Lic. Douglas Abadía C.
douglas.abadia@gmail.com

El fin de la política exterior debe ser poder representar frente a los demás actores de derecho internacional a un Estado u organización fuerte, con principios bien definidos que indiquen la línea a seguir por el Estado y que satisfaga sus propias necesidades.

Algunos de los condicionantes que existen son: la historia, la geografía, la economía, etc., que sin duda son factores que determinan la línea a seguir por un Estado y por su gobierno en el entorno internacional y, aunque los dos primeros son de mayor permanencia y estabilidad que el último, no es por ello de menor importancia, pues definitivamente el papel que un Estado juegue dentro de la economía mundial condicionará como se mueva en ésta, si se trata de un país desarrollado no tendrá problema con imponerse y mostrarse fuerte ante los demás, pero si se trata de un país en vías de desarrollo, sin duda su situación económica será una limitante para su proyección al exterior.

En el caso guatemalteco, donde a todas voces el Presidente de la República, a modo de práctica histórica nombra como Canciller o Ministro de Relaciones Exteriores a un amigo de confianza, pues se sabe que los Ministros de Estado provienen del círculo de amigos (as) cercanos al Presidente de la República.

En el campo de los bienes y raíces he notado la oferta de propiedades paradisíacas en venta ubicadas en todo el territorio nacional, desde pequeñas granjas hasta majestuosas fincas con diferentes vocaciones de suelo, etc.

Hablando de política exterior, pues en síntesis debemos defender los intereses nacionales ante la comunidad internacional, razón por la cual analizo y reflexiono: ¿Por qué las personas chapinas que pueden adquirir (en términos económicos) dichas propiedades y/o el gobierno no lo hacen?

Si se sabe que desde hace algunos años atrás la humanidad ha luchado por conservar al planeta tierra a través de campañas de sensibilización, concientización, etc. y ha puesto en boga el tema del cambio climático y todo los efectos negativos que este fenómeno conlleva, la gran interrogante raya en: ¿por qué como guatemaltecos tanto de la iniciativa privada como el mismo Estado de Guatemala ha dejado de adquirir propiedades en venta que posteriormente pueden servir como una herramienta de negociación con la comunidad internacional?

La interrogante anterior evidencia la ausencia de planificación a nivel cultural que poseemos los guatemaltecos, no importa si somos adinerados o pobretones, si dirigen cámaras empresariales o al gobierno nacional; el denominador común es que nos hemos dormido en los laureles y no hemos puesto atención a lo que sucede en el campo de los bienes y raíces por ejemplo.

Alegamos a diestra y siniestra la invasión extranjera, reclamamos soberanía, celebramos a lo grande el grito de “independencia” (siempre me he preguntado independientes de qué o de quién) pero al final seguimos vendiendo dentro del sistema capitalista las mejores tierras de nuestro país, y no hemos reflexionado en que con el deterioro ambiental que cada día se agudiza y que ya nos tiene temblando, podemos el día de mañana negociar la producción de oxígeno por ejemplo para el mundo. Se trata de elaborar escenarios futuros para irnos acompasando a los cambios de toda índole, o queremos seguir siendo tercermundistas.

No se trata sólo de acaparar tierra y jugar al monopolio, se trata de contar con la visión mínima para fortalecer el papel de Guatemala ante el mundo, pues lamentablemente nos conocen por temas de corrupción, violaciones a los derechos humanos, violencia, etc.; pero no nos conocen por nuestras fortalezas, pues lo malo reina sobre lo bueno.

No solo la clase política ha contribuido en crear una Guatemala sin rumbo, de cabeza, acabada financieramente, sino que existen otros actores de nuestra sociedad que no han utilizado su caudal económico con mayor seso; invertir en tema de bienes y raíces para que se generen proyectos de desarrollo en manos de guatemaltecos, con capital nacional, etc. Y no me refiero a la inversión de vivienda que por cierto tanta falta hace, sino inversiones de tipo agro industrial, turismo, energía limpia, etc.

Es urgente diseñar un mapa nacional dónde se plasme realmente a qué nacionalidades pertenecen cada porción del suelo chapín, creo y me atrevo a decir que territorialmente hablando la mayoría de tierra no pertenece a guatemaltecos sino a extranjeros; no se trata de xenofobia, se trata de ser nacionalista.

Debemos ser visionarios y sobre todo entender los cambios sociales, económicos, políticos y religiosos del mundo pues de la planificación como Estado dependerán muchos logros o avances como sociedad, y entender que si bien es cierto que a lo largo de nuestra historia hemos sido un país en vías de desarrollo, también es cierto que podemos cambiar, por eso la importancia de generar análisis de quiénes somos como país y empezar a trabajar en la construcción de un mejor país.

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