Una adolescente de 18 años tendrá una cita la próxima semana, como es normal en las chicas de su edad, ha estado un poco nerviosa porque en los últimos días no ha encontrado el atuendo perfecto para la ocasión, su idea es lucir algo discreto, pero que a su vez refleje su personalidad. Ella, como casi todas las personas, cuestiona frente al espejo los “defectos” de su aspecto físico; sobre todo la forma de su nariz.
Al final, la chica inventó una excusa para no cumplir su cita, su inseguridad la inclinó a tomar esa decisión. Su nuevo atuendo le sentaba bien, pero ella consideró que todas las personas notarían las imperfecciones de su nariz, aunque las personas constantemente le dicen que luce perfecta, ¿se tratará del trastorno dismórfico corporal?
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Cuando hay inseguridades, el espejo no siempre es el mejor aliado, menos para alguien que padece el trastorno dismórfico corporal. Esta es una enfermedad mental en la que no se puede dejar de pensar en los defectos físicos; sin embargo, pasa desapercibido para las personas, resulta ser un tema para que la persona se sienta avergonzada, ansiosa, con depresión y lo cual representa un obstáculo para desenvolverse en la vida social.
¿CÓMO SE EMPIEZA A DESARROLLAR?
Las personas que lo padecen se enfocan intensamente en su apariencia corporal, pasan horas frente al espejo, tratando de ocultar sus “imperfecciones” para que nadie más las vea. Pero en otro punto se tienden a alejar de la sociedad para no ser vistos, ya que el defecto percibido les roba tiempo y energía para pasar con familia o amigos.
En esa misma línea, quien lo padece puede sentirse triste, solo y deprimido, por lo que es necesario que acudan con un especialista para aprender técnicas para gestionar sus inseguridades y sentirse menos agobiado por los pensamientos negativos.
ESTOS SON ALGUNOS DE LOS SÍNTOMAS
Si detectas que tienes algunos de estos síntomas puede que padezcas trastorno dismórfico corporal, apunta con cuáles te identificas y acude con un especialista para que te dé un diagnóstico certero.
Extrema preocupación por el defecto percibido, los demás no lo detectan y lo consideran poco importante.
La persona está plenamente convencida que ese defecto en su apariencia la hace deforme.
Piensa que todas las personas ponen especial atención a ese defecto de manera negativa o se burlan de él.
Trata de ocultar en mayor medida esa inseguridad con maquillaje, u otros atuendos.
Se compara constantemente con los demás.
Suele arreglar su apariencia con cirugías; sin embargo, nunca logra satisfacción.
Esta no es una situación que solo afecta a las mujeres, ya que los hombres también luchan con inseguridades y que muchas veces no mencionan por miedo al qué dirán. Los pensamientos excesivos pueden invadir la cotidianidad de las personas y causar una gran aflicción en el desempeño de sus labores. Algunas de las características más cuestionadas son: calvicie, nariz, cutis, arrugas, acné, cabello, calvicie, apariencia de la piel, brazos, masa muscular, entre otros.
¿CUÁL ES EL TRATAMIENTO?
Los profesionales de la salud mental enfatizan que el tratamiento incluye terapia cognitiva conductual, la cual ayuda a gestionar de mejor manera las emociones negativas. Una de sus enseñanzas explica que lo que piensan las personas afecta la manera en que se sienten.
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Otra de sus enseñanzas va dirigida a cambiar la manera en la que las personas ven su propio cuerpo, es un proceso lento, pero a medida que aprenden a gestionar los comentarios negativos, menos se centran en las imperfecciones y en formas de corregirlo.
También se recetan medicamentos que ayudan a que la serotonina funcione bien, algunos de ellos se les conoce como medicamentos ISRS (inhibición selectiva de la recaptación de serotonina), estos alivian a las personas con sus obsesiones y a sentirse menos angustiadas.
A veces también se requiere que las terapias se acompañen con estos medicamentos para tratar este trastorno.
Cuéntanos: ¿Alguna vez te has sentido identificado con esta situación?