José Alejandro De León
Estudiante de Ciencia Política.
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Instagram: alejo.deleonm
Este 2023 ha sido una odisea política-electoral. Hemos presenciado hechos que marcan la política del país, con escenarios preocupantes que generan incertidumbre acerca de la estabilidad, gobernabilidad y, principalmente, la percepción de la ciudadanía sobre lo que verdaderamente es la dimensión estructural de la política, políty.
La cultura apolítica puede ser uno de los pilares principales que impulsaron la mayoría de estos actos catastróficos en materia pública e institucional. A pesar de que el padrón electoral haya aumentado, esto no representa la participación y acción de la ciudadanía en materia política. Numerosas personas mantienen el pensamiento que participar políticamente es empadronarse para ser ciudadano ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE) o empadronarse e ir a votar. Sin embargo, estas acciones no son las únicas que deben realizar. Votar es la primera fase de acción ciudadana. Luego de que se cierra el proceso electoral, sectores de la población no tienen mayor acercamiento a la coyuntura política, más allá de lo que leen en medios de comunicación acerca de casos infames de funcionarios públicos.
La participación ciudadana es más que votar. Es más que ver noticias y mantenerse informado; es expresar y accionar. Elegir a nuestros mandatarios es un proceso paulatino que corresponde a los cambios de poder pertenecientes a un régimen democrático, básicamente, por ley. Sin embargo, la participación ciudadana somete la voluntad y obligación cívica de la población, aunque no se encuentra establecida jurídicamente para que se cumpla. Por ende, se deja a voluntad de cada ciudadano ser partícipe en cuestiones políticas y de poder público.
Es fácil mencionar e incentivar la participación política. Se puede observar a muchas organizaciones o actores nacionales e internacionales fomentar la acción ciudadana a través de cursos, foros, charlas o conferencias. Sin embargo, queda un vacío que no responde a la duda que sé que muchos de nosotros tenemos, y es… ¿Cómo podemos accionar?, ¿Cómo lo hacemos? La acción puede surgir de distintas maneras, sin embargo, como ciudadanos debemos comprender cómo funciona la gestión pública en Guatemala. Es decir, las prácticas y acciones tan cuestionables que se elaboran y ejecutan por funcionarios públicos y ahora instituciones, que no crean más que desconfianza y descontento.
Por lo tanto, una forma de participación a la que le tengo mayor confianza y buenas expectativas es la auditoría social. Esto como una forma de acción comunitaria que puede realizarse sin mayores riesgos y obstáculos, ya que existe un marco normativo que lo respalda y avala como derechos y obligaciones de los ciudadanos. Según el artículo 17 del código municipal, inciso h, parte de los derechos de los vecinos es integrar la “Comisión Ciudadana Municipal de Auditoria Social”, permitiéndoles informar, verificar, proponer, evaluar y analizar el actuar de las instituciones estatales y no estatales en materia de administración y ejecución de recursos públicos. Incluso, la auditoría social puede realizarse sin pertenecer a la comisión, aunque es recomendable tener respaldo de organizaciones y demás vecinos que puedan apoyar el objetivo de un mejor goce de servicios públicos de bien común.
Existen otras formas de participar, como integrar la Asociación de Vecinos, la Alcaldía Auxiliar o Comunitaria, ser parte del Concejo Comunitario de Desarrollo (Cocode), el Concejo Municipal de Desarrollo (Comude) o hasta el Concejo Departamental de Desarrollo (Codede). Estas son algunas de las muchas opciones que existen para accionar y participar directamente en política de forma local, con mayor probabilidad de impactar objetivamente.