Ayer domingo alrededor de las 7:00 a.m. en el intensivo del IGSS falleció el quien en vida fuera Gerente de Gestión Normativa de la Intendencia de Aduanas de la SAT, Juan José Arreaza Díaz, después de luchar durante más de 20 días en el intensivo, aquejado de una lesión cardiaca que activó el padecimiento de Covid-19, a los 46 años. En SAT estamos profundamente consternados, porque Juan José le dedicó su vida profesional a luchar por un mejor país, durante 22 años. Se enfocó en prestar un buen servicio, solucionar los problemas y prestarles un servicio con calidad y transparencia a los usuarios de las Aduanas. Las esquelas de AGAC, AGEXPORT, ASALGE, ASONAV, ATI, Azofragua, CAAG, Cámara de Comercio, Cámara de Industria, CECOMS, CHIQUITA, Combex, CPX, Comisión Portuaria Nacional, Coordinadora de Transportes de Guatemala, Cutrigua, Empresa Portuaria Quetzal, La Cámara de Transportistas Centroamericanos, La Asociación Guatemalteca de Agencias de Carga, La Asociación de Navieras, la Asociación de Transportistas Internacionales, ATI, Puerto Santo Tomás de Castilla, Servicios Integrados ATA, Zolic, entre otras, publicadas en el momento que escribo estas líneas, atestiguan del reconocimiento público que los usuarios hacen a la Gestión de Juan José Arreaza.
Los que tuvimos el honor de conocerlo y trabajar con él, sabemos que era un excelente profesional, un gran colaborador, un buen padre, excelente esposo, dedicado a su familia y a la construcción de un país más competitivo, que siempre trabajó largas jornadas para resolver los problemas diarios de las Aduanas de Guatemala. Le dedicaba tiempo a la Academia, para formar a los jóvenes y sucesores en las aduanas.
Como Superintendente, puedo reconocer su contribución en público y privado, pero siento que no es suficiente. Juan José se enfermó, cumpliendo su deber como funcionario, somos testigos que tomó todas las medidas y precauciones para evitarlo. Nunca se quitaba su mascarilla. Durante la pandemia, como la mayoría de nuestros colaboradores y una inmensa mayoría de guatemaltecos, no dejó su trabajo y estuvo al frente de las operaciones de aduanas. Como equipo nos esforzamos que recibiría los cuidados médicos necesarios, pero Dios, decidió que su tiempo había terminado. Deja una esposa y dos hijos, aún pequeños. Durante este día, me he cuestionado, como institución, ¿qué podemos hacer para recompensar a estos excelentes colaboradores que le han dedicado su vida a su país?, ¿Cómo protegemos a sus familias? Tenemos un pequeño seguro de vida que no es suficiente para cubrir las necesidades de la familia. Me cuestiono si el trabajo diario, absorbente, que no nos deja tiempo de pensar en el Deber Ser, nos ha impedido encontrar otros mecanismos para compensar a las familias en estos casos. Cómo una Organización como la SAT, puede decirle a nuestros colaboradores y funcionarios que su trabajo no será anónimo, que estamos dispuestos a reconocerlo, pero un reconocimiento sin apoyo financiero no es suficiente para las familias.
La constante crítica, la difamación a ultranza contra nosotros y nuestras familias, la falta de una discusión seria de cómo construimos instituciones sólidas y capaces, que ayuden a resolver los problemas de los guatemaltecos, de los que trabajan e invierten en nuestro país, cómo logramos el crecimiento económico, donde la protección social sea una realidad. Hoy quiero decirle a Marjorie de Arreaza y a sus hijos, que se sientan orgullosos de Juan José. Que ahora, sea un ejemplo que les permita seguir luchando por los ideales y creencias que él tenía y les inculcó a sus hijos. Escribo estas líneas con la consternación del Comité de Intendentes y Gerencial de la SAT, y en especial de toda la Intendencia de Aduanas y el personal de Aduanas en la diferentes Gerencias, donde sabremos que Juan José nos hará mucha falta, no solo por el buen trabajo, sino por su calidad humana como compañero. Descanse en Paz Juan José.
