Raúl Hernández Chacón
- INTRODUCCIÓN: hoy se vive una coyuntura política en Guatemala, (25 de junio-20 de agosto 2023) que a ratos se ve de esperanza, de ilusión, de futuro y a ratos se ve ensombrecida, difusa y hasta tenebrosa. El ambiente es muy tenso. Las fuerzas obscuras de siempre, que están al acecho por la posibilidad de perder sus privilegios, de corrupción e impunidad, de arrebatar el presente y el futuro a la juventud son alarmantes. La llamada derecha que representa el pasado, el conservadurismo, el poder económico que atenta todo el poder, privilegiando a unos pocos y a la vez obstaculizando el progreso y desarrollo a la mayoría, que niega la vida, la democracia, la paz y el bienestar en general, representado por los partidos políticos de derecha, es decir, que representan a la minoría con acceso a todo, cooptando a los poderes del Estado, sobornando a los jueces y magistrados de las cortes, a los diputados y a todo el aparato del ejecutivo, desde el presidente, sin mayúscula, para cogobernar con el narcotráfico en total impunidad, ahora pretenden anular las elecciones generales que resultaron esperanzadoras, con una mayoría de participación de la juventud, con una posible segunda vuelta que podría significar un paso adelante hacia un futuro prometedor. Estamos en un escenario en el que después de un proceso electoral, en el que participaron 23 candidatos a la presidencia, el 25 de junio de 2023, resultan dos finalistas para una segunda vuelta el 20 de agosto de 2023. De ellos una mujer que tiene en su haber una tercera oportunidad de participar en procesos electorales sin ganar las elecciones, fue primera dama, de dudosa reputación y que cogobernó con un partido político de muchas falencias, el partido político Unidad de la Esperanza, UNE. El otro candidato es un personaje poco conocido en el mundo político guatemalteco, se trata del Doctor Bernardo Arévalo, profesional e hijo del Doctor Juan José Arévalo, respaldado por un partido político denominado Semilla. Su campaña electoral muy modesta y con un programa de gobierno muy esperanzador para las mayorías. Fue el voto de la juventud que lo llevó al segundo lugar y es muy prometedora su actuación como futuro gobernante. Tiene una personalidad muy carismática, que con sencillez y mucho conocimiento, habla de un futuro gobierno que afrontará la corrupción y la impunidad que campea en nuestra querida y sufrida Guatemala, aquella de Miguel Ángel Asturias, de Luis Cardoza y Aragón y de Otto René Castillo. Promete iniciar la reconstrucción el tejido social guatemalteco, roto por la oligarquía tradicional guatemalteca, por medio de un impulso a la educación, oportunidad de trabajo y gobernar con justicia social para todos sin ninguna discriminación dentro del marco de la Constitución política vigente. Esto hace recordar la primavera democrática guatemalteca experimentada por los guatemaltecos hace 70 años, con sus figuras protagonistas: el Doctor Juan José Arévalo y el coronel Juan Jacobo Árbenz Guzmán, quienes de 1944 a 1954 facilitaron el inicio de una revolución que llevó a Guatemala, a medio siglo, a iniciarse el pleno siglo XX, es decir, el estado en el que se encontraba, con 50 años de atraso. Estas figuras, estos personajes, estos hombres y sus mujeres marcaron un paréntesis en el estado de injusticia social que se vivió antes y después del 44-54. Recordarlos y esa época y esos programas de gobierno llevado adelante, constituyen un orgullo de aquellos que la vivieron y son fuente de inspiración, referencia obligada para el futuro inmediato de la vida política guatemalteca y su interrupción, debido a la situación mundial de la guerra fría que provocó la invasión descarada de los Estados Unidos de Norte América, tildando a Guatemala de “comunista”, para derrocar al Presidente de la Dignidad, Juan Jacobo Árbenz Guzmán, los intereses de los Hermanos Tulles propietarios de la UFCO, en confabulación con la oligarquía guatemalteca y el atrevimiento de un pequeño país como Guatemala, que se enfrenta al gigante del Norte, sólo, porque la mayoría de los países de América se plegaron a los intereses de ellos, jugando un papel deshonroso y traicionero, apoyaron esa invasión descarada utilizando una marioneta, el coronel CACA, Carlos Alfonso Castillo Armas, un guatemalteco traidor y un ejército que con una traición inconfesable dejó sólo al Presidente Árbenz. Fueron 17 años de persecución política del gobierno de los gringos, a la familia Árbenz por todo el mundo. Gringos se les llama peyorativamente. Esta trágica página de la historia queda como ejemplo del poder ignominioso frente a la democracia y la justicia, es un sino de la historia de la humanidad: El egoísmo, el poder desmedido y el deshumanismo. La juventud, las nuevas generaciones tienen el derecho de conocer la historia, porque de lo contrario, apunta un escritor que “el que no conoce su historia, está condenado a repetirla”. Este momento histórico, de junio-julio 2023-, tiene mucho de los acontecimientos de 1944, claro, en un contexto diferente, con sus particulares circunstancias pero, con obstáculos, limitaciones y desafíos que pueden desencadenar un nuevo amanecer para Guatemala, aquel país que se sueña en donde la vida de su pueblo sea de oportunidades para todos y todas, donde se pueda construir un futuro de democracia y justicia social, sin corrupción e impunidad, que tanto daño ha causado a los guatemaltecos. La juventud siempre merece que se le brinde la verdad de los hechos, de las acciones, de las causas que provocaron esta realidad de injusticia en la que nos encontramos. El origen de las estrategias políticas y económicas llevadas adelante, en favor de la minoría que gobernó y gobierna a Guatemala, y en detrimento de la mayoría de la población que sobrevive en la miseria, el abandono, la marginación y la pobreza extrema, sin posibilidades de oportunidades para un futuro más digno y humano. Esta es la intención de estas remembranzas de la revolución guatemalteca de 1944-1954. La educación y los profesores están llamados a ser “antorchas de luz encendida”, que iluminen el camino por el que debe transitar la juventud para construir otra Guatemala. Además porque en el momento actual, es oportuno llamar al voto consciente, razonado, que pueda promover los cambios urgentes para Guatemala.
