POESÍA
Dashem Elizabeth del Rio Jordán Véliz
Dashem Elizabeth del Rio Jordán Véliz. Tiene 21 años y es de la ciudad de Guatemala. Actualmente es estudiante de cuarto año de la carrera de Ingeniería química industrial. Se considera una amante de los números por el día y una gran escritora incomprendida por las noches. En su tiempo libre le gusta leer, escuchar música, ver películas y escribir.
Desde los 11 años descubrió su pasión por la poesía al dedicarle un poema de su autoría a su maestra de matemática por su cumpleaños. Fue increíble poder transmitirle su cariño por medio de versos y estrofas y aún más al ver las lágrimas de felicidad. Con el paso de los años descubrió que le gustaba mucho escribir poemas de amor. Para ella la poesía es una forma muy genuina de transmitir sus sentimientos y emociones. Le parece fascinante lo que puede plasmarse a través de ella y la ha salvado en todos los sentidos.
Su género favorito sin duda es el romántico porque piensa que es algo que se ha perdido con el tiempo y que de cierta forma le gustaría recuperar. Tuvo la oportunidad de que tres de sus poemas fueran publicados en la antología Luz sobre poesía.
Creía estar para siempre perdida.
Me humillaste; de mí te burlaste
haciéndome , una sentir que no valía.
No imaginas cuánto te equivocaste.
No te esforzaste por recuperarme
y preferiste buscar a alguien más.
¿Tan sencillo fue reemplazarme
o la necesitabas para poderme olvidar?
Para decir quererme tanto
sí que me superaste rápido.
Vaya que me has engañado,
de ella te veo muy enamorado.
¿Qué tiene ella que no tenga yo?
No seas cobarde y dímelo.
¿Piensas que ella es mejor que yo?
Bien sabes que es imposible, admítelo.
No intentes borrar mi recuerdo.
Yo dejo huella donde quiera que voy.
Sabes que yo no pierdo
y no volverás a destruir lo que soy.
Necesitaba perderte y alejarte de mi vida
para ganarme y reencontrarme a mí misma.
De mi lienzo soy la artista
y de mi novela la protagonista.
Como una mariposa soy libre.
No intentes ni siquiera atraparme,
mi vuelo es tan impredecible
que siempre encontraré como escaparme.
Soy la más fuerte guerrera,
he derrumbado cada muro en mi camino.
Es como si algo en mí renaciera
y escribiera un nuevo destino.
Tuve la fortaleza para reinventarme,
para ti soy más que inalcanzable.
No tienes poder alguno para destrozarme,
siempre he sido y seré inquebrantable.
Me subí de nuevo a mi pedestal,
no soy egoísta al darme mi lugar.
Lo principal es mi salud mental
y nunca más pondré en riesgo mi felicidad.
Un amor incomprendido
¿Qué son esas tonterías del amor?
Esas palabras que no sirven de nada,
que envuelven lentamente al corazón
y me hacen sentir indignada.
¿Dónde han quedado aquellos jóvenes respetuosos
que cortejaban dulcemente a las doncellas?
Aquellos príncipes tan caballerosos
que recitaban las poesías más bellas.
Me hablaste tanto de fidelidad
y ahora vienes de rodillas suplicando por perdón
¿Cómo te atreves a pedirme otra oportunidad,
si para ti solo fui una diversión?
Tú no fuiste quién de respetarme,
incansablemente me mentiste.
Ojalá Dios pueda perdonarte
porque a mí ya me perdiste.
Y es que no existe cura
para este corazón partido,
pues para él es una tortura
recordar lo que ha sufrido.
He vuelto a ser la misma ilusa
que creyó en esos cuentos de hadas
y ahora soy quien se rehúsa
a estar de nuevo enamorada.
Mi corazón de piedra es.
Ya nadie lo volverá a flechar.
En el amor ya dejé de creer,
esas cursilerías me han dejado de interesar.
¡Cuán equivocada estaba
el día en que dije todo eso!
Pues alguien más reparó mi alma destrozada
con tan solo robarme un beso.
Quién diría que tú me inspirarías a continuar
cuando más sola y débil me sentía,
que mi pasado serías capaz de borrar
y contigo una nueva historia escribiría.
Mis heridas internas sanaste,
las vendas de los ojos me quitaste,
del suelo me levantaste
y la mano nunca me soltaste.
Todo de ti me entregaste.
Me mostraste lo que nunca había visto,
pero con algo peculiar me conquistaste
y fue con tu amor incomprendido.
¿Por qué un amor incomprendido?
Porque pintó mi mundo de colores
y fue el mejor que he vivido
a comparación de mis otros amores.
