Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Nuestro modelo político ha tenido varios pecados que podemos considerar como originales y determinantes, pero acaso el más grave haya sido que los electores, tras acudir a las urnas y elegir a sus autoridades, se desentendieron por completo de su papel como ciudadanos y dejaron que los electos hicieran literalmente lo que les diera la gana. Cada nuevo gobernante recibía un cheque en blanco para que hiciera y dispusiera lo que le parecía. No había mandato porque, para empezar, las campañas nunca se basaron en programas sino en propuestas tan vacías como las últimas, la de que la violencia se combate con inteligencia o la de la mano dura y tras esas frases giró el interés de los ciudadanos.

Nunca se dijo cómo se podrían lograr objetivos sino que cada campaña era, como dijo alguna vez Alfonso Portillo, una suma de mentiras para agarrar de babosos a los ciudadanos. Los políticos lo entendieron así y actuaron de conformidad con esa actitud ciudadana, es decir, hicieron uso y abuso del cheque en blanco, lo que se tradujo en un modelo político en el que la población no contaba porque todo se hacía por y para los negocios, para enriquecer a los gobernantes de turno y mantener privilegios a los financistas de siempre.

En esta elección eso cambió radicalmente. Jimmy Morales fue electo, pero no llega con un cheque en blanco y por ello ahora, desde sus primeros días como Presidente Electo, tendrá que tener mucho cuidado al hacer pactos con los grupos de poder porque por vez primera habrá un pueblo vigilante, que ya probó su fuerza cuando logró que el General de la mano dura y su vicepresidenta tuvieran que renunciar luego de haber sido formalmente señalados por actos de corrupción. Pero justo es decir que con todo y el enorme mérito de la CICIG y el Ministerio Público, si la gente no va a la plaza, tanto en la capital como en el interior del país, no hubiéramos visto el mismo desenlace y, por supuesto, ahora estaríamos comentando posiblemente el triunfo de Baldizón, de Torres o de Sinibaldi.

Me comentan que hay ya una convocatoria para el 14 de enero a las 14 horas para que la gente vuelva a la plaza bajo la consigna de que “esto apenas empieza”, en clara señal de que el guatemalteco no volverá a enclaustrarse dejando que con sus recursos se puedan hacer micos y pericos. Y el mensaje no es únicamente para Morales y Cabrera, los electos Presidente y Vicepresidente de la República, sino para los grupos de poder que tradicionalmente corren a hacer rosca alrededor de quienes llegan al poder para controlar sus movimientos desde el primer día.

Jimmy Morales tendrá ahora infinidad de propuestas de gente que desea “colaborar” con su gobierno, pero tendrá que ser cauto y mesurado porque, a diferencia de lo que pasó con todos sus antecesores, ahora el pueblo se convirtió en sujeto y no se conformará con ser adorno.

Siempre he dicho que este proceso es largo para construir nuestra real democracia, pero lo bueno es que se sigue avanzando y ojalá no se pierda el impulso.

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