- LA PRIMAVERA DEMOCRATICA. ANTECEDENTES: El oprobioso Jorge Ubico gobernó 14 años en Guatemala, de 1930 a 1944, con el beneplácito de los Estados Unidos, que lo promovió en las elecciones fraudulentas de 1930, contra el otro candidato Miguel Ydígoras Fuentes. Años después fue uno de los presidentes más nefastos que tuvo Guatemala, derrocado por su ministro de la defensa en 1963, cuando se anunciaba la presencia de Juan José Arévalo. Fue el 20 de octubre de 1944 cuando se inicia la Revolución democrática guatemalteca. La renuncia de Ubico lleva a Ponce Vaidez al poder, quien continúa el estilo dictatorial de Ubico. La situación antes de la revolución era terrible. No se podía pensar, hablar, organizarse, no había ninguna clase de libertad. La prensa amordazada, los maestros con sueldos de hambre, 22 quetzales mensuales, 90% de analfabetismo, datos aproximados, pobreza extrema en un 85%. No había posibilidad de trabajo, el que existía era forzado y gratuito, se utilizaban mecanismos como el boleto de vialidad, el reglamento de jornaleros, la ley fuga, los intelectuales exilados, la universidad bajo el yugo de Ubico, las mujeres no podían votar, la participación de la mujer es nula. La constitución a favor de los ricos, oligarcas y terratenientes. La economía descansaba en la exportación del café, las empresas norteamericanas: la energía eléctrica, las fincas bananeras, el transporte del ferrocarril, todo en manos de los gringos, así llamados despectivamente a los norteamericanos. Al respecto apunta Ricardo Sáenz de Tejada: “Durante las semanas siguientes a la renuncia de Ubico, -1 de julio de 1944-, se desencadenaron movimientos de trabajadores y campesinos que, demandando mejoras salariales y laborales, contribuyeron a erosionar el régimen. Una exigencia popular obligó al régimen de Ponce Vaides, que sucedió a Ubico, a convocar a elecciones para diciembre de 1944, lo que posibilitó el surgimiento de partidos y grupos que llevaron el debate político y la necesidad de cambios a lo largo y ancho del país. La candidatura de Juan José Arévalo encarnó este espíritu y su victoria electoral se percibió como inevitable.” Historia de Guatemala, FLACSO (2017). Es muy significativo entender que, después de 14 años de dictadura militar, las diversas instituciones consideraban la posibilidad de cambios más profundos, que no fueran unas simples elecciones más democráticas. Se puede comprender mejor, a la luz de los estudios diversos realizados posteriormente, que la coyuntura no era un simple movimiento de cambios superficiales. Se trataba de concretar un paso más profundo y radical que propiciara el inicio de un proceso político, económico y social de repercusiones más trascendentales. Así lo señala Sáenz de Tejada cuando apunta que “Tras la renuncia del General Federico Ponce Vaides, una junta revolucionaria asumió el control del gobierno. La junta se propuso cumplir con a principal de manda de los movimientos de junio y julio y de octubre de 1944: instaurar un régimen democrático que, para la mayoría de los ciudadanos y tras 14 años de dictadura, significaba la realización de elecciones con ciudadanos independientes.” La junta revolucionaria estaba integrada por el Capitán Jacobo Árbenz, el ciudadano Jorge Toriello y el capitán Javier Arana. En la búsqueda de los antecedentes de la “década de la dignidad” como denominan al período revolucionario de 1944-1954, resulta muy interesante el aporte que Julio Gómez Padilla, cuando apunta que: “Puerto Barrios como vimos, fue dado mediante concesión a la IRCA, en 1904 y el puerto de San José en 1918, por el gobierno “liberal” más funesto que ha tenido nuestra historia. En 1925 (administración de Orellana), fue entregado a la W.R. Grace and Company el muelle de Champerico, y en 1926 fue perfeccionada la venta de las instalaciones portuarias de San José. Queda consumada así la entrega prácticamente de toda la economía del país al imperialismo norteamericano. Los primeros privilegios a la United Fruit Company que dio Estrada Cabrera, fueron mantenidos y ampliados por las administraciones antipatrióticas de Orellana, Chacón, Ubico y Castillo Armas.” Gómez Padilla, Economía Política, USAC. (1976). Esta cita ilustra muy bien desde cuándo la intervención norteamericana, por la vía de la economía, explotaba las riquezas de Guatemala, con el contubernio de los gobiernos entreguistas, por supuesto con los intereses particulares de los de entonces que ya tenían y aún hoy tienen el poder económico local. Bajo el pretexto de convertirse, según ellos, en un país progresista, con el trabajo forzado, gratuito y la más vil e ingrata explotación a los campesinos, indígenas y a la población urbana, la mayoría de las zonas marginales de ayer, de hoy y de siempre, con la tierra acaparada, las mejores tierras del altiplano y de la costa, con el cultivo del café, la caña de azúcar y el control absoluto del gobierno y de los transportes, así como las concesiones de impuestos ridículos de un centavo por racimo de banano exportado. Por ello apunta Gómez Padilla: “El proceso de penetración imperialista, ha venido acaeciendo desde la administración despótica de Manuel Estrada Cabrera. Fue modificado o detenido durante la década revolucionaria de 1944/54, con prudencia y ciertos vaivenes durante el gobierno de Arévalo y con inflexibilidad y valentía durante el gobierno de Árbenz a cambiar las estructuras anacrónicas del país.” Gómez Padilla, USAC (1976). José Alberto Cardoza describe así aquella memorable fecha: “Más o menos a las ocho de la mañana del 20 de octubre de 1944, millares de ciudadanos de diferentes sectores sociales, principalmente trabajadores, maestros, estudiantes universitarios y normalistas, armados no sólo por de fervor patriótico sino también de fusiles, presenciamos con abrumadora emoción como la Santa Bárbara del