“No hay banderas de partido porque no es una celebración de partido; es una celebración de pueblo. Karin y yo nos hemos puesto la bandera de Guatemala, no tenemos ya la bandera de Semilla porque tenemos claro que nuestra tarea es trabajar para el conjunto de los y las guatemaltecas”. – Bernardo Arévalo de León, presidente electo
Llegó el oxígeno para un pueblo que se quedaba sin aire y se ahogaba. Los guatemaltecos hablaron de manera contundente y dijeron ¡no! a la continuidad de un sistema corrupto de cooptación del Estado. La celebración de esta mayoría silenciosa es realmente una bocanada de aire fresco que llena sus pulmones de esperanza y les permite por fin empezar a respirar otra vez. Como bien dijo el presidente electo en su primera conferencia de prensa: “Lo que el pueblo grita es ¡basta ya de tanta corrupción!”.
La victoria del Movimiento Semilla –ante la tres veces perdedora Sandra Torres Casanova– es una elección del pueblo de Guatemala entre mafias y no mafias; la continuidad de un sistema o la reforma de este, y entre querer vivir en una democracia o el autoritarismo de una autocracia. Esta derrota no es solo contra Torres sino en contra de lo que ella representa. Esta derrota es en contra de los nefastos gobiernos del partido Vamos y del ya desaparecido FCN Nación. El pueblo de Guatemala les dio un no contundente a estos, y a quienes lograron cooptar las instituciones del Estado y acabar con la lucha en contra de la corrupción.
Continúa el presidente electo en conferencia de prensa: “Somos un gobierno que nace de una propuesta de lucha frontal contra la corrupción y del respaldo contundente que ha obtenido del pueblo de Guatemala esta propuesta. La corrupción es un fenómeno que ha penetrado en las distintas instituciones de la sociedad y ha cooptado los distintos espacios. Nuestra tarea va a ser recuperar esos espacios con todos los guatemaltecos y guatemaltecas que siguen estando en esos espacios y que no son parte de la corrupción, y que sienten que sus instituciones están siendo asfixiadas”. Ese el sentir de la mayoría de los guatemaltecos que hoy celebran esta victoria y que se rehúsan a seguir viviendo estrangulados por este flagelo.
El camino no será fácil para este binomio presidencial y su equipo, pero será la cuña que permita fisurar el sistema. Mas allá de esto, recae en las manos de los mismos guatemaltecos que le llevamos al poder ya que sin el acompañamiento de todos los sectores de la sociedad el camino será cuesta arriba y así perderíamos todos. A diferencia de quienes nos han gobernado por más de tres décadas de democracia; la llegada de Bernardo Arévalo al poder no está condicionada y eso nos abre infinitas posibilidades. En sus primeras palabras como presidente y vicepresidenta electos se empieza a marcar la diferencia, dicen: “Aceptamos con mucha humildad esta victoria que nos ha dado el pueblo de Guatemala”. Continúan manifestando: “Vamos a hacer un gobierno que sea para todos y todas los guatemaltecos y guatemaltecas, un gobierno que cuide a todas las personas sin importar las diferencias; todos y todas compartimos el amor por Guatemala, para eso hemos estado trabajando y continuaremos incansablemente para construir una nueva primavera”. Agregan: “A partir de hoy trabajaremos por el bienestar unido de todo nuestro querido país”. Concluyen: “¡Gracias pueblo de Guatemala! Gracias porque este triunfo no es nuestro, es de ustedes que nos apoyaron a lo largo de este camino electoral. Esta victoria es del pueblo de Guatemala y ahora unidos como pueblo de Guatemala lucharemos contra la corrupción”.
Bernardo Arévalo y Karin Herrera nos invitan a unirnos al cambio; a ser parte protagónica de la creación de nuevas realidades para un país que había perdido la esperanza. Prometen estos dos gobernar para los guatemaltecos y no solo para quienes les apoyaron. Los únicos que no cabrán en este movimiento por un mejor país son los corruptos y quienes de la cooptación del Estado se han beneficiado; aquellos que continúan luchando hoy en día por la continuidad de un sistema agonizante. Estos son la minoría. Sin duda, una minoría con mucho poder, que, no obstante, cada día se agota. Para todos los demás, independientemente de su pasado, las puertas parecen estar abiertas de par en par para sumarse y ser parte protagónica del cambio por un mejor país en el que gobierne la democracia y en el que impere la justicia social. A los que siguen empeñados en defender lo indefendible, el presidente electo les da el beneficio de le duda diciéndoles: “Quisiéramos pensar que la contundencia de esta victoria va a hacer evidente que los intentos de descarrilar el proceso electoral no van a tener lugar. El pueblo de Guatemala ha hablado contundentemente”. Pero si no, ¡que se atengan, ya que expuestos están!