveles superiores, incluido el etanol puro, las cuales son adoptadas con éxito en vehículos que utilizan sólo ese combustible o en los “flex fuel”, que queman cualquier mezcla de gasolina y etanol, como la mayoría de la flota brasileña.
Desde hace tiempo se propone e intenta adoptar en Guatemala esta ventajosa innovación tecnológica, pero surgen críticos y detractores, desinformados o mal informados, por ignorancia o por mala fe, señalando dificultades infundadas y problemas inexistentes. Nos recuerdan a quienes luchan contra las campañas antitabaco y de vacunación, difundiendo grandes mentiras y perjudicando a todos.
Desde la introducción de los vehículos de motor en la sociedad moderna y durante casi un siglo, las especificaciones de los combustibles eran definidas por la industria petrolera en sus refinerías, cumpliendo objetivos de desempeño en el desarrollo de motores. Por tanto, estaba justificado añadir plomo y aromáticos a la gasolina. Sin embargo, en las últimas décadas, con una mayor conciencia entre la población y los gobiernos sobre los impactos que tienen las emisiones de gases de los motores de combustión en la salud humana y el medio ambiente, las especificaciones de los combustibles comenzaron a ser definidas por los fabricantes de vehículos.
En este sentido, buscando orientar a los gobiernos y armonizar las especificaciones de combustibles en diferentes países, las asociaciones de la industria automotriz, como la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles de Europa, la Alianza de Fabricantes de Automóviles de Estados Unidos, la Asociación Japonesa de Fabricantes de Automóviles de Japón, entre otros; publica y revisa periódicamente la Carta Mundial del Combustible (WWFC) desde 1998.
La versión más reciente, de finales de 2019, está disponible en internet y puede ser consultada por cualquier interesado, para verificar que se recomienda para todos los países agregar un 10% de etanol para cumplir con el nivel mínimo de 2.7% de oxígeno en la gasolina, incluso aceptando niveles superiores. https://www.acea.auto/files/WWFC_19_gasoline_diesel.pdf).
En rigor, no existen restricciones técnicas que impidan la adopción del etanol combustible en Guatemala, y es más difícil justificar por qué “no usarlo” que justificar su uso.
Siendo un importante exportador de etanol y, al mismo tiempo, un importador de combustibles, es ciertamente una gran paradoja que hasta el día de hoy Guatemala aún no haya adoptado el combustible renovable y más limpio que produce, como lo están haciendo muchos países. Afortunadamente esto debería cambiar, pues Guatemala va en la dirección correcta: a partir de 2025 los automóviles guatemaltecos comenzarán a utilizar gasolina con 10% de etanol, una opción ambientalmente sustentable que puede introducirse en el corto plazo y que es técnica y económicamente viable, para todos y sobre todo necesario. El único riesgo será el arrepentimiento de no haber adoptado antes el etanol.