Castillo de San José, principal baluarte de la tiranía militar de los catorce años, volaba en mil pedazos bajo el cañonazo de una pieza de artillería calibre 105. Cañonazo a la vez simbólico de las ansias de un pueblo sediento de libertades, de derechos humanos y de justicia social.” Alero USAC. Guatemala (1974). Uno de los protagonistas, Guillermo Toriello Garrido, cita éste breve análisis desde su particular punto de vista: “De los gobiernos “liberales”, que desde 1898 habían gobernado a Guatemala, todos fueron impuestos por los Estados Unidos y por consiguiente ejercieron su mandato en contra de la voluntad popular, por medio del terror y la represión más inhumana. El Doctor Manuel Estrada Cabrera duró en el poder veintidós años (1898-1920); tres generales se turnaron la presidencia de la república durante veintitrés años: José María Orellana y Lázaro Chacón (nueve años incluyendo en este período algunos gobiernos interinos) y Jorge Ubico catorce completos hasta su caída. El imperialismo había tenido buen cuidado de mantener estos gobernantes ad-hoc quienes, en calidad de lacayos, protegían afanosamente los intereses de los tres principales monopolios yanquis que operaban en la república y que prácticamente dominaban toda la economía nacional: La United Fruit Company (UFCO), la International Raiways of Central América (IRCA), y la Electric bond and Share (Empresa Eléctrica de Guatemala S.A). Sin exageración alguna, bien puede afirmarse que los privilegios y exenciones de que gozaban los monopolios estadounidenses, a cambio de sostener en el poder a los tiranos, habían reducido a Guatemala a la penosa condición de una virtual colonia yanqui, donde la “voz del amo”, era algo así como la voz de Dios, la cual debía acatarse ciegamente, tanto en la política interna como en la exterior.” Alero, USAC, (1974). Con estas citas ilustrativas de connotados escritores y protagonistas, se puede inferir el panorama económico, político y social de Guatemala, como antecedente de la Década de la Dignidad. La IRCA, era la empresa norteamericana propietaria de los ferrocarriles de Centroamérica. Sergio Tischler Visquerra comenta: “En la coyuntura de junio a octubre de 1944, se pueden distinguir dos momentos en la continuación de un polo (contra)hegemónico, de características anti oligárquicas y nacional- populares. El primer momento fue el de la constitución de los sectores medios intelectuales (estudiantes y maestros), en sectores independientes de la trama oligárquica del poder con influencia política nacional. El segundo momento fue el desarrollo del arevalismo como fenómeno político de masas. La campaña presidencial de Arévalo no sólo fue la continuidad de la acción política independiente de los sectores medios, sino que redefinió la escala y las características del liderazgo político emergente.” Guatemala: crisis y revolución. USAC Guatemala (1998).
- EL GOBIERNO DE JUAN JOSE AREVALO: “En 1944, los Estados Unidos habían creído que Guatemala, con o sin Ubico, seguiría siendo el pequeño vecino dócil que había sido durante décadas. La confianza de Washington no tardó en recibir un golpe. Arévalo se negó a mostrar la deferencia acostumbrada a los “representantes amistosos” del departamento de Estado. Muchos estadunidenses creyeron que esta preocupante anormalidad sólo podría ser explicada por la inmadurez y por la influencia del comunismo.” Piero Gleijeses. La esperanza rota. USAC. (2005). Se inicia así esta hermosa etapa histórica en la vida política de Guatemala, con la organización del gobierno provisional. Así lo describe Manuel Rojas Bolaños: “Un pequeño grupo de oficiales comenzó a conspirar, y a las primeras horas del 20 de octubre, bajo el mando del Mayor Francisco Javier Arana, apoyado por estudiantes, trabajadores e intelectuales, tomó las instalaciones de la Guardia de Honor en la ciudad de Guatemala, iniciando así una rebelión que derrocó al gobierno provisional de Ponce Vaides después de 16 horas de combate. La Embajada Americana intentó colocar en la presidencia al general Miguel Ydígoras Fuentes, miembro de la oligarquía cafetalera y director de la Dirección general de Caminos durante la dictadura de Ubico; pero fracasó, y una nueva junta provisional se instaló, integrada por el mayor Arana, el capitán Jacobo Árbenz y el abogado Jorge Toriello Garrido. La junta reinició los preparativos para las elecciones generales y tomó algunos acuerdos que significaban un corte con el régimen anterior, como la suspensión de servicio personal de vialidad, que era una especie de trabajo forzado para los campesinos pobres. En las elecciones celebradas en diciembre de 1944 fue electo Arévalo por una abrumadora mayoría de votos: aparentemente más del 80% del total votos. Arévalo tomó posesión de su cargo el 15 de marzo del año siguiente; casi al mismo tiempo entró en vigor una nueva constitución que derogaba la ley contra la Vagancia establecida por Ubico, e instaurada la libertad de expresión y de prensa, y el voto para todos los adultos, salvo las mujeres analfabetas. Se estableció además la autonomía universitaria, la libre sindicalización, el derecho de huelga y el concepto de función social de la propiedad, con lo cual se dejó abierto el camino para la reforma agraria; sentaron además las bases del futuro régimen de Seguridad Social obligatorio.” Con estas medidas fundamentales, se está frente a un nuevo escenario en el cual, la población más necesitada y que estuvo al margen de oportunidades de mejorar sus condiciones de vida, se presentaban con decisiones políticas que lo hacían posible. El pueblo empezaba a respirar un verdadero cambio y un inicio de democracia participativa. Más adelante Rojas Bolaños apunta que: “se elevaron gastos estatales dedicados al bienestar social: se construyeron escuelas, hospitales y viviendas; se reorganizó el sistema