Mitad en serio, mitad en broma, mi amigo soltó la pregunta mientras bebíamos café en uno de esos lugares en donde además del café te puedes comer un diminuto bocadillo dulce por el precio de un almuerzo completo. Cuestión de perspectivas quizá, pensé, al tiempo que no pude evitar la carcajada. “¿Por qué te causa risa la pregunta?”, dijo, “creo que tarde o temprano se tendrá que hablar de recursos provenientes de afuera del planeta”, insistió, desviando la mirada hacia su taza de café que aún lucía humeante. Yo acababa de leer en The New York Times (un par de horas antes) un breve artículo en el que se cuestionaba la propiedad de las rocas espaciales. Y recordé a más de algún docente y aquellas largas disertaciones magistrales en las aulas de la universidad, acerca de los bienes muebles e inmuebles. Un bien mueble lo es porque puede moverse y transportarse de un sitio a otro, contrario a lo que ocurre con un bien inmueble que siempre va a ocupar un espacio geográfico dentro de un territorio determinado. Aunque los ordenamientos jurídicos pueden variar de un Estado a otro, en términos muy generales la premisa que sustenta la concepción de un concepto y otro, por obvias razones, es más o menos la misma en todas partes. Pero, qué ocurre si un meteorito que quizá luego sea valorado en algunos o varios miles de dólares cae en un terreno que es de tu propiedad, ¿es este meteorito considerado un bien mueble en tal caso? Ese era el punto de partida para el cuestionamiento realizado por mi amigo. Y aunque inicialmente me causó cierta gracia, reconozco que en el marco de la aplicación de normas jurídicas (donde las haya al respecto), ello quizá represente un reto singular en términos de aplicación de justicia, por muy absurdo que parezca o por irrisorio que resulte. No obstante, aunque la explotación de recursos provenientes de allende las fronteras planetarias fuera un asunto posible en corto plazo, seguramente por estos lares ello nos llegaría solamente como noticias en los diarios y en los noticieros. Quizá por eso me causó gracia la pregunta de mi amigo, por el escepticismo que a veces nos despierta realidades próximas que a pesar de todo no serán nuestras realidades, sino solamente algo que por la misma dinámica de la historia nos hemos acostumbrado a ver como algo muy lejano, algo que puede apreciarse solamente como desde los cristales de una ventana que no nos pertenece, quién sabe.
Adolfo Mazariegos
Politólogo y escritor, con estudios de posgrado en Gestión Pública. Actualmente catedrático en la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos de Guatemala y consultor independiente en temas de formación política y ciudadana, problemática social y migrantes. Autor de varias obras, tanto en el género de la narrativa como en el marco de las ciencias sociales.