Porque tus soñadores ojos café
son la razón de mis suspiros.
En ellos encuentro todo lo que soñé
y eso lo sé cuando te miro.
Porque a tu lado no necesitaba
portar una corona en mi cabeza
pues decías que nunca olvidara
que siempre sería tu princesa.
Porque ya no me doy por vencida,
gracias a ti recuperé la confianza.
Eres el motor que impulsa mi vida
y el viento que guía mis alas.
Porque algo muy bello me prometiste
y no fue bajarme la luna.
Aún recuerdo cuando dijiste:
«Voy a amarte como a ninguna».
Porque mi corazón arde
como el fuego de una antorcha
cada vez que tus labios
se acercan a mi boca.
Quiero decirte que tú eres mi cielo,
no imaginas cuánto significas para mí.
Lo que hay entre nosotros es fuego
y yo quiero quemarme en ti.
¡Cuánta envidia sienten Romeo y Julieta
al vernos perdidamente enamorados!
Porque nuestra historia será eterna
y ni la muerte podrá separarnos.
Vamos a estar siempre unidos
en la calma y en la tempestad.
Y así cumpliremos el juramento que hicimos
de amarnos por toda la eternidad.
Dios nos unió en el momento indicado.
Somos uno en vez de dos.
Juntos hemos crecido y cambiado
y así surgió nuestra bella historia de amor.
Mi amor, este poema te lo dedico.
Hiciste hasta lo imposible por enamorarme
aun sabiendo lo complicada que he sido.
Y solo tu fuiste capaz de mostrarme
la magia de un amor incomprendido.
Te extraño
Desde que te conocí
me enamoré perdidamente de ti.
Porque cuando te vi
supe que eras para mí.
Nos conocimos en la universidad,
ambos estudiábamos ingeniería industrial.
Formamos una bella amistad
que poco a poco comenzó a cambiar.
Recuerdo una propuesta que me hiciste
luego de varias citas que tuvimos
“¿Quieres ser mi novia?” me dijiste
Y ese 14 de febrero
en novios nos convertimos.
Disfrutaba mucho de tu compañía
y me tenías tan enamorada.
Me hacías sonreír cada día
solo con tu dulce mirada.
Cuatro años duró nuestra relación;
me sentía tan feliz contigo.
Y me preguntaste en la graduación
“¿Quisieras casarte conmigo?”
Cada detalle planeamos,
nada más nos podía importar.
Estábamos muy enamorados
y nadie nos iba a separar.
En nuestra noche de bodas
contemplamos el magnífico cielo estrellado.
Fue la más espléndida de todas
pues estaba junto a mi amado.
A mi oído te acercaste
y susurrando me dijiste la siguiente frase:
“La luna se ha opacado
y esta noche no se ve tan bella.
Pues la princesa que está a mi lado
es más hermosa que ella”.
Eras lo que a Dios le pedía,
por quien tanto rezaba.
Lo mejor que en mi vida existía
y con quien tanto soñaba.
Por tantas aventuras habíamos pasado,
cada momento creció nuestro amor.
Cumplimos quince años de casados
y nada pudo haber sido mejor.
Hasta que un día todo cambió
cuando te diagnosticaron una grave enfermedad
que lentamente a destruirte comenzó
y me tenía con mucha ansiedad.
Muy crítica era tu situación;
las esperanzas estaban perdidas.
Se me partía el corazón
solo de imaginar nuestra despedida.
Entré con los ojos vidriosos
pues no quería dejarte
por última vez miré tus ojos
y confesé cuánto iba a extrañarte.
Mas algo dijiste que harías
que me llenó de consuelo
y es que un beso me robarías
cuando juntos estuviésemos en el cielo.
A mi boca te acercaste
y un último beso me diste.
De mucha paz me llenaste
y te abracé hasta que te fuiste.
Te agradezco las alegrías que me diste;
este no es el último adiós.
No voy a ponerme triste
porque sé que estarás junto a Dios.
De tu muerte ya se cumple un año
y hoy escribo este poema
diciendo lo mucho que te extraño.
Extraño ver tus ojos
al despertar cada mañana.
Aquellos verdes y hermosos
que día a día me enamoraban.
Extraño que me llames “princesa”
y que susurres versos en mi oído.
Logrando poner mi mundo de cabeza,
sintiéndome afortunada de haberte conocido.
Extraño esa unión
entre tus labios y los míos.
Aquella que me llenaba de emoción
y aceleraba mis latidos.
Extraño las charlas contigo
cada noche antes de dormir
y extraño que seas mi abrigo
cuando el frío solía venir.