educativo y se lanzó una importante campaña de alfabetización; además, se fundó el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social. El primero de mayo de 1947 entró en vigor el Código de Trabajo, hecho que despertó una gran oposición dentro de los terratenientes y los empresarios urbanos guatemaltecos, acostumbrados a un orden social donde la organización de los trabajadores era no sólo inexiste sino inconcebible. Pronto el gobierno comenzó a sufrir los embates de la reacción, y tuvo que afrontar veintitrés intentos de golpe de Estado.” Historia General de Centroamérica. Madrid. (1993). La gestión del presidente Arévalo constituye una experiencia de democracia, de justicia social, de progreso y desarrollo para todas y todos, traducida en mejores condiciones de vida, fomento de la educación y las artes: Orquesta sinfónica, Ballet Guatemala, creación de escuelas tipo federación, publicaciones diversas y apoyo al artista nacional, creación de la Universidad Popular, de la facultad de Humanidades, autonomía de las municipalidades. Se fortalecen las condiciones necesarias para un segundo gobierno que preside el coronel Jacobo Árbenz. Sáenz de Tejada apunta en apretada síntesis que: “el gobierno de Arévalo enfrentó una serie de conflictos. Algunos se generaron como reacción a las políticas estatales; otros fueron el resultado de problemas acumulados por años de despojo y explotación, y otros estuvieron asociados con la Guerra Fría. Para analizar tales conflictos, se consideran cuatro arenas que están interrelacionadas, pero que por motivos de exposición se presentarán separadas: La primera arena correspondió al campo político, definido por la disputa de poder, un segundo nivel fue el del enfrentamiento ideológico, en que la oposición fue configurando un campo anticomunista, que trascendió los partidos políticos e incorporó a otros actores, siendo la Iglesia católica el más importante. La tercera expresión del conflicto político fue el de la acción violenta en el que las fuerzas utilizaron recursos no democráticos contra los gobernantes. La segunda arena de enfrentamientos se constituyó en el espacio urbano, entre trabajadores y patronos con el fin de alcanzar mejores condiciones de trabajo, como también la oposición de industriales y comerciantes a las políticas gubernamentales. La tercera arena fue el conflicto en el campo. En esta se articularon aspectos relacionados con la concentración de la tierra, el racismo y la discriminación contra la población indígena. La cuarta arena del conflicto corresponde al plano internacional, enfrentados los Estados Unidos en ésta interactuaron dos variables; el peso que los intereses de las empresas norteamericanas tenían en el gobierno de aquel país y el desarrollo de la Guerra Fría, que posibilitó, que los relativamente pequeños desafíos que los gobiernos guatemaltecos hacían a la política estadounidense fueran vistos como parte de una agresión dirigida desde Moscú.” Guatemala, FLACSO (2017). Esta interesante reflexión del historiador Sáenz de Tejada, lleva a una primera conclusión del contexto de aquel momento, que lleva al reconocimiento de que “El hombre es y su circunstancia”, frase del filósofo español José Ortega y Gasset. Sin duda los desafíos que enfrentó Arévalo y Árbenz se conjugaron para influir de manera radical en esa experiencia democrática que posteriormente fue borrada de la historia, porque así convenía a los intereses particulares de los que detentan el poder económico hasta hoy y que se vieron afectados económicamente y en sus privilegios, cuando se trató de mejorar las condiciones de vida de las mayorías de entonces. Curiosamente hoy las mismas características de marginación, discriminación, pobreza extrema y falta de oportunidades tienen al pueblo de Guatemala de rodillas, sólo que ahora es mucho más acentuada esa realidad con el narcotráfico, la violencia institucionalizada y la corrupción e impunidad imperante. Como este breve análisis está escrito para educadores, estudiantes, un resumen de los logros del Gobierno de Arévalo desde el punto de vista educativo y pedagógico es oportuno, no obstante que todo el trabajo económico, político y social es realmente admirable y reconocido por propios y extraños, a más 70 años de ocurridos, y es que nunca más se volvió a considerar al pueblo y sus necesidades desde los gobiernos corruptos que sólo responden a los intereses de la oligarquía conservadora, a las élites burguesas que ahora se suman, a políticas de marginación y al cada vez más deteriorado sistema corrupto que con impunidad mantiene la situación de injusticia social a las mayorías desde aquel 1954 a la fecha. Algunos logros en el campo educativo se llevaron a la práctica dentro de un marco referencial político y socioeconómico más integral derivados de aquellos principios de la revolución dictados por la junta revolucionaria de gobierno: “Destaca el número 17 que contiene el llamado Decálogo de principios y aspiraciones inmediatas de la revolución: 1. Descentralización de los poderes del Ejecutivo y efectiva superación del Estado. 2. Alternabilidad en el poder, aboliendo la reelección y reconociendo al pueblo el derecho de rebelarse cuando se intentara. 3. Supresión a los Designados a la Presidencia y substitución de éstos por un vicepresidente. 4. Nueva constitución y organización del Ejército, que garantice en forma efectiva su posición apolítica y le permita desempeñar las funciones para que fue instituido, de defender la libertad, la constitución y la integridad nacional, creando dentro de la nueva organización de éste una garantía efectiva para sus miembros a efecto de que su profesión quede instituida bajo bases sólidas que no puedan ser destruidas al capricho del gobernante, quien no tendrá injerencia en la organización técnica ni profesional del mismo, la cual será delegada en el Consejo Superior del Ejército para obtener así la posición social y profesional que se merece. 