La alfabetización, según el Diccionario de la Lengua Española, se define como la acción y efecto de alfabetizar. El mismo diccionario precisa que alfabetizar, significa enseñar a leer y a escribir.
En Guatemala y otros países del planeta, es necesario redoblar esfuerzos de autoridades del sector público, del Estado, del Gobierno, las Corporaciones municipales, los empresarios y organizaciones de sociedad civil, para impulsar el compromiso de erradicar el significativo porcentaje de analfabetismo que todavía existe entre millones de sus habitantes.
El analfabetismo es un fenómeno estructural negativo para cualquier sociedad y país, porque es signo de subdesarrollo, de atraso que detiene el progreso humano y condena a la ignorancia a quienes no tienen oportunidad de acceder al sistema educativo y menos a una educación de calidad. En el caso de Guatemala, hace mucho tiempo que los Gobernantes de derecha y ultraderecha, así como buena parte de la clase política corrupta, abandonaron ese deber del Estado.
La ignorancia alimenta prejuicios, estereotipos, estigmas y fomenta la discriminación, racismo, xenofobia, exclusión, segregación. Es ineludible terminar con el analfabetismo estructural, sacar a los analfabetos del oscurantismo, pero también educar continuamente a la humanidad global en el conocimiento, comprensión, interiorización, respeto y defensa de derechos humanos (DD.HH.)
Por lo general, sobre el tema de derechos humanos existe mucha ignorancia que se traduce en intolerancia hacia ese tipo de derechos, esto sucede porque la gran mayoría de personas tiene absoluto desconocimiento de la filosofía, historia, doctrina, naturaleza, origen, evolución histórica, clases, generaciones, universalidad, diversidad, catálogo de leyes, jurisprudencia, tratados, convenciones, declaraciones, sistemas de protección, sujetos violadores, compromisos y deberes de los Estados con los derechos humanos. Son resultado de una milenaria lucha de la humanidad.
Ejemplo de intolerancia y atraso es en Guatemala, un país donde abunda la ignorancia sobre el tema y prevalece entre funcionarios públicos de todos los niveles, en algunos profesionales y población en general. La ignorancia aumenta la incomprensión e intolerancia de los analfabetos en derechos humanos y da lugar a que se extiendan prejuicios y estigmatizaciones. Por ejemplo, hemos escuchado expresiones como: “Sirve para defender delincuentes”, “Defender derechos humanos es negocio” o “Derechos humanos es igual a terrorismo”.
Esas y otras expresiones despectivas surgidas del oscurantismo de las personas, procuran desprestigiar y distorsionar el legado de la humanidad que son los derechos humanos y que constituyen uno de los pilares fundamentales de la vida en democracia.
Por tales razones, insisto en la necesidad de superar el oscurantismo existente en Guatemala sobre los analfabetismos mencionados, el estructural y el de derechos humanos.
Confío en el nuevo Gobierno progresista guatemalteco conducido por el binomio presidencial de Bernardo Arévalo y Karin Herrera, que tomó posesión el pasado 14 de enero para el período 2024-2028. Es impostergable que el Ministerio de Educación erradique el analfabetismo estructural.
Para combatir el analfabetismo en derechos humanos, la autoridad de la Comisión Presidencial de Paz y Derechos Humanos (COPADEH), debería impulsar un programa sostenido de educación en derechos humanos para toda la población. Es decir, iniciar un proceso de alfabetización en derechos humanos. Vale recordar que…, “Sin derechos humanos no hay democracia”.