A veces siento que puedes abrazarme
y verme una vez más,
pero duele mucho despertarme
y darme cuenta de que no estás.
Ahora solo tienes que esperarme,
en el cielo nos reencontraremos
y volverás a besarme
como en los viejos tiempos.
La distancia nunca nos separará
pues tu recuerdo en mi mente vivirá.
Mas esta poetisa nunca se cansará
de decirte que siempre te amará,
pero, sobre todo, que te extrañará.
Demuéstrame
No tienes que llenarme de regalos
con tal de hacerme la más feliz.
Créeme, esa felicidad me la has dado
desde que estás junto a mí.
Tampoco necesitas regalarme las estrellas
para demostrarme todo tu amor.
Es más sencillo de lo que piensas,
deja que te enseñe yo.
Mírame fijamente a los ojos
y por favor no dejes de sonreír.
Verte así es más que hermoso
y me hace tan feliz.
Escúchame hablar de mis sueños
y mis metas a futuro.
Quiero que seas partícipe de ellos
como yo de los tuyos.
Cuéntame lo que pasa por tu mente,
no importa lo descabellado que suene.
Quiero ser capaz de comprenderte
y, sobre todo, aprender a quererte.
Enamórame como si fuera la primera vez,
aunque ya te pertenezca mi corazón.
Te prometo que yo también lo haré
para mantener viva la llama del amor.
Hazme sentir ese flechazo al verte,
incluso estando a kilómetros de mí.
Y provócame todas esas emociones fuertes
estando a pocos centímetros de ti.
Enciérrame en un beso
del cual jamás pueda escapar.
Aquellos que inician siendo tiernos
y acaban haciéndome temblar.
Abrázame si me ves llorar,
dame un beso en la frente.
No necesitas una palabra pronunciar,
tu compañía es más que suficiente.
Llévame de cero a infinito
cuando al amor nos entreguemos.
Y arrúllame con tus latidos
mientras me aprietas contra tu pecho.
Tómame de la mano
y volemos a mundos lejanos.
Donde podamos plenamente amarnos
y nadie pueda encontrarnos.
Vivamos cada día una nueva aventura;
para nosotros no hay imposibles.
Seamos cómplices en cada locura
porque juntos somos invencibles.
Demuéstrame todos los días
que hice una buena elección
porque sin dudarlo te entregaría
todo lo que soy.
Ves lo fácil que es, cariño.
Y, de todo corazón te lo digo,
no necesito nada más, mi niño.
Mi mundo está completo si estás tú conmigo.
Nuestro juego
Me encanta esa mirada traviesa
que me escanea de pies a cabeza.
Pero más tenerte así de cerca
y que me beses con destreza.
Ambos cerramos los ojos,
dejándonos llevar por la pasión.
La tensión aumenta entre nosotros
como la temperatura en la habitación.
Pierdo por completo el control
al sentir en mi cuello tu respiración.
Se detienen las agujas del reloj
e inicia el juego de la seducción.
Nos quitamos de encima el miedo,
solo las sábanas nos cubren.
Juntos volamos hacia el cielo
y continuamos jugando entre las nubes.
Exploras cada rincón de mi ser,
paseas delicadamente por mis cicatrices.
Tus caricias han conseguido desvanecer
hasta mis recuerdos más tristes.
Tus labios susurrando versos fascinantes
producen en mí un escalofrío.
Pero es aún más excitante
cuando se encuentran con los míos.
Te obsesionan tanto mis lunares
que besas cada uno de ellos.
En total once besos espectaculares
que arden por todo mi cuerpo.
Mi debilidad es tu espalda
porque desata mi lado salvaje.
Con cariño tiendo a rasguñarla;
no hay nada más que me relaje.
El juego culmina contemplando el alba
que nos visita por la ventana.
Pero su brillo no se compara
con tus ojos verde esmeralda.
Me has entregado tu corazón;
ahora nuestro vínculo es más fuerte.
Y no, no hicimos el amor.
Él nos hizo enamorarnos irremediablemente.
Despierto acomodada en tu pecho
y recorres mi piel sutilmente.
Luego juegas con mi cabello
y acabas besando mi frente.
Con Dios estoy tan agradecida
por nuestros caminos haber cruzado.
¿Qué más puedo pedirle a la vida
si lo tengo todo a tu lado?
Aún creo en el amor
Permití tantos abusos en el pasado
que consiguieron marchitar mi corazón.
Mi luz interior se había apagado
y el dolor de mí se apoderó.
Me había cansado de buscarlo;
en el amor dejé de creer.
Hasta que un día, sin planearlo,
aparecieron esos tiernos ojos café.
Tu sonrisa es mi debilidad,
especialmente esos adorables hoyuelos.
