Estamos a punto de acostar el 2023 y pararnos frente al 2024. ¿Será fácil navegar ese año? Permítanme ante todo saludarles, sin prometer nada, en un año que pinta políticos y política y un desarme de gobierno cargado de esperanzas, frustraciones, decepciones y agotamientos. Bueno ¡hablemos de ello!.
El 2024 abrirá con la fiesta de toma de posesión y los siguientes meses, vendrán llenos de ofertas, promesas y mentiras. Veremos el espectáculo de subidas de humos, narcisismos y egocentrismos en muchos. A ello seguirán seis meses de horas extras sobre la espalda, para los que se involucren en la actividad política partidista (los correligionarios, candidatos y protegidos) y los que no. Esas horas extras semanales, depara a unos y a otros, una ecuación sencilla. Más trabajo = más estrés. ¡Tome nota desde ahora! el estrés tiene sus propias reglas. Trabajar muchas horas tiene un impacto más negativo en la mujer que en el hombre. Pero el estrés es engañoso y no solo se ve en lo político.
¿Sabías que…
Una de cada diez personas que deambula por las calles de nuestro territorio, asegura que ha tomado fármacos antiestrés (aunque sea agua de hoja de naranja)
Ocho de cada diez asalariados, no tiene un horario laboral fijo (puchis… ¿y eso no es estrés)
Cada semestre muchos profesores ha sufrido algún tipo de baja laboral (y aun así, ahí están a favor de su líder)
Los guatemaltecos tenemos menos vacaciones al año que los europeos (eso si puede estar jalado para algunos)
Quién sabe cuántos sufriremos el síndrome post toma de posesión y el 2024 nos pide añadir la comezón política…¡No hay derecho! y puedo asegurarles que los más cansados psíquicamente, serán aquellos que trabajen esas horas extras de cara al público. (Eso produce muchísimo estrés).
En esta parte del mundo es claro que, a pesar de ser obligación de todos, no nos agrada la política; su demanda de acción y responsabilidad y no nos agrada contribuir a la democracia, pues antes yo que los demás y eso al balancearse, claramente inclina la situación a …fraudes y corruptelas. Trabajar por la democracia, no es ser cómplice partidista y mucho menos oportunista. Sin embargo, muchos piensan que involucrarse en política va contra los intereses de uno mismo y añaden que eso nos lo cobra el cuerpo y el alma con creces, sin comprender que nuestra actitud aliena. ¡Vaya! la mejor manera de prevenir esto es, no fanatizarse ni por una idea ni por un partido, sino razonar, dialogar, divulgar y participar, con la esperanza y la fe de que lo correcto triunfará. ¡Que retorico resulto!, pues sin espacios políticos para ello, eso resulta tan solo una ilusión.
Esperabas algunos consejos, ahí te van. El que sabe de antemano no se estresa, y tampoco contribuye a que este se riegue como cohetillos navideños. Empieza un compromiso político y si tienes claro que solo va a la muerte, dale la mano para que ello no suceda. Un partido actuando en solitario resulta patético, pero insuficiente. Y segundo ponle ojo a lo siguiente: No es progresista un candidato y su partido, que se apoya en servicios publicitarios preparados para armar mentiras y operaciones de espionaje y desprestigio de sus opositores. No es progresista un candidato o un partido que no cree y copta la división de poderes e intenta manejar la ley y la justicia como su apéndice de intereses. Si todo eso consideras desde ahora, el estrés como las falsas promesas, pasarán sobre ti, y no tendrás que asilarte en tu soledad.