María José Cabrera Cifuentes
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Si es usted extranjero, ha vivido por mucho tiempo fuera del país de la eterna primavera, o simplemente no se acostumbra a él, he preparado estos consejos para usted. Adóptelos para que alguien más listo que usted no le vea la cara. Es bueno siempre estar preparado y conocer los recursos que tenemos a la mano para sobrevivir en la selva.
En nuestro país, hacer las cosas correctamente es para tontos, aproveche cada vez que pueda mostrar su astucia y viveza, saliendo airoso y mejor parado que el resto de personas.
Si usted es estudiante no debe estudiar, salgase de todas las clases y a la hora de una prueba o examen válgase del famoso chivo, puede también sacar sus notas o pedirle a algún compañero que le dicte las respuestas. ¡No se preocupe! Conozco a más de uno que ha superado esa etapa académica valiéndose de estos instrumentos, y que en el presente se han convertido en abanderados de la lucha en contra de la corrupción. Su actuar de hoy no será recordado mañana, el pasado se quedará en donde debe estar.
Si está próximo a graduarse y ya cerró currículum para optar a su grado o postgrado no pierda tiempo en hacer su trabajo de graduación. Hoy en día podrá encontrar opciones anunciadas en las redes sociales y otros medios, que por unos pocos miles de quetzales le ahorrarán la ardua labor y podrá presentar una investigación realizada por expertos (corruptores) y así demostrar su gran competencia profesional.
En los bancos o lugares en los que se requiere esperar su turno esto es innecesario, intente adelantarse y meterse delante de otras personas, si lo logra podrá aprovechar de mejor manera su escaso y preciado tiempo. Esto se aplica también para los conductores, haga doble fila, adelántese en lugares no permitidos, haga lo que le plazca con tal de no tener que esperar más tiempo del necesario.
Si sale con sus crías a la calle, descuídelos, utilice su celular en lugar de prestarles atención, ignórelos y ruéguele a Dios que no les pase nada. Eso sí, puede ayudarles con algunos consejos, por ejemplo, cuando se trate de aproximarse a un poste o de recostarse sobre una pared, adviértales que probablemente tengan algún fluido esparcido sobre ellas. No obstante, incúlqueles que sean comprensivos con las personas que debieron utilizarlos para satisfacer sus necesidades biológicas, quizá alguna vez se vean ellos también en apuros y necesiten recurrir al mismo mecanismo.
Si es usted un gran caballero, puede decirle lo que usted quiera a cada mujer que pasa, tiene derecho a utilizar su libre expresión como mejor le parezca sin importar qué efectos esto pueda tener. Créame, lo que menos pensamos las mujeres sobre los hombres que nos hacen ese tipo de “halagos” es que son asquerosos, poco hombres y muy probablemente frustrados sexuales.
Disfrace su odio y resentimiento de pacifismo, escriba pancartas ofensivas y afirme posteriormente que solamente busca la tranquilidad y la concordia. Insulte a todos los que tengan un pensamiento distinto al suyo, y jamás se involucre en un debate constructivo. Recuerde que lo importante es destruir a los demás para sobresalir. (Continuará)