Los logros de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala han sido notorios y altamente positivos para ir desmontando el aparato institucional de cobertura a todo tipo de delincuentes mediante la cooptación de todas las entidades que tienen que ver con la justicia. Desde las instituciones a cargo de investigar los hechos criminales, de formular las acusaciones para lograr condenas, hasta la mismísima administración de justicia, todo fue cayendo bajo las redes de esas estructuras paralelas tan poderosas que mediante el control de las Comisiones de Postulación y hasta del Congreso de la República, se aseguraban disponer con quienes encubrieran sus crímenes y evitaran asomo de castigo.

Sin embargo, la Comisión vino a Guatemala a ayudar en muchos sentidos, pero uno de ellos ha sido la transferencia no sólo de las capacidades técnicas, sino de la mística para que los investigadores hagan su trabajo a conciencia. Y hoy lo vemos con la larga investigación realizada para esclarecer el asesinato del abogado Francisco José Palomo Tejeda, puesto que la banda de sicarios que fue contratada para ejecutarlo en plena vía pública fue capturada hoy, lo que abre la puerta para que se pueda llegar a los autores materiales.

En Guatemala la norma, lo absolutamente común, es que cuando ocurre un crimen de gran envergadura las “investigaciones” nunca lleven a ningún lado. La historia está llena de casos en los que no se ha logrado esclarecer los crímenes y por ello las bandas de sicarios operan con tanta tranquilidad estableciendo contactos con sus “usuarios”, es decir con gente que recurre a matones para dirimir cualquier tipo de diferencias.

En los últimos tiempos hemos visto eficiencia de la investigación criminal a cargo de la Policía Nacional Civil en casos que podían parecer difíciles de resolver, como el del licenciado Palomo o el que ocurrió un día antes de su asesinato, con la muerte de la licenciada Xiomara Reyes. En este segundo caso ya cayó hasta el señalado como autor intelectual del crimen, mientras que en el caso del licenciado Palomo queda por establecer quién pagó a la estructura criminal que también mató a otro abogado y al propietario de empresas de seguridad.

Es importante señalar este cambio en la situación de la lucha contra la impunidad porque si algo ha alentado a los criminales a actuar a sus anchas ha sido ese manto de impunidad que les ha favorecido. En la medida en que nuestras autoridades investiguen los crímenes y consignen a los delincuentes, tendrá que revertirse esa situación pavorosa de estar a merced absoluta de los criminales.

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