Juan de Dios Rojas

Su existencia viene de lejos, muy lejos acota la historia, aunque el caso actual representa tanto que se pierde la cuenta. Es del conocimiento público la suma millonaria que pierden los ingresos por ley, para desventura del país, urgido sobremanera de una mejoría notoria, en vez de recurrir más y más al endeudamiento que procede del extranjero ¡cuánto compromiso!

Consecutivas administraciones de gobierno, ensartando hasta ya no, la cartera de Finanzas, dizque del tesoro, representa una suma de verdad enorme sin duda. Tal compromiso implica por supuesto el lamentable hecho que generaciones, tras generaciones, están hipotecadas realmente. Pero vemos con tristeza y penurias sin cuento, la imposibilidad de prescindir del procedimiento.

El país afronta una época difícil tocante el dinero ¡don dinero! basta el alto precio del costo de vida para sentir a diario dicho ramalazo, capaz de ver la vida a cuadritos. A donde dirijamos los pasos tropezamos, inclusive, cómo muestras del contrabando, ingrato e incontrolable las vemos dondequiera, pues ya alcanzaron tarjeta de presentación, fruto directo de promociones gigantes.

De veras, pese a declaraciones vertidas de boca de funcionarios a quienes compete frenar siquiera este lesivo caso, hoy día de proporciones gigantesca a la postre, nada en dos platos. Sigue de frente tamaña acción lesiva al erario público. Tan amarrado viene a ser que nada ni nadie lo detiene, menos lo evitan. Estamos amolados, en virtud que prospera y avanza ante todos.

Los sitios fronterizos con los países circunvecinos forman un abanico de modos y maneras de contrabandear, el ejemplo visible queda ubicado a lo largo y ancho del río Suchiate, mediante grandes llantas transformadas en balsas repletas de mercadería, fruto del aludido contrabando, dañino al erario nacional, aludido varias veces en los presentes renglones, vistos y leídos.

La vía terrestre conforma el medio más puesto en práctica por oriundos o lugareños, su modus vivendi: la vigilancia policial en ese sentido, resulta si te vi, ya no me acuerdo y santos en paz. Tienen luz verde gracias a las «mordidas» frecuentes, sucedidas años seguidos de más años de repetir lo mismo, aunque de repente corregidas y aumentadas, merced a la listura chapina.

Urge cortar por lo sano el contrabando, muy dañino al fisco o finanzas públicas. Entendemos hasta al día de hoy que, por ejemplo, la entidad que debe estar al frente, la SAT, continúa acéfala, circunstancia directa que pone las cosas en plan inseguro de impedir sin consideraciones de ninguna índole el contrabando pernicioso con La Línea adelante, llevándose de todo en millones.

Ojalá el rumbo cambie en contra del contrabando hasta los huesos, con mirage a que millones de millones ingresen a donde corresponde estar «vivitos y coleando». Para beneficio directo y pronto posible de la población necesitada de habilitar cuanto tropiezo detiene el desarrollo y progreso de nuestra Guatemala. Con fondos propios, ausentes de manganeo, todo será mucho mejor.

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