WASHINGTON
AP
La mayoría de los aspirantes optaron por ignorar a Donald Trump en el primer debate republicano y esperaban un tropiezo del multimillonario temerario.
La inesperada durabilidad de Trump ha forzado a varios de sus rivales a modificar su estrategia de cara al segundo debate el miércoles. Ahora buscarán enfrentarse directamente con él sin perjudicar sus propias campañas.
El viraje refleja un cambio en la imagen de Trump dentro del Partido Republicano. De capricho de verano para votantes exasperados se va convirtiendo en un candidato que podría encabezar las encuestas durante meses y ganar en algunos de los primeros estados que realizan primarias.
«Tiene el control total y absoluto del campo de batalla político», dijo Steve Schmidt, uno de los principales estrategas de la campaña presidencial del senador John McCain en 2008.
Trump se ha convertido en una piedra en el zapato del establishment republicano, con un discurso antiinmigrante que temen perjudicará la imagen del partido ante el electorado latino. Además en ocasiones ha expresado su apoyo a aumentos de impuestos y el seguro de salud universal, posiciones que la derecha considera tabú.
El empresario y exastro de reality TV ocupará el centro del escenario entre los 11 precandidatos que debatirán en la Biblioteca Presidencial Reagan en Simi Valley, California. El elenco del debate presentado por CNN es el mismo del primero, con un agregado importante: Carly Fiorina, la exdirectiva de Hewlett-Packard y la única mujer que compite por la candidatura republicana.
El número de polemistas —posiblemente el mayor en la historia política moderna— pone de manifiesto lo embarullada que es la competencia cuando restan cinco meses para las primeras primarias, en Iowa.