5. Organización democrática de las municipalidades mediante la elección popular de sus miembros. 6. Autonomía efectiva del poder judicial. 7. Autonomía de la Universidad Nacional. 8. Reconocimiento constitucional de los Partidos Políticos de tendencia democrática, organizados conforme a la ley, y representación de las minorías en los cuerpos colegiados de elección popular. 9. Sufragio obligatorio y voto secreto para el hombre alfabeto. Sufragio obligatorio y voto público para el hombre analfabeto, limitando su ejercicio a elecciones municipales. Reconocimiento de la ciudadanía a la mujer preparada para ejercerla. 10. Efectiva probidad administrativa.” Móbil José Antonio. Guatemala, (2012). Esta extensa cita obedece al momento coyuntural que hoy vive Guatemala en julio de 2023. La enorme diferencia de aquella “década de la dignidad”. Se da oportunidad al pueblo desde un espacio de democracia, en ese decálogo de 1945. Ahora en julio de 2023 inmediatamente después de las elecciones, es en donde se evidencia la cooptación del Estado por las mafias corruptas, por el pacto de corruptos: en donde la Corte de Constitucionalidad, la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal Supremo Electoral, el Ejecutivo, legislativo y judicial, el procurador de los derechos humanos y el Ministerio Público, responden a otros intereses de espaldas al pueblo sufrido de Guatemala. Es la sociedad civil la que responde con coherencia y dignidad. El contexto histórico (1945) y el alcance de este decálogo es motivo de muchos análisis, su proyección en gran medida contrasta con el momento actual. Cuales fueron algunos de esos logros de la revolución del 44-54 en materia educativa, como un ejemplo de su proyección social? Seguimos al historiador José Antonio Móbil: “Las primeras medidas puestas en práctica por la nueva administración revolucionaria pusieron acento renovador tanto en las aulas como en la dignificación magisterial. Una ellas fue promover la libertad de criterio docente, evaluar la realidad del analfabetismo existente en el país, así como la falta de escuelas, material didáctico y mobiliario. La junta revolucionaria creó el 28 de noviembre de 1944 el Comité Nacional de Alfabetización, tomando en consideración que para invertir el marasmo educativo del país, una de las tareas de más alta trascendencia para el futuro de Guatemala debería fundamentarse en el desarrollo de la educación y de la cultura, con énfasis en las capas menos favorecidas del país. Dentro de estos parámetros se delineó un sistema de educación parvularia y primaria que proseguía con un ciclo prevocacional de tres años que diversificaba en tres ramas de último tramo de dos años de la educación secundaria: magisterio, bachillerato técnico y bachillerato en ciencias y letras. El censo escolar de 1945 reveló que 331,000 niños que vivían en las áreas rurales solamente recibían educación 80,000, el resto 251,000 niños no estaban atendidos por maestros y carecían de edificios para educarse. Ocho años más tarde, el gobierno revolucionario informó, que la población escolar en todo el país ascendía a 534,894 niños, de los cuales se inscribieron en la escuela primaria en 1950, solamente 164,815 y quedaron sin escuela 370,079 niños. El censo de 1950 indicó que el 80.2% de la población escolar indígena no asistió a la escuela y que dentro de ese sector el analfabetismo lindaba en el 90.3%. El censo puso de relieve que existía en el país un 71.9 % de analfabetos mayores de siete años sobre todo en Alta Verapaz, 92.3% y Quiché 91.%. Durante los diez años de gobierno revolucionario el número de escuelas rurales aumentó en un 88.97%. El número de maestros en las escuelas primarias urbanas en un 51.88%, las escuelas normales y de bachillerato tuvieron un aumento de 69.23% y la escuelas técnico-vocacionales (industriales, de artes femeniles, comercio, conservatorios de arte, etcétera) marcaron un aumento del 80%. El presupuesto del Estado para educación en 1945 fue de Q13, 330,000, mientras en 1954 ascendió casi 11 millones de quetzales. Por primera vez en la historia nacional la Constitución política promulgada en 1945, declaró de utilidad pública la campaña de alfabetización nacional y gratuidad del mínimo de enseñanza oficial común, agrícola, industrial, artística y normal. Así mismo creó becas de perfeccionamiento de especialización cultural y técnica; estableció institutos prevocacionales y politécnicos, bibliotecas populares y escolares e incrementó el deporte y la cultura física. La ley constitucional obligaba a los patronos a dotar y establecer escuelas para la población escolar campesina y obrera en fincas y fábricas mayores. Durante el gobierno del Doctor Arévalo el congreso comenzó a conocer el anteproyecto de ley orgánica de educación, puesta en vigencia en 1952 durante el gobierno de Jacobo Árbenz. Se llevaron durante el gobierno siete campañas de alfabetización, lográndose 82,000 alfabetizados. La cantidad acumulada de analfabetos durante la colonia y la época republicana ascendía en 1950 a más de 1.5 millones de personas. El 23 de mayo de 1946 se fundaron las Misiones Culturales Ambulantes con el objeto de llevar un mínimo de cultura a los lugares rurales más apartados del país. En 1948 comenzaron a funcionar escuelas nocturnas de complementación que cubrían prioritariamente los grados superiores de las escuelas primarias para ayudar a los adultos que no pudieron terminar esta etapa educativa. También se incrementó el número de escuelas para adultos, creadas durante el gobierno liberal de Justo Rufino Barrios. En 1946 se organizó de nuevo la Universidad Popular, fundada en 1923 por el gobierno del general Lázaro Chacón y clausurada por Jorge Ubico. En 1945 se firmó el acuerdo