Para reforzar la salud, hay miles de decires y recomendaciones y dentro de esto creo que lo único cierto, es lo que decía mi abuela: ¡mijo! si algo te dicen que sirve para todo, no sirve para nada. De tal forma que hoy voy hablar de suplementos.
No mucho hace que la prestigiosa revista Journal of Nutrition, señalaba la existencia de alrededor de casi cien mil productos de suplementos dietéticos diferentes, en los estantes de las tiendas estadounidenses; lo que traducido a términos monetarios constituye una industria de 30,000 millones de dólares. Y un ciudadano que deambula por los pasillos de tales comercios es muy posible que escoge cuál suplemento llevarse, tras consultar el famoso Google y en este encuentro electrónico, se entera desde lo mejor para controlar los nervios, lo que le hace más espirituoso o feliz la vida, hasta el medicamento que: mejora la salud del corazón, promueve el crecimiento muscular y aumenta la vitalidad. Realmente la mayoría de esas afirmaciones, vagas pero audaces sobre la salud, son creíbles por muchos a tal punto que, en nuestro vecino país, se calcula que siete u ocho personas de cada diez, toman algo que lo consideran un suplemento para su salud. Nosotros no hemos de andar muy a la deriva de eso.
¿Y qué sucede dentro del gremio médico al respecto? pues nos topamos con posiciones desde los que no le dan fe a nada, hasta los que creen en los milagros de los suplementos dietéticos y en medio nos ubicamos la mayoría de galenos que…dudamos y nos vamos a la ciencia.
¿Qué dice entonces la ciencia? Pues que al ciudadano de a pie, hay que ponerle todo en claro. La mayoría de los suplementos del mercado, tienen muy poco efecto en la salud y simplemente pasan por el cuerpo o usted no los necesita para reforzar su salud. Bueno, quizá si para reforzar su seguridad en sí mismo.
Veamos unos ejemplos:
Calcio: Su primera pregunta debe ser: ¿para qué se usa? Se afirma que el calcio ayuda a fortalecer los huesos y que si tiene niveles bajos, puede aumentar el riesgo de pérdida ósea y fracturas en su tercera edad.
La evidencia fisiológica científica le dirá que de hecho, el calcio es clave para la salud ósea, y la suplementación podría ayudar a reducir la pérdida ósea y el riesgo de fracturas en adultos mayores. Pero otras investigaciones sugieren que los niveles altos, pueden aumentar el riesgo de enfermedad cardíaca y presentar otros riesgos. Y hay estudios que muestran que la absorción del calcio, depende de la forma de presentación y consumo y sobretodo del estado de salud.
Entonces -nos dicen los nutricionistas que son los que más saben de esto- lo mejor que puede hacer usted es, obtener calcio de alimentos como las sardinas, las verduras de hoja verde y los productos lácteos, y que decir de las tortillas y así mantener la dosis de ese micronutriente de forma adecuada. Claro que, si su médico está seguro de que usted tiene pérdida ósea, los suplementos pueden ayudar si su dieta es inadecuada, pero la forma en que se le prescriba es lo importante y no simplemente es cosa de retirar del escaparate de la tienda o indicación del dependiente, la forma que a usted le gustó o a él le gusta de la presentación.
Aceites: acá hay toda una fila de productos y decires de lo más incongruente y variado. Veamos solo uno. Cápsulas de aceites de pescado. El aceite de pescado que ve en los escaparates, usualmente es derivado de pescados como el atún y el arenque, y su gracia es que contiene ácidos grasos omega-3, que actúan como antiinflamatorios. Las personas van tras estas grasas y las toman para según ellos, protegerse contra la inflamación crónica, que está relacionada con un mayor riesgo de cáncer, enfermedades cardíacas, diabetes y algunos otros problemas de salud y ¿el cambio de estilo de vida? Bien gracias eso no entra en el juego.
Lo que la ciencia dice es que efectivamente la investigación ha encontrado que el aceite de pescado puede reducir la inflamación y aliviar los síntomas como las de la artritis reumatoide. Algunos médicos incluso los prescriben para ayudar a los pacientes a controlar los niveles de colesterol; pero, si las personas con antecedentes de enfermedad cardíaca pueden obtener un pequeño beneficio de esto, también es cierto que no se ha demostrado que los suplementos de aceite de pescado reduzcan el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas en aquellos que aún no las tienen. Qué queremos decir: que no existe un suplemento que sustituya lo que debe ser un tratamiento completo para prevenir, tratar y controlar una enfermedad, son varias cosas las que entran en juego.
Veamos un último ejemplo. A raíz del COVID-19, las personas tomaron mucho interés en el fortalecimiento de su sistema inmunológico y la interpretación de la ciencia que se dio respecto al elemento llamado zinc, fue que este mineral es excelente para ayudar a combatir las infecciones y su deficiencia o consumo bajo, está relacionado no solo con un mayor riesgo de adquirir enfermedades infecciosas, sino con su severidad y sus complicaciones. Claro que hay estudios que muestran que tomar zinc mejora respuestas inmunitarias. Pero las personas que en general son saludables y comen una dieta balanceada, probablemente no necesitan preocuparse y ojo: la ingesta alta de zinc puede causar náuseas y malestar estomacal, y tomar demasiado puede suprimir el sistema inmunológico.
Cuando se trata de entender la investigación sobre suplementos y vitaminas, la advertencia de la Dra. JoAnn Manson, jefa de medicina preventiva en el hospital Brigham and Women’s, y profesora de medicina en la Facultad de Medicina de Harvard resulta pertinente a médicos y personas «A menudo, el entusiasmo por las vitaminas y suplementos supera la evidencia. Y cuando se dispone de evidencia rigurosa de ensayos controlados aleatorios, a menudo los resultados están en desacuerdo con los hallazgos de los estudios observacionales». El Dr. Thunder Jalili que trabaja con el Departamento de Nutrición y Fisiología Integrativa de la Universidad de Utah, también nos aporta un buena recomendación: “Es importante tener en cuenta que ningún suplemento solucionará por completo los efectos de una mala alimentación en la salud. La única buena regla es: Coma alimentos saludables que sean buenos para usted».
La lección de lo anterior, permite un consejo: Si tiene preguntas sobre cualquier tema relacionado con su nutrición, incluidos los suplementos, probablemente su médico no sea la mejor persona con quien contactar. La mayoría de los médicos en nuestro medio, reciben una formación nutricional mínima en la facultad de medicina. Su médico sólo tendrá conocimientos de nutrición, si está motivado y es autodidacta. Y entonces la mejor fuente es la nutricionista o el nutriólogo.