Ayer el gobierno dio un paso al frente respecto al tema de la corrupción en el gobierno anterior y las maniobras de Alejandro Giammattei y Miguel Martínez, denunciando ante el sistema de justicia la célebre compra de las vacunas rusas Sputnik V, negocio que ha sido seriamente cuestionado, tanto local como internacionalmente al punto que Estados Unidos sancionó a la pareja del expresidente por ese mismo contrato. El punto de partida para empezar a desenmarañar el asunto está en el contrato que firmó la entonces Ministra de Salud Pública, doctora Amelia Flores, razón por la que contra ella se presentó la acción que abre la puerta para más profundas y serias investigaciones.
Hoy la doctora Flores dio una entrevista exclusiva a La Hora en la que señaló que ella fue citada a una reunión con el presidente Giammattei y el canciller Pedro Brolo, en la que se le informó de la posibilidad de adquirir las vacunas rusas, dando inicio así a ese proceso de adquisición altamente cuestionado. La ministra, efectivamente, firmó un contrato que estaba redactado en idioma inglés (lo que lo hace inválido de entrada) y que, además, establecía acuerdo de confidencialidad, pasando por alto que la legislación nacional establece con absoluta claridad que “todos los actos de la administración son públicos”, es decir que no cabía posibilidad alguna de mantenerlo en secreto.
El señalamiento presentado ayer ante los tribunales y expuesto posteriormente a la opinión pública por el mismo Arévalo y funcionarios de su gobierno, obliga a una seria investigación sobre ese negocio que forzó al país a adquirir una vacuna que ni siquiera recibió la aprobación de la Organización Mundial de la Salud, ello pese a la gravedad de la pandemia y la urgente necesidad de proteger a la población con una vacunación realmente efectiva.
La ministra, preguntada sobre si hubo alguna presión de Miguel Martínez para aceptar el contrato con esos y otros graves vicios, dijo que a ella una vez le habló Martínez para pedirle el nombramiento de alguien y que al negarse no volvió a ser contactada por la pareja del gobernante. Todo ello no obstante que es de conocimiento público que nada ocurría en el gobierno sin el visto bueno de quien se proclamó Jefe de Jefes. En todo caso la doctora Flores recibió las instrucciones directamente del mismo Giammattei, como según aquel audio ocurría con Consuelo Porras y Curruchiche.
La firma del contrato, mismo que ella no negoció de primera mano y de forma inicial, hace que la exministra de Salud Pública explique cómo se dio el entretelón de la negociación, aunque ella simplemente siguiera instrucciones de la Presidencia y de la Cancillería, situación que ella asume afirmando que tanto Giammattei como Brolo la citaron para iniciar el proceso con los rusos. La Cancillería le hace llegar a ella el contrato respectivo.
Indudablemente es un primer paso para abrir la seria y profunda pesquisa que tiene que haber para llegar hasta las últimas instancias, cuando tengamos autoridades que entiendan su deber y obligación, para ir tras los burdos casos de corrupción del gobierno anterior.