entre el gobierno de Guatemala y la Inter American Educational Fundation, Inc., para cooperar con el programa educativo nacional en los campos de educación rural y técnica, sobre todo para organizar la primera escuela rural en la Finca La Alameda, Chimaltenango en 1946. En 1949 se crearon Núcleos Escolares Campesinos ente organizador de escuelas de trabajo, 460 escuelas con 800 maestros. Las escuelas tipo Federación fueron creadas con la idea de establecer la autonomía del aula. Además en educación superior, se decretó la autonomía universitaria y el 17 de septiembre de 1945 se creó la Facultad de Humanidades. Fueron creadas: el Instituto de Antropología e Historia, el Instituto Indigenista Nacional, la dirección general de Bellas Artes, la editorial del Ministerio de educación pública, la Revista Guatemala, se concedió la autonomía al deporte, fue construida la Ciudad Olímpica. La Orquesta Sinfónica Nacional de Guatemala, el Conservatorio nacional de música, la Escuela Artes Pláticas, el coro internormales. La Editorial del Ministerio de Educación, fundada el 31 de enero de 1948 imprimió cientos de libros editados a precios populares, se editaron colecciones: Libro escolar, Colección Clásicos del Istmo, Colección Contemporáneos, Colección Científico-pedagógica, Colección Documentos y la afamada Colección 20 de octubre, que imprimió millares de libros de variada índole al precio de un quetzal por cada diez volúmenes. Los sectores más jóvenes identificados con la revolución crearon el grupo Saker Ti, de artistas y escritores jóvenes que integró la generación literaria y artística surgida durante el proceso revolucionario. Este grupo salió a luz pública con un manifiesto público titulado Afirmaciones, en el que postulaba la libertad de creación y difusión sin límites del arte y la cultura, así como la participación social en la consolidación de la democracia guatemalteca. Ante esta actitud de la juventud revolucionaria así como otras actividades inusuales asumidas por diversos sectores ciudadanos como de costumbre la clase rectora del atraso cultural sobre todo terratenientes e Iglesia católica iniciaron una campaña masiva de difamación a la que se unieron la United Fruit Co., la prensa nacional e internacional y otros políticos intolerantes frente a la realidad de un mundo que nacía de los escombros de la segunda guerra mundial.” Móbil José Antonio. Guatemala. (2012) Esta descripción del desarrollo de la educación y la cultura de la Revolución de Octubre, 1944-1954, particularmente en el primer gobierno de Juan José Arévalo, con datos muy concretos, puede muy bien ilustrar el alcance que se proyectaba y las grandes posibilidades de que Guatemala podría llegar tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo. Lamentablemente los intereses personales, los privilegios de algunos cuantos, la falta de conciencia social y la compra de personas y de grupos de poder económico e intelectual no dejaron ni aún dejan que Guatemala realmente pueda realizarse como un país democrático, con sus enormes riquezas naturales, su gente trabajadora, su espíritu creador, su posición geográfica, su diversidad cultural, su riqueza maravillosa. Estas líneas se escriben en una nueva coyuntura (25 de junio-20 agosto de 2023), en donde malos guatemaltecos, los poderes facticos, la ambición desmedida, la impunidad y la corrupción no quieren que Guatemala sea próspera y feliz, como dice el Himno nacional. Políticos, empresarios, gobiernos, instituciones en general se oponen a una luz de esperanza que surge nuevamente y aparece al final del túnel para mejorar las condiciones de vida de la inmensa mayoría de guatemaltecos, especialmente jóvenes que sólo tienen hoy dos opciones: el narcotráfico o la migración. Un inesperado resultado de las elecciones coloca en segundo lugar a un partido nuevo, Semilla, con el candidato Bernardo Arévalo, hijo de Juan José Arévalo. Hay mucha incertidumbre. La juventud se manifestó en las urnas y en las calles. Se puede cambiar este rumbo de injusticia por otro, si hay ciertas condiciones dentro las cuales hay un buen número de jóvenes, hombres y mujeres que desean y luchan en el hoy y el aquí del país de la eterna primavera y no de la eterna tiranía como hoy suele llamársele, por la injusticia social permanente que se vive. De igual forma, pero en contextos diferentes y salvando las distancias de tiempo y de actores se encuentra esta cita: “Pronto el gobierno comenzó a sufrir los embates de la reacción, y tuvo que afrontar veintitrés intentos de golpe de Estado. El más serio de ellos fue el que se desencadenó a raíz del asesinato del coronel Arana el 18 de julio de 1949, en un obscuro incidente ocurrido en el Puente La Gloria, camino al lago de Amatitlán. Para entonces la sucesión presidencial se planteaba entre Arana y Árbenz, los dos militares de la Junta Revolucionaria de octubre de 1944. Arana, quien había abrazado la causa conservadora, intentó sin éxito ser el candidato oficial; al cerrarle esta posibilidad y la de ganar las elecciones compitiendo con Árbenz, decidió encabezar un golpe de Estado si Arévalo no accedía a realizar cambios dentro del gabinete y las fuerzas armadas, que favorecieran sus pretensiones presidenciables.” Manuel Rojas Bolaños. Historia General de Centroamérica. Madrid (1993). Al revisar algunas de las muchas publicaciones, análisis e interpretaciones de este período de la historia de Guatemala, se encuentran ciertos hilos conductores: 1. los conservadores, terratenientes y algunas instituciones como la Iglesia católica no estaban tranquilos con el gobierno del Doctor Arévalo y buscaban oportunidades o las propiciaban para conspirar contra su gobierno. 