El pasado domingo fue un día especial para la población católica del mundo y, muy especialmente, para los de Quezaltenango. El evangelio correspondiente a ese día peculiar de la cuaresma recuerda el único momento de ira que mostró Jesús durante su vida en la tierra, cuando expulsó chicote en mano a los mercaderes del templo que habían convertido en mercado la casa de su padre, según el relato bíblico. Y en Xela, el sacerdote José María Ferrero, (Padre Chema) abordó el tema desde una perspectiva muy concreta, señalando la actitud del Alcalde de la localidad y una Concejal de su partido, que usando la ley de femicidio, mantienen a tres Concejales de oposición fuera de las sesiones, con la única intención de evitar fiscalización a lo que se discute en el Concejo Municipal.
El padre dijo que muchos católicos toman la postura de no meterse en esos asuntos, pero que la enseñanza de Jesucristo obliga a “comprometerse” y que ello significa que hay que luchar hasta sacar a los corruptos de los puestos en los que amasan fortunas y manosean las leyes para asegurarse la total impunidad y que nadie los señale. Comprometerse, dijo el padre Chema, es meterse con toda la fuerza y vigor para acabar con esas lacras que existen a lo largo y ancho de nuestro país y que hacen tanto daño como para provocar muertes, la migración de millones de guatemaltecos y complicar las inversiones que generarían muchas de las oportunidades que la gente está buscando.
El tono enérgico del sacerdote hizo recordar el papel que ha jugado la Iglesia en países como Nicaragua donde obispos y sacerdotes fueron apresados por criticar al gobierno, precisamente por su corrupción y la violación de derechos fundamentales. Esos clérigos ahora están en el Vaticano luego de haber sido expulsados de su propia patria después de que les quitaran la ciudadanía.
En Guatemala durante muchos años muchos, no únicamente los católicos, dejaron de meterse en problemas señalando a los operarios de la corrupción, sobre todo cuando se vio lo que les pasaba a los que en cualquier campo de la vida señalaban los efectos devastadores del incesante y grosero saqueo de los recursos públicos. Era preferible, según la mayoría, voltear los ojos a otro lado y no inmiscuirse en un tema tan escabroso que dirigen personas que han acumulado no solo dinero mal habido sino poder suficiente para controlar los poderes del Estado.
El caso de Xela es ilustrativo y se repite en muchos de los estratos del país. Y el uso de la ley de femicidio para impedir que concejales electos por el pueblo lleguen a las sesiones y fiscalicen, refleja hasta qué punto el manoseo de las leyes es herramienta eficaz para asegurar continuidad de negocios oscuros y la plena impunidad.