Esta es la mejor recomendación que puedo dar como médico de salud pública a los guatemaltecos “de a pie”. Las décadas que he trabajado en el sistema de salud han sido maravillosas porque he podido aportar y dedicarme de lleno a atender a todo tipo de pacientes y todo tipo de enfermedades. Sin embargo, la parte triste de trabajar en este sistema es que todos esos años he visto carencias, crisis, caos, hacinamiento y abandono gubernamental, las cicatrices que llevo por trabajar en esas condiciones precarias son profundas, ya que no todos somos indolentes ante estos problemas de país, mis zapatos médicos además de mancharse de sangre se han empolvado en las calles de tanta protesta y manifestación en las plazas y los distintos despachos, mi grito siempre ha sido fuerte en defensa y representación de los más necesitados.
Pensé que después de más de 100 días de valiente lucha de los 48 cantones, alcaldías de Atitlán y los de la Bethania se iba a lograr verdaderos cambios. Si bien es cierto el pacto de corruptos aún ensombrece al país, 100 días de este nuevo gobierno deberían ser suficientes para tratar con urgencia la grave situación del sistema de salud. No pedimos magia, no pedimos lujos, solo pedimos lo mínimo: medicinas para trabajar urgentemente.
¡Siempre hemos hecho el mismo grito de auxilio a los ministros de salud y presidentes de turno para que rescaten el sistema de salud que se ahoga en carencias, y siempre es lo mismo… sin respuesta!
Hoy nuevamente decenas de pacientes no podrán ser operados en el hospital San Juan de Dios por falta de anestésicos. A pesar de nuestras advertencias, nuestras suplicas, nuestras peticiones, nuestras exigencias para que abastezcan los hospitales, el ministerio de salud ha sido incapaz de levantar el sistema, hace semanas se nos ofreció que en 48 horas la situación cambiaria, contrario a mejorar estamos peor, la única acción del ministerio de salud ha sido sacar medicinas de otros hospitales para ir abasteciendo al San Juan. La deuda con proveedores sigue activa, el dinero ya se acabó y apenas estamos en abril. Pareciera que el gobierno y los médicos hablamos idiomas distintos, porque para nosotros solucionar urgentemente debe ser cuestión de días, pero para la administración son meses para responder. ¿Hasta cuándo?, yo ya perdí la esperanza, mi grito se ahoga y ahora solo puedo pedirle al guatemalteco que no se enferme, porque el compatriota no puede darse ese lujo. En Guatemala la salud dejó de ser un derecho para convertirse literalmente en un lujo, en privilegio de clase social. El que tiene dinero para pagar un hospital privado puede enfermarse, el resto deberá permanecer sano, o si enferma viajar al Salvador, México u otro país donde la salud sea importante. Ya no hago llamados a presidente o ministro porque no son escuchados, llamo a población: NO SE ENFERME!