Es la razón de mi felicidad
y la culpable de mis desvelos.
Desde el primer día me cautivaste
con tu actitud y espontaneidad.
Y me bastó solo un instante
para sentirme atraída por tu personalidad.
El ritmo de mi corazón es diferente
y regresó ese raro cosquilleo.
Mi sonrisa es más que resplandeciente
cuando a los ojos te veo.
Renacieron las flores de mi jardín,
me siento por completo renovada.
Doy gracias a Dios porque te conocí
en el momento que menos lo esperaba.
La genuina conversación que tuvimos
es algo que nunca olvido.
Pero aquel abrazo tierno que nos dimos
siempre será mi recuerdo favorito.
Tu llegada cambió mi vida entera,
le devolviste por completo el color.
Por personas como tú vale la pena
seguir creyendo en el amor.
La timidez de pronto se esfumó
y no me detuvo más.
Tu presencia increíblemente me ayudó
a dejar mis inseguridades atrás.
En el camino podré equivocarme,
pero no me detendré para nada.
Quiero permitirme sentir y enamorarme
porque merezco amar y ser amada.
Contigo comprendí la importancia de arriesgarse
por quien uno quiere de verdad.
Porque no es un error aventurarse
en la locura de amar.
Hoy tomo esta nueva oportunidad
para dejar atrás el rencor.
Porque al verte vuelvo a recordar
que aún creo en el amor.
Por el amor sincero hay que vivir,
sí es posible volver a coincidir.
Estoy orgullosa por pensar así
y todo te lo agradezco a ti.
Marcos
Seis letras conforman ese nombre
que en mí causa revuelo.
¡Cómo no enamorarme de este joven
que para mí es un cielo!
¿Fue tu sencillez o tu sensibilidad?
¿Acaso fue tu sonrisa o tu voz?
Puedo decir con total honestidad
que de ti todo me cautivó.
Marcos, soy tan feliz contigo
que de explicarlo no hay manera.
Pero créeme cuando te digo
que no sonrío así por cualquiera.
De ti estoy muy enamorada,
pero tú lo estás más de mí.
Te delata el brillo en tu mirada
cuando me acerco a ti.
Gracias a ti he perdido el miedo,
he logrado volverme a enamorar.
Y eres ese hermoso sueño
del cual no quiero despertar.
Cada segundo me regalas una alegría,
adoro nuestra especial complicidad y conexión.
Tú, mi más valiosa poesía.
Y yo, tu más sublime canción.
En mi medicina se han convertido
los acordes de tu guitarra.
Y tu profunda voz cantándome al oído
es una caricia para mi alma.
Al romper en llanto desconsoladamente,
un beso tuyo reconstruye mi mundo entero.
Y al tranquilizarme susurras dulcemente:
«Cariño, no llores que me muero».
Mi refugio en tus brazos encontré,
tu olor está impregnado en mi piel.
En ti siempre confiar podré
porque tu amor es único y fiel.
Seis letras conforman
el nombre de la persona que amo.
La mayor de mis motivaciones.
Mi cielo… mi amor… mi Marcos.
¡Feliz cumpleaños, mijito!
Hoy hay fiesta en el cielo,
uno de sus ángeles cumple años.
El angelito que más quiero;
mi amigo e hijito adorado.
Te imagino escuchándome allá arriba
con una enorme sonrisa
Esa que recordaré toda la vida
al igual que tu incomparable carisma.
No hay día que no te recuerde;
en todas partes estás presente.
Y, aunque no pueda verte,
en mi corazón vivirás eternamente.
Caminando por la universidad
me acompaña siempre un pajarito.
Podrá ser una casualidad,
pero sé que eres tú, mijito.
Recuerdo tus ocurrencias en las clases
que siempre me hacían reír.
También las veces que me apoyaste
cuando me quería rendir.
Algún día estarás orgulloso de mí;
es lo que más anhela mi corazón.
Cada logro te lo dedico a ti
porque eres mi mayor motivación.
Un año más, ¡qué increíble!
Sé que estás en un mejor lugar,
pero haría hasta lo imposible
por abrazarte una vez más.
Dios te necesitaba más que yo;
después de tanto tiempo lo acepté.
Prometo que cuando llegue al cielo,
serás la primera persona que buscaré.
Solo me queda portarme bien
para algún día reencontrarme contigo.
No importa que ahora lejos estés,
siempre te llevaré conmigo.
Agradezco tanto haberte conocido
y formar una bonita amistad.
Te quiero muchísimo, mijito.
Nunca te voy a olvidar.
Selección de textos Roberto Cifuentes Escobar