POR GRECIA ORTIZ
gortiz@lahora.com.gt

Millones de guatemaltecos han acudido en los últimos años a las urnas para participar en las elecciones y definir así a las autoridades locales y nacionales, incluyendo al Presidente, utilizando el voto como la herramienta para patentizar su confianza hacia los partidos políticos. Sin embargo, al final de las gestiones de gobierno, lo que quedan son promesas incumplidas por parte de los gobernantes, frustración ciudadana y un sistema corrupto e impune consolidado.

_4En las últimas elecciones los partidos punteros han ido a segunda vuelta y tras ese proceso han llegado a la primera magistratura Óscar Berger, de la Gran Alianza Nacional (Gana); Álvaro Colom, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) y Otto Pérez Molina, del Partido Patriota (PP).

En las elecciones de 2003 participaron 2 millones 937 mil 169 votantes y 1 millón 235 mil 219 votaron a favor de Berger en la segunda vuelta. Para 2007, la participación se elevó a 3 millones 278 mil 949 en los comicios y 1 millón 449 mil 533 le dieron la victoria a Colom. El caso más reciente, de 2011, tuvo la participación histórica de 5 millones 093 mil 230 de votantes en los comicios generales y en la segunda vuelta Pérez Molina obtuvo 2 millones 300 mil 979 sufragios.

Eso demuestra que los guatemaltecos han acudido en los últimos años a las urnas para participar en la “fiesta cívica”, como llama el Tribunal Supremo Electoral (TSE) a las elecciones generales, y cada cuatro años se espera un mayor de la participación de ciudadanos.

Sin embargo, la “fiesta cívica” dura poco tiempo, porque al final cada periodo de gobierno, los guatemaltecos deben hacer frente a los mismos problemas que los presidentes prometieron resolver en el inicio de su gestión porque el sistema político funciona de forma perversa, y la frustración ciudadana con la política sale a relucir.

PROMESAS INCUMPLIDAS

El presidente Óscar Berger (2004-2008) presentó al inicio de su gestión el plan de gobierno “Vamos Guatemala”, dividido en áreas las estratégicas conocidas como “Guate solidaria”, que comprendía los planes de seguridad alimentaria y nutricional, salud y educación; “Guate crece”, enfocada en el sector vivienda e infraestructura, y “Guate compite”, dedicada a mejorar la competitividad del país, el aprovechamiento de tratados de libre comercio y la reforma del sector financiero.

Sin embargo, al terminar la gestión de Berger las promesas se vinieron abajo. El crecimiento económico no incidió en la reducción de la pobreza extrema; según datos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) 2006 entre el 2000 y 2006 se retrocedió 0.5% en ese indicador, en el que habían departamentos en donde 8 de 10 personas eran pobres, siendo el área norte con el 39.1% la que mayor pobreza reflejaba y mostró que no existió una reducción significativa en ese ámbito.

A terminar el Gobierno de Berger, en 2008, Guatemala ocupaba el puesto 118, el último de los centroamericanos en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que elabora el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)

Guatemala fue el país de Centroamérica con mayor Producto Interior Bruto (PIB) alcanzando los 62.53 millardos, pero al dividirlo por el número de habitantes para obtener el PIB per cápita, el país con una población de 13 millones, pasaba a ocupar el tercer puesto regional.

_5En materia de seguridad se registraron más de 21 mil muertes violentas y si bien hubo algunos avances en materia de seguridad, éstos estuvieron empañados por serias acusaciones de ejecuciones extrajudiciales, que aún se esclarecen en tribunales nacionales y extranjeros.

Tras el gobierno de corte empresarial de Berger, el presidente Álvaro Colom (2008-2012) prometía un Gobierno con “rostro maya” y “olor a tamal de maíz”, en referencia a que privilegiaría a los sectores históricamente olvidados y excluidos, que supuestamente serían el centro de atención del “Plan de la Esperanza”.

También se apegó a la promesa de mejorar la seguridad e impulsó en gran medida los “programas sociales”. Según el último informe de Gobierno de Colom, durante ese período se habría logrado una ampliación del sistema educativo, mejoras en vivienda, salud gratuita y fortalecimiento de la seguridad.

Pero, según el Instituto Nacional de Estadística, en 2011 la pobreza afectaba al 53.71% de los guatemaltecos. Durante el gobierno de Álvaro Colom aumentó en tres puntos porcentuales.

La Encovi elaborada en 2011, de ese 53.71%, un 13.33% vivía en extrema pobreza, es decir, con menos de Q8 diarios, mientras que los que viven en pobreza sobreviven con entre Q8 y Q16 diarios.

En cuanto a la muerte de personas relacionadas a hechos de violencia el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), reportó en cuatro años un total de 24, 056 muertes, siendo 2010 el más violento con 6 mil 684, lo que contrastó con la promesa de “enfrentar la violencia con inteligencia”.