2. Desde fuera se estaba gestando un plan que favoreciera a los descontentos para propiciar un golpe de Estado, y fueron muchos intentos, con el apoyo de los Estados Unidos de Norte América y de la compañía bananera, la United Fruit Company Co. 3. Se trabajaba mucho desde el cuento de que era “comunista”, para engañar al pueblo en su mayoría católico e ignorante, debido a la ausencia de programas educativos derivados de la colonia y de los gobiernos conservadores y liberales anteriores. Stehen Schlesinger y Stephen Kinzer comentan: “Arévalo fue asediado casi desde el primer día de su toma de posesión por pilares del viejo orden que temían por su lugar en la sociedad. En mayo de 1946, a un año escaso de que se convirtió en presidente, Arévalo fue forzado a defenderse de esta manera: “Han oído las acusaciones de nuestros enemigos comunes. Han oído y visto la incansable campaña de sus enemigos, mis enemigos. Ustedes saben que para esos políticos tradicionales, esos de clase dictatorial, el presidente de Guatemala es “comunista”, porque ama a su pueblo, porque sufre con su pueblo, porque está con los pobres, porque apoya a los trabajadores, porque se rehúsa a cooperar con los ilegítimos intereses de los potentados, porque se rehúsa a hacer tratos con aquellos que pueden corromper su función pública. Saben que ellos dicen que el congreso es “comunista”, porque aprueba leyes para el bienestar de todos y especialmente para defenderlos a ustedes (trabajadores guatemaltecos). El Imparcial, 2 de mayo de 1946.” Fruta Amarga. Siglo XXI. México (1982). El Centro de Investigación y Documentación Centroamericana, publicó un interesante estudio de Carlos Figueroa Ibarra: “Nuestra sociedad tiene un antecedente histórico de amplios límites de democracia burguesa que debe ser reivindicado e inculcado en el seno de la memoria colectiva de nuestro pueblo: la revolución democrática burguesa de 1944. En la medida que las necesidades del desarrollo capitalista guatemalteco implican la desnacionalización de la economía, el empobrecimiento de las capas y clases urbanas, la descomposición y expropiación de las masas campesinas, la restricción a sus límites ínfimos de la democracia burguesa o para decirlo más categóricamente la instalación de una dictadura abierta en el país etc. La revolución democrática burguesa de 1944 se alza como un espectro que empavorece a la clase dominante a pesar de que su contenido es indiscutiblemente burgués. Ese pavor lleva a los actores más reaccionarios a combatir la revolución democrática de 1944 ya sea reivindicándola de manera demagógica y castrando su contenido revolucionario (basta con acordarse del tercer gobierno de la revolución), o bien atacándola ardientemente por haber intentado aniquilar la democracia e imponer la dictadura “comunista”, en nuestro país. A este coro de ataques se une la visión infantil e izquierdizante que ataca a la revolución del 44 por no haber tenido un contenido socialista.” Carlos Figueroa Ibarra. Ciencias Sociales. Guatemala. (1980). Este importe análisis ilustra como continúa permanente en el pueblo y en los académicos la experiencia democrática que se analiza, con el único fin de traer a la discusión y la conciencia de los guatemaltecos un momento histórico que hoy se vislumbra esperanzador, con los acontecimientos políticos de los actores: Tribunal Supremo Electoral, las Cortes y los partidos políticos, particularmente aquellos que se sienten amenazados en sus intereses y en sus privilegios. Seguimos el documento de Figueroa Ibarra: “dos concepciones extremas existen acerca de lo que fue el proceso revolucionario. La primera de ellas de un contenido democrático burgués, que lo consideraría, sino la culminación del desarrollo histórico de la sociedad guatemalteca, si el camino que sin cambios cualitativos en causaría al país por una senda de progreso y bienestar general. La revolución de 1944 vendría a significar el camino del progreso, la senda de una revolución que es imaginada por los que sostienen esta opinión como algo lineal. La segunda concepción tiene una connotación al menos verbalmente, de corte revolucionario utilizando el instrumental teórico científico al análisis del proceso histórico, se hace toscamente: una revolución social siempre significa la destrucción del modo de producción hegemónico de una determinada formación económica y social y su sustitución por otro que es cualitativamente distinto y superior; el proceso de desarrollo capitalista en el país es algo que se inicia con la conquista española o al menos es una realidad en la época colonial, de tal manera que el régimen de producción específicamente capitalista existe mucho antes de la revolución de 1944. Entonces: Qué cambio cualitativo pudo haber significado dicha revolución? Otros más benévolos hablan de un avance, pero reprochan a la revolución democrática burguesa el no haber contado como su protagonista, “a la única clase revolucionaria, la clase obrera”. En pocas palabras la revolución de 1944 no fue una revolución simplemente porque no fue socialista.” Carlos Figueroa Ibarra. Guatemala, (1980). Esta última consideración es fundamental para considerar los alcances y los vacíos que dejó esa experiencia. Además para que, conociendo el pasado, se pueda corregir el presente y el futuro de la realidad guatemalteca hoy, en el contexto del siglo XXI, con sus características globalizantes y con el marco referencial de un neoliberalismo salvaje, en donde se mueve la juventud de hoy y del mañana inmediato, con medios de comunicación y tecnologías deshumanizantes. Por último es necesario reconocer que las mínimas acciones del decreto 900 del legislativo, en el gobierno de Jacobo Árbenz, fue la gota que colmó el vaso para que los finqueros y la compañía bananera norteamericana pegara el grito al cielo, aún con una la intervención del Nuncio Apostólico de ese entonces que no veía nada que contrariara la doctrina social cristiana, antes bien favorecía a las mayorías desposeídas.
