“La democracia se basa en la convicción de que existen extraordinarias posibilidades en la gente ordinaria.” Ralph Waldo Emerson
Los guatemaltecos tenemos nuevamente una cita con la historia, en momentos de cambios políticos como lo son los resultados en Argentina, y problemas en otros países latinoamericanos, con el espectro de las dictaduras consolidándose a nuestro alrededor, ahí están Venezuela, Nicaragua, y porque negarlo, El Salvador, gobiernos de diferentes ideologías, pero dictaduras, con un proceso electoral judicializado por intereses particulares, con muchas resoluciones emitidas por los órganos jurisdiccionales por demás cuestionables, y con la mirada internacional como pocas veces puesta tanto en el proceso, como en el resultado del mismo.
A pocos días de que emitamos nuestro voto, se hace necesario hacer varias reflexiones, la primera es que a diferencia de otros países, nosotros no somos una sociedad de grandes movilizaciones, ni de estallidos sociales, nos caracterizamos por ser más bien pacíficos, debido a 36 años de conflicto armado en los que la mayoría perdimos a alguien, con más de 200,000 muertos y un promedio de 45,000 desaparecidos, esa lucha nos dejó con heridas que perduran, sin solicitud de perdón por los responsables, y por lo tanto tampoco olvido, a pesar de esto, estamos conscientes de la importancia de votar.
Esta campaña, ha sido la más sucia de los últimos años, los golpes, aunque disfrazados de resoluciones nos han retornado a épocas que creíamos superadas, con discursos frígidos y altamente confrontativos, sin propuestas, pero si insultos, con bajadas constantes de canasto, sumado al ataque a la familia de uno de los candidatos ha sido la tónica de una campaña que no lo ha parecido.
El acarreo, que se tiene programado por uno de los dos partidos, refleja temor a los resultados y un ataque más a nuestra maltrecha democracia, pero en contraposición a tanta cloaca, los ciudadanos hemos demostrado que estamos cansados del gatopardismo imperante, y que repetir las viejas fórmulas de comprar votos, acarrear votantes, coaccionar y amenazar no va a cambiar el resultado, la voluntad popular se impone como lo que es, la verdadera soberanía que decidirá qué gobierno cree que le conviene, el principio democrático de elegir, sumado a los de participación, organización social, solidaridad e igualdad se evidencian en un proceso como el que estamos viviendo.
La campaña ha sido sucia, el olor a pozo negro está en el ambiente, las zancadillas han sido tan evidentes como espurias, aún para los que ya hemos vivido la rudeza que deslegitima la ciencia de la política, lo importante es que contrario sensu, tanto fango nos ha alentado a concurrir en masa para hacer nuestro, el mensaje de la Madre Teresa de Calcuta que decía: «A veces sentimos que lo que hacemos es tan sólo una gota en el mar; pero el mar sería menos si le faltara una gota», en ese orden, un voto puede ser solamente uno, pero se agiganta porque la democracia sería menos sin ese voto.
Hoy con tanta tecnología a nuestro alcance, hemos sido testigos de cómo, dentro de tanto plan macabro para torcer los resultados legítimos, una fiscal alimenta el caos, y ordena a los demás fiscales a cometer fraude de ley, si señores fraude de ley, y por lo tanto un hecho delictivo, la señora sin tapujos literalmente dice “no estamos hablando de una impugnación de votante, no estamos hablando de una impugnación de voto, estamos hablando de una directriz sí o sí, impugnar las cincuenta mesas que van a estar en Melchor de Mencos, si hay alguno que no se atreva a hacer la impugnación, que por favor me lo haga saber” ¿Debemos entender que este es el plan Z, impugnar las mesas en las que no ganen? ¿En dónde está el MP, cuando avisados estamos que se pretende crear una anarquía para deslegitimar nuestro genuino derecho a elegir? Estos delitos son perseguibles de oficio, ¿Serán tan eficaces? Con lo que no cuentan, los que pretenden que continuemos en el oscurantismo, es que ya estamos curtidos después de toda una historia de golpes bajos, que antecedieron al conflicto que no debió existir, por lo que actuaremos como lo hacen los demócratas: Votaremos.
Los señores del capital bien harían en considerar que los tiempos han cambiado, y con ello la sociedad, más una como la nuestra que se ha sabido crecer ante las adversidades, nuestra historia es nuestro referente.