Para el actual mandato del presidente Pérez Molina las promesas del Plan de Gobierno del Partido Patriota se centraron principalmente en la búsqueda de más empleos, los programas sociales que tanto le cuestionaron a Colom, el Plan Pacto Hambre Cero y el principal basado en la seguridad del país, ofreciendo enfrentar la violencia con “mano dura”.

El presidente Pérez Molina, señaló tras la presentación del tercer informe de gobierno que se mantuvo profesionalización docente, en cuanto a los avances de educación.

De acuerdo a un análisis realizado por la Universidad Rafael Landívar, sobre la Opinión Pública en 2011 la tasa de homicidios en Guatemala fue de 39 por 100 mil habitantes al año, lo que significó que en 2012 si existió una baja del 13 por ciento en la tasa de homicidios.

“Sin embargo, los desafíos continúan siendo enormes, principalmente debido a que como país aun nos encontramos dentro de los países con mayores niveles de violencia del mundo en tiempos de paz”, señaló ese estudio.

Mientras en enero pasado otro estudio de la misma casa de estudios, expuso que el partido oficial primó sobre la competencia político-electoral, por sobre los intereses de la nación. En cuanto a la cobertura de educación primaria la misma disminuyó drásticamente del 98 por ciento en 2011 al 85 por ciento en 2013 y que de esta manera no se registraron avances educativos pues 8 de cada 100 estudiantes aprobaron las pruebas de matemática y lectura.

Por otro lado el proyecto Gobssan realizó el Taller de Análisis del Estudio Nacional del Impacto de Políticas de Seguridad Alimentaria y Nutrición; en donde evidenció que con el “Plan del Pacto Hambre 0” algunos sectores fueron beneficiados directamente en el aspecto político.

Además, el mandatario reconoció recientemente que el combate de la desnutrición sería una de las tareas que dejarían pendientes.

El Inacif, reportó entre 2012 y 2014, un total de 18,021 muertes relacionadas a hechos de violencia, y aunque disminuyeron en comparación al gobierno de Colom no se compararon al ofrecimiento drástico prometido por Pérez Molina.

¿POR QUÉ FALLAN? POR EL SISTEMA

Para una mejor comprensión, a continuación les presentamos a los lectores algunos editoriales y escritos publicados en La Hora, con el afán que se entienda que el problema no solo son las personas, sino nuestro sistema político que requiere de cambios.

Cambios al sistema

_1Ayer el Presidente dijo algo que La Hora ha venido diciendo desde hace muchos meses, en el sentido de que el problema del país está en un sistema político que no funciona porque fue carcomido por la corrupción y la impunidad. El general Pérez Molina dijo que cambiar de personas no resuelve ese problema, tesis que hemos también sostenido, y que lo que hace falta es introducirle cambios de fondo a ese régimen perverso que se ha construido desde 1986 cuando se inició el proceso democrático actual y se promovió la reelección de diputados, luego en la reforma constitucional la de alcaldes y la forma en que políticos y empresarios se reparten el recurso público a costillas de un pueblo pobre.

Creemos que se está llegando a unanimidad en cuanto al diagnóstico del problema y sus serias dificultades estructurales. No tenemos un mecanismo de control y fiscalización digno de tal nombre y los Contralores de Cuentas tendrían que tener un mínimo de vergüenza para reconocer que han sido absolutamente inútiles y que devengan un sueldo por ser tapadera de la corrupción.

Tenemos un sistema de partidos políticos podrido e ineficiente, diseñado exactamente para que haga lo que está haciendo, es decir, una maquinaria para producir alcaldes, diputados y gobernantes como los que hemos tenido y que no puede aportar nada diferente. Tenemos un poder judicial que es una vergüenza porque nuestros jueces y magistrados responden a los bufetes de la impunidad y están puestos para que los pícaros no paguen nunca las consecuencias de sus actos.

Pero sobre todo tenemos un Congreso en donde si no es porque las telefónicas les pagan, no se aprueban leyes porque el país les importa un pepino y lo demuestran de manera permanente.

Cuando el Presidente habla de reformas, tendrían que ser aprobadas por ese Congreso y, honestamente hablando, hay que ser iluso o mejor dicho pendejo para suponer que de allí pueda salir algo positivo para el país porque implicaría que esos mismos diputados se autoinmolen. Mientras ellos estén no hay salida y ellos no van a apartarse con una pizca de decencia.

El Congreso es el valladar más grande y es, como cruel paradoja, el único camino para resolver el problema del sistema, tan bien definido por el mismo Pérez Molina, por la vía institucional.

