Comparto el comunicado del bloque de mujeres jóvenes de pueblos originarios, quienes este 8 de marzo salieron a las calles para denunciar las violencias que las mujeres mayas vivimos en un país colonial como Guatemala, cuya realidad de racismo, patriarcado y clasismo impacta la vida y las oportunidades de miles de mujeres nativas:
Maya’ ixoqi’ wawe’ öj k’o
Nosotras resistimos, nosotras existimos
Este 8 de marzo las mujeres jóvenes de pueblos originarios reunidas en distintos territorios del país nos autoconvocamos para hacer visible, una vez más, nuestra existencia, nuestra resistencia y nuestra palabra.
Somos conscientes del sistema racista, patriarcal y colonialista que busca aniquilarnos. Pero la lucha de nuestras abuelas, madres y hermanas nos han abierto caminos para que hoy estemos presentes, por eso hoy nos pronunciamos:
Condenamos todas las formas de violencia en contra de las mujeres y mujeres indígenas. Basta del abuso sexual, nuestros cuerpos se respetan.
Rechazamos toda violencia racista y paternalista. Nosotras somos sujetas políticas, escribimos nuestras propias historias y somos partícipes intelectuales e innegables de este territorio. ¡Ni acarreadas, ni compradas!
Denunciamos el robo y saqueo de la naturaleza por parte de terratenientes, empresarios y megaproyectos blindados por los gobiernos corruptos y autoritarios que NO nos representan.
Ponemos un alto a los partidos políticos que buscan beneficiarse usando los cuerpos y rostros de mujeres de pueblos originarios para llenar espacios. Las mujeres merecemos participar en política, en condiciones igualitarias.
Reivindicamos nuestras identidades y saberes ancestrales, por eso, rechazamos todos los usos racistas y mercantilistas que hacen de nuestros conocimientos un producto folklórico y/o explotable, como ocurre con la medicina, la gastronomía, los idiomas, los tejidos e indumentarias mayas, entre otros; porque son ciencias que nos han sido heredadas de nuestra historia milenaria.
No toleramos más abusos de poder y manipulación de la ley para perseguir y criminalizar a nuestras compañeras defensoras de derechos humanos, de la tierra y el territorio, activistas, periodistas y comunicadoras comunitarias.
Nos solidarizamos con nuestra compañera maya kaqchikel Nanci Sinto, quien desde hace dos años enfrenta un proceso judicial que busca acallar, silenciar su lucha y activismo a favor de los derechos humanos.
También nos solidarizamos con nuestras compañeras periodistas indígenas, que han sido violentadas, discriminadas y criminalizadas por evidenciar y denunciar la corrupción. Con las compañeras que defienden el territorio y la vida, con las compañeras que resisten en su cotidianidad, con las compañeras que resguardan los saberes ancestrales, con las compañeras que tejen la memoria. Con cada una de ellas, nosotras estamos.
Reivindicamos nuestro origen, nuestra raíz, denunciando que este sistema colonial le tiene miedo a la posibilidad de que una mujer originaria sea la voz de las de abajo, las excluidas, las que por más de 500 años hemos sido relegadas a la servidumbre. ¡Qué nuestra voz sea y siga siendo como el retumbo de un volcán!
¡Desde los territorios y la ciudad nosotras vamos a seguir organizadas y alzando nuestras voces en contra de este Estado racista y patriarcal que no nos representa!”.