En este año 2023 se cumplen 79 años de la Revolución de octubre, dentro de los principales detonantes de este pronunciamiento del pueblo de Guatemala, fueron los asesinatos de la maestra María Chinchilla, y del fundador de diario El Imparcial, Alejandro Córdova.
La maestra Chinchilla fue asesinada el 25 de junio de 1944 en una manifestación pacífica que se realizaba para exigir: “Libertad, democracia y la renuncia del presidente Jorge Ubico”. En una nota de prensa publicada en diario El Imparcial se lee: “Como protesta por los hechos un grupo numeroso de mujeres de diferentes sectores sociales se congregaron en el Templo de San Francisco a las 17:00 horas, acudieron en traje de negro, portando sus devocionarios y velas de cera…
Habían avanzado tres cuadras, en medio de emocionada valla que formaba el público, cuando fueron detenidas violentamente por los disparos de la fuerza armada… La señorita profesora María Chinchilla falleció en el trayecto al hospital, víctima de un disparo que recibió en el pómulo derecho”.
En la 6ta. avenida y 17 calle, donde le dispararon, se colocó una placa que dice lo siguiente: “En este lugar fue vilmente asesinada la maestra María Chinchilla, el Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala -STEG- le rinde un homenaje póstumo en el cincuentenario de su fallecimiento, Guatemala 25 de junio de 1994”.
María Chinchilla es héroe y mártir del magisterio, fue sepultada en el “Panteón del Maestro” del Cementerio General de Guatemala. El Ministerio de Educación de Guatemala instituyó el 25 de junio de cada año, según Acuerdo Gubernativo número 352-2006, el Día del Maestro y de la Maestra.
Y Alejandro Córdova, fundador de diario El Imparcial, fue asesinado el primero de octubre de 1944; al día siguiente el titular de El Imparcial fue: “Alejandro Córdova cae asesinado en la sombra”; mi señor padre, el insigne literato León Aguilera en su libro publicado en 1952: “Treinta años de El Imparcial” en la página 259, capítulo XX, describe el nefasto asesinato de Córdova de la siguiente manera:
“Hombres extraños, patibularios vigilan el chalet de Alejandro Córdova y crean a su alrededor un ambiente de constante peligro. Córdova desoye los consejos de compañeros y amigos que lo instan a hacer un viaje a La Habana o a Nueva Orleáns, en donde tiene antiguos conocidos. Pero él prefiere estar en el ciclón al lado de su periódico, de sus compañeros. La tensión ha llegado a su clímax cuando en la madrugada del 1º de octubre, una madrugada sangrienta de domingo, Alejandro Córdova cayó asesinado frente a su chalet al bajar del carro de su amigo Freddy Koenigsberger, quien también recibió varias heridas, una casi mortal.
Asesinos de paga, del poncismo, se habían apostado tras el seto frentero al Chalet Las Gardenias y habían esperado pacientemente a que llegara la víctima propiciatoria. Esa madrugada Córdova había pasado una noche amigable en una casa de familia de su cariño, y habiéndole dado licencia a su chofer, Francisco Mendoza, desde hacía muchos años no sólo su piloto sino un hombre de confianza, se había dejado conducir por Koenigsberger. Córdova, aunque advertido, no juzgó que se cumpliese una orden tan criminal.
Al bajar del carro y abrir la portezuela es blanco de los primeros impactos, y al volverse sorpresivamente a investigar de dónde venían los tiros, recibe el que le habría de suprimir su preciosa existencia, al traspasarle el corazón. Koenigsberger corre a avisar a la fiel esposa de Córdova, doña Marta Castañeda de Córdova, pero un impacto le hace blanco por la espalda casi tocándole el corazón. Sangrando logra dar la alarma, doña Marta corre en gran dolor y sollozos a abrazar el cuerpo de su amado esposo, por tierra, muerto.
El poncismo manifestaba su culpabilidad al evitar a toda costa que el cadáver de Córdova se pusiese en capilla ardiente en su periódico, en El Imparcial, que era su obra y por el que había dado lo mejor de su existencia y hasta su vida misma. La policía obligó a que se mudase el cadáver del diario y hubo que trasladarlo a casa del concuño de Córdova, doctor Carlos Federico Mora, en donde estuvo en capilla ardiente y fue objeto de un continuo desfile de gentes de todas clases. Córdova había pasado a ser el símbolo del sacrificio, que anunciaba la tempestad redentora en el horizonte”.
En la edición del 21 de octubre de 1944, hace 79 años, el titular de El Imparcial fue: “Día glorioso del pueblo”, con editoriales alusivos al gran triunfo para Guatemala.