Sindy Mishel Aguirre Salazar
Sindy Mishel Aguirre Salazar, maestra de educación primaria, artista plástica, ilustradora, escritora y poeta. (Guatemala, Guatemala). Literariamente sus obras han sido publicadas en la Antología Contemporánea Escritoras guatemaltecas (2021). Su poesía fue incluida en la Antología huehueteca Del ser que nos habita, por Cafeína Editores (2021). Formó parte del Festival Internacional de poesía en Aguatán FIPA (2022). Ha publicado en revistas literarias como: Brújula, poemas guatemaltecos por Quetzal Poético (2021). Ganadora de certámenes literarios tanto en la Universidad Rafael Landívar como en la Universidad Mariano Gálvez de Guatemala. Su primer libro titulado: Pájaros negros bailan blues, está próximo a publicarse. Actualmente está explorando los géneros narrativa y novela gráfica. |
ALFILERES
Cuando me vaya todo seguirá normal,
Vendrán los otros a cazar a las nubes,
A acariciar a los gatos
A llenar de stickers los postes,
A hacer juguitos de sororidad.
A llevarles flores muertas a los muertos,
A lamentarse,
A llorar,
A odiar,
A sentir asco.
A clamar justicia,
A creer que la hay.
A decir la verdad,
A gritar con furia y rabia
Por esto que no hice
Por hacerme llorar.
A entender,
A opinar,
A imaginar,
A desear regresar.
Cuando me vaya todo seguirá normal
Ya vendrán los otros con las mismas preguntas,
Con esperanza y sin miedo.
HOGAR
Mi casa no tiene oídos
Sabe escuchar,
No juzga.
No tiene voz
Si tuviera gritaría,
Correría las cortinas,
Abriría sin tacto las ventanas,
Aunque desde afuera en día de sol
Se notara la neblina.
Si mi casa tuviera pies correría,
Sin dirección alguna
A cualquier parte
En busca de un hogar.
Si mi casa fuera una mujer
Sería como una jovencita
que desnuda sin sentir vergüenza,
Porque no le queda tiempo, porque solo tiene tiempo,
de sentirse triste.
Si tuviera brazos, se abrazaría a sí misma,
Para intentar limpiarse,
Para sanar la herida.
Juntaría sus lágrimas
Como quién prepara sus armas
Y dispararía
A ese dolor de ausencia
Que sabe fingir
Que le acaricia el alma.
Mi casa está aprendiendo
Sonríe taciturna cuando le llamo hogar,
Yo quiero salvarla.
LA MUERTE DEL MIEDO
El miedo araña y muerde,
Grita, sacude, apunta a la cara
A la cien, a los muslos,
Arranca los ojos.
Miedo cobarde, miedo violento,
Miedo reprimido.
Hay hombres con miedo,
Que arañan y muerden,
Gritan, sacuden,
Apuntan a la cara, a la cien,
a los muslos,
Arranca los ojos.
Miedo cobarde, miedo violento,
Miedo reprimido.
Los hombres miedo apestan a miedo,
Huelen la libertad, que no tienen.
Persiguen el fuego, que no tienen.
La valentía, que no tienen y nunca tendrán.
Sus manos guardan la frialdad de unas manos
Que no saben acariciar, unos labios que quieren ser besados
Y no quieren besar.
Gritaron tan fuerte que nos quedamos en pausa,
Dispararon contra nosotras y no pudieron
Con nuestra piel valiente.
Terminaron disparándole al miedo, el que los hace cobardes
Y violentos.
Ustedes se desarmaron.
CABEZAS
Todo es una contradicción donde nadie gana,
Ni siquiera yo.
No hay nada justo, no hay nada injusto,
No hay nada.
Con suerte hay olvidos,
Me anestesian las carcajadas
Quiero escuchar una o dos, no tantas, las suficientes.
A veces quiero estar en pausa y no pensar,
A veces no quiero que nada me conmueva
Y ser indiferente,
Una pausa de sentir sin renunciar a la ternura.
Busco un lugar donde descansar la existencia,
En otros planetas no,
Antes pensaba en marte y júpiter, pero
Un día el día se puso entre rojo y naranja
Y extrañé el azul.
Un lugar donde descansar la existencia,
Sin cerrar los ojos,
Tal vez ponerlos en otra parte,
En lo absurdo, en lo que desconozco,
En la cola feliz de un perro o entre letras.
Y al final descubrir
que no hay lugar.
Selección de textos Roberto Cifuentes Escobar