La 10ª conferencia mundial de promoción de la salud, efectuada a finales del 2021, centró su temática en “sociedades de bienestar” y eso significa un trabajo conjunto, para superar los desafíos y ayudar a las personas a asumir el control de su salud en sus vidas. El documento alienta cinco medidas clave:
- Diseñar una economía equitativa que sirva al desarrollo humano dentro de los límites planetarios;
- Crear políticas públicas favorables al bien común;
- Lograr la cobertura sanitaria universal;
- Abordar la transformación digital para contrarrestar los daños y el debilitamiento y reforzar los beneficios; y
- Valorar y preservar el planeta.
Puede verse en esas recomendaciones, la necesidad de un gobierno que una al menos tres grandes sectores del hacer nacional, encaminados a ese fin: el político, el económico y la medicina y la salud, con un fin loable y democrático: Cobertura universal.
Se entiende por cobertura sanitaria universal (CSU) que todas las personas tengan acceso al conjunto de servicios de salud de calidad que necesiten y cuando y donde los necesiten, sin sufrir dificultades económicas por ello. Es decir recomienda la creación o reingeniería del sistema nacional de salud ( SNS) con el fin de proteger a las personas, de las consecuencias económicas de tener que pagar de su propio bolsillo
¿Cuál es la estrategia fundamental para esto?: la atención primaria en salud (APS)
La APS es un enfoque de la salud, que incluye a toda la sociedad y que tiene por objeto garantizar el mayor nivel posible de salud y bienestar y su distribución equitativa, mediante la atención centrada en las necesidades de la gente, tan pronto como sea posible a lo largo del proceso continuo, que va desde la promoción de la salud y la prevención de enfermedades hasta el tratamiento, la rehabilitación y los cuidados paliativos, y tan próximo como sea posible del entorno cotidiano de las personas». OMS y UNICEF.
¿Y que necesita un buen programa de APS? un desarrollo político integrado en los siguientes aspectos: seguridad, paz, vivienda, educación, alimentos, ingresos, protección ambiental. Solo trabajando todos esos sectores en simultáneo, podremos alcanzar el objetivo de la primera conferencia mundial de promoción de la salud desarrollada en 1986 y que iba dirigida a la consecución de “salud para todos en el año 2000”. Creo que, en este momento, se vuelve necesario firmar sociedad y estado guatemalteco una carta similar a la de 1986.
En mayo recién pasado, la WHO lanzó su Informe de progreso sobre el “Plan de Acción Mundial para una Vida Sana y el Bienestar para Todos”. En ese informe como en los anteriores, se es muy concluyente en señalar que, son muchas las circunstancias que están limitando el progreso y señala especialmente la superposición de crisis sanitarias, incluida la pandemia de COVID-19, la guerra, la inseguridad alimentaria y el cambio climático, así como las condiciones económicas. Lamentablemente en nuestro país no es la guerra un factor limitante, pero si la violencia, la corrupción gubernamental, el narcotráfico, la falta de certeza jurídica y de un adecuado desarrollo económico nacional.
Por lo tanto, ante esa multiproblemática, solo una colaboración más estrecha multilateral de acción política y social, puede hacernos avanzar, lo cual debe entenderse como una colaboración estrecha de todas las instituciones estatales y las que trabajan fuera del sistema nacional de salud y eso solo puede ser de utilidad, si realmente las acciones de salud bajan a la población y son capaces de reforzar la acción comunitaria; el verdadero lugar en donde tiene lugar la necesidad de mejorar el bienestar.
Nuestra sociedad es un complejo de grupos sociales que, si bien están interrelacionados, no participan en muchos aspectos de objetivos comunes. Por lo tanto, la salud y sus conceptos e ideales de la misma, en esos grupos no puede separarse de otras metas y objetivos que tienen que ver con la calidad de vida y costumbres de las personas, al mismo tiempo que sus necesidades. No es lo mismo ni en conceptualización ni en enfoque, trabajar la salud y sus aspectos, en grupos que viven enfocados en sobrevivir físicamente, que en aquellos en que la opulencia hace presa de deseos y prácticas. Los vínculos inextricables entre la población y su entorno, constituyen la base de un enfoque socio ecológico que necesita modificarse en el SNS. Sin embargo, independiente del grupo en que se esté, el principio rector general para todos los grupos es el mismo: la ayuda mutua, que significa tanto cuidar de uno mismo como del otro e incluye ello, la comunidad y el medio ambiente natural. Eso significa, de parte del Estado, dotar a todo conglomerado de: Recursos, Mediación técnico-científica y administrativa y promover salud y atención a la enfermedad, a la par de desarrollar aptitudes y reorientar los servicios a esas poblaciones, de acuerdo a limitaciones. Todo ello constituye lo que se denomina “Reforzar la acción comunitaria” y todo ello debe descansar en una política pública sana al respecto ¿Será el próximo gobierno capaz de realizar ello?
Finalmente, un proceso de salud implementado sin proceso de defensa al mismo, cojea y es susceptible de estancarse o desaparecer. Eso significa que su defensa en forma activa también necesita de la comunidad y en eso estriba la creación de la auditoria social; de personas reunidas en grupo de trabajo, capaces de entender los programas del SNS que les benefician y de atender que se cumpla con los objetivos de los mismos, en correspondencia con las necesidades de salud y el carácter del método para afrontarlos. Un sistema de auditoria social, que permita al sistema corregir y rehabilitar sus actividades con el fin de que la determinación y distribución de salud-enfermedad se incline siempre a favor de la salud, a través de un mayor y más adecuado rendimiento del SNS y sus recursos. Solo sumando la auditoria social con el monitoreo del sistema y la epidemiología del lugar, es posible desarrollar nuevos enfoques de atención y prevención de alta utilidad y solución, demostrar su utilidad y divulgar y diseminar sus hallazgos.
Como bien señala la gráfica las condiciones en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen (estilos de vida, redes sociales, condiciones socioeconómicas y culturales) viene determinado por fuerzas, sistemas y condiciones externas que se comportan de forma distinta y que impactan en nuestra forma de vivir y por consiguiente de moverse y comportarse de nuestro cuerpo y espíritu.
En resumen: el gobierno que está por asumir, para concentrarse en un enfoque estratégico y amplio de planificación del SNS, tiene que emprender un proceso de integración de sectores públicos y privados, acompañado de mediciones y toma de decisiones, que requiere de la participación también ciudadana y de políticas amplias, que incluyan con mayor seriedad la equidad y cobertura universal de los servicios, que tienen que ver con el bienestar social e individual.