- CONCLUSIONES: Es importante en este apartado final citar el informe de la comisión para el esclarecimiento histórico, que en su tomo V apunta:
(I) “El carácter antidemocrático de la tradición política guatemalteca tiene sus raíces en una estructura económica caracterizada por la concentración en pocas manos de los bienes productivos, sentando con ello las bases de un régimen de exclusiones múltiples, a las que se sumaron los elementos de una cultura racista, que es a su vez la expresión más profunda de un sistema de relaciones sociales violentas y deshumanizadoras. El Estado se fue articulando paulatinamente como un instrumento para salvaguardar esa estructura, garantizando la persistencia de la exclusión y la injusticia. La ausencia de una política social eficaz por parte del Estado, con excepción la época que abarca de 1944 a 1954, acentuó esa dinámica histórica excluyente. En muchos casos las políticas estatales durante el período reciente propiciaron las desigualdades o, como mínimo, su endémica debilidad institucional permitió que éstas se exacerbaran. Como muestra durante los veinte años de mayor crecimiento económico en Guatemala (1960-1980), el gasto social fue el menor de Centroamérica y la carga tributaria fue a la vez la más baja. Por su mismo carácter excluyente el Estado fue incapaz de lograr un consenso social en torno a un proyecto de nación que pudiera aglutinar al conjunto de la población. Concomitantemente renunció a su papel de mediador entre los interese sociales y económicos divergentes, abriendo un vacío que facilitó la confrontación directa entre los sectores afectados. De especial preocupación para la CEH fue la manera en que las sucesivas constituciones de la República y las garantías de los Derechos Humanos y cívicos explicitadas en ellas, se convirtieron en instrumentos formales, violados por las diversas estructuras del mismo Estado. Quedó así conformado un círculo vicioso donde la injusticia social provocó protestas y luego inestabilidad política, que permanentemente sólo tuvo dos respuestas: represión o golpe militar. Frente a movimientos que proponías reivindicaciones económicas, políticas, sociales o culturales, el Estado recurrió crecientemente a la violencia y el terror para mantener el control social. En ese sentido la violencia política fue una expresión directa de la violencia estructural de la sociedad.”. Informe de la comisión para el esclarecimiento histórico. Guatemala. (2004). Esta cita resume las consecuencias y el estado actual de Guatemala, porque luego en los últimos tres gobiernos de Otto Pérez Molina, que actualmente guarda prisión, Jimmy Morales, un payaso títere de los oligarcas y de las élites conservadoras y Alejandro Giammattei, que pasa a la historia como el más grande de los gobernantes que se apropió de los recursos del Estado aprovechándose de la pandemia del covid-19, queda sólo la espera de la segunda vuelta electoral para determinar el futuro del pueblo guatemalteco.
(II.) Julio Castellanos Cambranes aporta este análisis: “En 1943 los alemanes fueron expropiados de sus inmensos latifundios y expulsados del país. Sin embargo casi todas sus fincas fueron a parar a manos de políticos corruptos y paniaguados de las dictaduras militares. La contrarrevolución de 1954 destruyó la reforma agraria del gobierno de Jacobo Árbenz y, con ello, la única posibilidad real que ha tenido el país de abandonar su estatus de semicolonia de los EE. UU. y de reencausar su economía subdesarrollada por la senda de un capitalismo nacional. Por consiguiente, resumiendo podemos decir que las raíces de la economía deforme de Guatemala que conocemos en la actualidad, hay que buscarlas en la caduca estructura de tenencia de la tierra y la no menos caduca falta de diversificación de la producción agraria orientada a la exportación.” Guatemala oprimida, pobre o princesa embrujada? Guatemala (1997).
(III.) Por último se concluye estas remembranzas de la primavera democrática, con el acertado análisis de Luis Cardoza y Aragón, en su La revolución Guatemalteca: “Guatemala abría el camino de lucha. La abanderaba. No era su insignificancia como poder nacional lo que le servía; pero comprobó y enseñó, a pesar de la derrota transitoria y de aquellos que no dieron la medida, la posibilidad de enfrentarse con buen éxito al verdugo. El camino sigue abierto y es más amplio cada día. La obligación a resistir, nunca ha sido más definida y necesaria. Después de la política internacional en defensa de su soberanía a que obligadamente fue llevada Guatemala, no podía esperarse sino la intervención de las muchas maneras de que disponen los Estados Unidos. una de las últimas consiste en lanzar sus mastines –con respaldo diplomático, militar y económico-, contra un país determinado, por medio de supuestos “conflictos locales”, que proporcionarán ocupación a los representantes de Hispanoamérica en el “misterio de las colonias”, en Washington.” Luis Cardoza y Aragón. Guatemala, (1955). Tanto Cardoza y Aragón como Figueroa Ibarra, dos eminentes escritores guatemaltecos, como la Comisión para el esclarecimiento histórico de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Guatemala, MINUGUA, EN su momento y desde sus particulares puntos de vista, ven en la experiencia de Guatemala, no un fracaso, sino una esperanza y hoy los guatemaltecos tienen también una esperanza, el último espacio para la construcción del futuro para las nuevas generaciones.
- BIBLIOGRAFIA:
- Figueroa Ibarra Carlos. Ciencias Sociales. Revista centroamericana-Guatemala. 1980.
- Gómez Padilla, Julio. Introducción a la Economía. Guatemala. 1976.
- USAC. Tercera época. No. 8 Guatemala. 1974.
- Torres Rivas Edelberto. Historia de Guatemala. Un resumen crítico. FLACSO Guatemala.2017.
- Conclusiones y recomendaciones del informa de la Comisión para el esclarecimiento histórico. 2004.
- Luis Cardoza y Aragón. La Revolución guatemalteca. Editorial del Pensativo. Guatemala. 1955.
- Stephen Schlesinger y Stephen Kinzer. fruta amarga. La CIA en guatemala. Siglo XXI. México 1982.
- Piero Gleijeses. La Esperanza Rota. USAC. Guatemala. 2005.
- Historia General de Centroamérica. Héctor Pérez Brignoli coordinador. España 1993.
- José Antonio Móbil. Guatemala, el lado obscuro de la historia II. Editorial Serviprensa, Guatemala. 2012.
- Fridolin Birk (compilador) Guatemala: ¿Oprimida, Pobre o Princesa Embrujada? Colección Construyendo la Paz. Guatemala. Friedrich Ebert Stiftung 1997.
- Sergio Tischler Visquerra. Guatemala 1944: Crisis y Revolución. USAC. Guatemala 1998.