Estamos convencidos de que ni siquiera trasladando las manifestaciones al Congreso lograremos que aprueben leyes como la de una nueva Contraloría o la reforma a la Ley Electoral, no digamos un nuevo sistema de elección de magistrados.
En otras palabras, el diagnóstico está hecho. Ahora nos toca encontrar el tratamiento.

El sistema hiede, pero tiene camisa de fuerza

Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

_12Ya casi no queda nadie que se atreva a negar que el sistema político nacional hiede a mierda y que urgen cambios de fondo para salir de la crisis en que nos ha metido esa alianza entre políticos, empresarios y crimen organizado para aprovechar la corrupción y concretar el saqueo del país. Pero todavía son muchos los que nos dicen que como ya se convocó a elecciones, no se pueden hacer cambios que operen para esta elección y que tendremos que elegir entre lo que se nos ha ofrecido, aceptando a los mismos y tolerando que se reelijan alcaldes y diputados corruptos, mientras la mejor opción para el ciudadano indignado sería elegir al “menos peor “de todos los presidenciables que están en una contienda para que la fiesta siga exactamente igual.

Ayer el Presidente dijo que no piensa renunciar porque el problema de Guatemala no se resuelve cambiando al gobernante, sino que hace falta cambios de fondo a un sistema que no funciona. Pero resulta que nos ponen una camisa de fuerza porque esos cambios no se pueden hacer, al menos no para que funcionen para la elección que se aproxima. En otras palabras, hay que cambiar el sistema, pero tenemos que seguir aguantando la misma porquería porque no hay otra salida institucional.

Hoy publicamos una entrevista con Alejandro Maldonado quien dice, respecto a la crisis que vivimos, lo siguiente: Indudablemente y como yo he pensado y comparto lo que decía el poeta mexicano, Eraclio Zepeda “cuando las aguas se desbordan y empiezan a causar perturbación tal vez es porque hace mucho tiempo estaba lloviendo en las colinas y no nos habíamos dado cuenta”. Este es un proceso acumulado que viene desde hace muchos años y se va aumentando porque las instituciones no se han acoplado a las condiciones actuales. Es decir, el deber nuestro es atajar las condiciones que se dan porque muchas veces las leyes están establecidas pero hay mecanismos para burlarlas y creo que la condición del gobierno como conductor nacional es escuchar el clamor de la opinión pública y dar respuestas. Y de esas respuestas van a reclamar acciones del Ejecutivo y que creo que se tomarán desde el gobierno pero también es responsabilidad del Congreso, del sistema de justicia y de la opinión pública.

Alejandro sabe perfectamente, y no porque su hijo esté en Conred, que hace mucho tiempo que llueve en las colinas porque nuestros gobernantes se han dedicado al saqueo, a la venta de empresas estatales, a organizar grupos como La Línea y a volverse millonarios en vez de servir al país. Y él, que fue diputado, y conoce exactamente las mañas que hay en el Congreso y también ha sido magistrado y sabe cómo operan los grupos de la impunidad. Ha sido tanto que el pueblo paciente se terminó hartando y ahora las aguas desbordadas claman por mucho más que palabras y ofrecimientos vacíos.

Si las elecciones próximas son una camisa de fuerza para impedir que se hagan los cambios que el país necesita, al diablo las elecciones porque no podemos condenarnos a seguir con la misma porquería aunque cambien los nombres. Allá los leguleyos con sus teorías, pero esas aguas desbordadas van a arrollarlo todo si no actuamos con sensata valentía.

La idea de ir parchando el sistema

Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

_10El sistema definido por la Constitución de 1985 era, en la letra, moderno y eficiente para subsanar muchos de los vicios que florecieron con la Constitución del 65. Sin embargo, en la práctica se produjo una prostitución de prácticamente todo el entramado constitucional y por lo tanto ahora son numerosas las voces que claman por una reforma a la Carta Magna como único medio para superar la crisis institucional que se traduce en corrupción e impunidad, con el abandono patético de las cuestiones fundamentales para que el Estado cumpla con la promoción del bien común.

Pero como cruel paradoja resulta que la Constitución vigente tiene muy efectivas y claras normas que regulan la forma en que se puede hacer una reforma constitucional y todas ellas son una camisa de fuerza porque los mismos constituyentes no previeron hasta dónde podría llegar la cooptación del poder legislativo y su nivel de corrupción. Cualquier cambio, grande o pequeño que se quiera hacer a la Constitución Política, tiene que pasar por el Congreso de la República y con los diputados que tenemos (y peor aún con los que sin duda vendrán corregidos y aumentados) no hay forma de soñar siquiera en una transformación que ataque precisamente todos los vicios del sistema que hoy nos tienen de rodillas.

