Jorge Mario Andrino Grotewold.
@jmag2010

El tiempo sigue corriendo, para este impensable imaginario de un gobierno de transición, que pareciera más imaginario que real, pues además de un poder político o institucional tradicional, no se vislumbra una verdadera ejecución de políticas públicas (continuidad o inicio) del gobierno, mucho menos de la creación de satisfactores para la población. El gobierno de transición cumple su rol, secundando la democracia y permitiendo un traslado de ese poder político hacia un nuevo actor(a) el 14 de enero de 2016. Pero nada más que eso, salvo el honor de cualquier ciudadano de alcanzar a ser designado(a) como Presidente o Vicepresidente de la nación.

En ese contexto, ¿vale la pena la nominación y designación de un Vicepresidente? Las propuestas realizadas por el Presidente Maldonado Aguirre han causado sorpresa en el Organismo Legislativo, quizá por su prontitud en presentar la terna, o quizá porque el Congreso aún no aprende y quiere “negociar” las propuestas, o con los propuestos. Pero esta actividad empieza a generar roces innecesarios entre Organismo de Estado, como lo ejemplificó el Vicepresidente usando la modernidad en la comunicación social, las famosas redes. Ese tweet mencionando al expresidente Arévalo e indicando que los hilos telefónicos están cortados, obliga al entendimiento de la población de que la terna enviada por el Presidente no satisface a los congresistas, o bien alguno de los propuestos no es de su agrado. El Congreso debe entender que la función de un vicepresidente requiere de coordinación y entendimiento con el Presidente, en política pública, pensamiento lógico y si se puede, ideología. Sin decir más de valores morales e institucionales, mismos que en los tres candidatos no se cuestionan, al existir pruebas irrefutables de su servicio a la patria durante su vida.

Pero también el Presidente debe comprender que el Congreso es un ente político que busca representar a la población en su mejor expresión. Así, ¿por qué no un candidato indígena, como lo tuvo a nivel de propuesta el propio Maldonado durante su campaña electoral del ´84?

Sin importar quien sea designado(a), es meritorio preguntarse la razón por la que se considera necesario encontrar a alguien para que en tan corto tiempo asuma una vicepresidencia que ha sido manchada y denigrada durante este gobierno del Partido Patriota, y que durante algún tiempo que fue ejercido por el ahora Presidente, tampoco se logró determinar un cambio sustancial o activo en los roles que la Constitución le asigna, coordinando gabinetes ministeriales o ejecutando política pública. Es poco lo que se sabe logró hacer Maldonado Aguirre en su tiempo de ejercicio como Vicepresidente, lo cual pareciera entendible bajo el precepto de la coyuntura en el que fue electo, es decir, un gobierno en picada, una población exigiendo cambios y un Estado sin norte que seguir como lo demuestran los indicadores económicos y sociales.

La terna propuesta goza de credibilidad y confianza por una parte de la población, pero en las condiciones de bancarrota en las que el Estado se encuentra, es imperativo reflexionar si el sólo hecho de llenar una vacante será necesario para llevar a cabo un desgaste, que quizá fuere mejor tener a nivel de discusión del Presupuesto 2016. ¿Qué podrá hacer la persona designada, que aunque muy capaz y proba sea, logre llevar a cabo en tan sólo 3 meses?

El Congreso desintegrado a raíz de las elecciones, debiera concentrar sus funciones en cumplir las expectativas de una población ávida de cambios, y además, buscar mecanismos de congraciarse con un electorado que busca referentes políticos, en este tan desprestigiado sistema democrático.

Artículo anteriorRégimen de ISR denominado “Rentas de capital, ganancias y pérdidas de capital” – Parte Final
Artículo siguienteGrato fallo de la CC a favor de comunidades indígenas