Los dos caminos para hacer reformas están definidos. Uno es encargado directamente al Congreso que deberá aprobarlas con mayoría absoluta y luego se somete a consulta popular para que sea el pueblo el que ratifique o impruebe los cambios. Dos veces se trabajó así, una vez logrando un raquítico respaldo popular al sí y la otra con un rechazo a los cambios aprobados por el Congreso. Pero si vamos a la parte dogmática se tiene que convocar a una Asamblea Nacional Constituyente que tiene facultades limitadas para reformar únicamente aquello para lo que haya sido convocada por el Congreso de diputados.

El clavo, porque no hay otra forma de decirlo, está además en que únicamente los partidos políticos, esos mismos que han conformado los últimos Congresos, pueden postular a los candidatos y eso significa que tendríamos una Constituyente como fiel reflejo de lo que es el actual poder legislativo porque los mecanismos de selección de candidatos serían los mismos, es decir, poniendo en venta las curules para que el mejor postor llegue a la Asamblea.

O sea que no tenemos más remedio que seguir pensando en parches que, como todos saben, no resuelven la situación porque ya se vio con la famosa Ley de Comisiones de Postulación que únicamente terminó por legitimar el trabajo de quienes llegan con el encargo de repartir las cuotas de poder.


LA PARTICIPACIÓN ELECTORAL

De acuerdo con el Tribunal Supremo Electoral (TSE), cuando se cerró el padrón electoral el 9 de agosto de 2003 se registraron 5 millones 073 mil 282 de electores; 2, 820,737 eran hombres y 2, 252,545 mujeres.

En las elecciones generales para la primera vuelta se registraron 2, 923,169 votos emitidos, integrados. Por otro lado, 2, 150,113 personas que se abstuvieron de votar.

Ya para la segunda vuelta la asistencia de los votantes tendió a disminuir para ser un total de 2,372,714 a nivel nacional, en los que se eligió al Presidente y Vicepresidente, conformados por un total de 2,700,568 personas que no asistieron a votar.

En tanto la Asociación de Investigación de Estudios Sociales (Asíes), destaca que en las elecciones realizadas en 2007 se registró un total de 5 millones 990 mil 029 personas empadronadas, con 3, 180,909 hombres y 2, 809,120 mujeres, el crecimiento experimentado en comparación al padrón del 2003, corresponde a más de 900 mil nuevos ciudadanos inscritos.

Para la primera vuelta de elecciones generales celebradas el 9 de septiembre, de los más de 5 millones de registros, únicamente 3 millones 615 mil 867 votaron lo que evidencia que 2,374,162 votantes prefirieron no emitir su voto.

En tanto para la segunda vuelta electoral en donde se definió al mandatario, se registró el sufragio de 2, 895,827 electores, con 3,094,202 que no votaron, en esa ocasión Álvaro Colom quien quedó en el segundo lugar en los comicios de 2003, logró obtener la mayoría de sufragios.

CIFRA RÉCORD

Mientras para las elecciones de 2011, el TSE registró la cifra de 7 millones 340 mil 841 personas inscritas para las votaciones. En la primera vuelta electoral en donde se eligió a las autoridades, se emitieron un total de 5 millones 093 mil 230 votos, lo que reflejo un total de 2,247,611 personas que optaron por no acudir a las urnas.

A la segunda vuelta dado que ninguno de los candidatos logró llegar a más de la mitad de votantes, hubo 4, 465,118 sufragios de los cuales más de dos millones determinaron la victoria del actual Presidente. En está ocasión 2, 875,723, prefirieron no votar.


EMPADRONADOS

5 millones 073 mil 282 empadronados en 2003
5 millones 990 mil 029 previo a las elecciones en 2007
7 millones 340 mil 841 estaban empadronados para los comicios de 2011


CIFRAS

1 millón 235 mil 219 votaron a favor de Óscar Berger en 2003
1 millón 449 mil 533 llevaron al poder a Álvaro Colom en 2007
2 millones 300 mil 979 sufragios, llevaron a la Presidencia a Pérez Molina.

“Creemos que se está llegando a unanimidad en cuanto al diagnóstico del problema y sus serias dificultades estructurales. No tenemos un mecanismo de control y fiscalización digno de tal nombre y los Contralores de Cuentas tendrían que tener un mínimo de vergüenza para reconocer que han sido absolutamente inútiles y que devengan un sueldo por ser tapadera de la corrupción”.
EDITORIAL LA HORA 19 DE MAYO DE 2015

“Ayer el Presidente dijo que no piensa renunciar porque el problema de Guatemala no se resuelve cambiando al gobernante, sino que hace falta cambios de fondo a un sistema que no funciona. Pero resulta que nos ponen una camisa de fuerza porque esos cambios no se pueden hacer, al menos no para que funcionen para la elección que se aproxima.
OSCAR MARROQUÍN, COLUMNA LA HORA 19 DE MAYO DE 2015

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