Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

El viernes pasado comenté en mi columna la entrevista que le habían hecho al vicepresidente Alejandro Maldonado Aguirre en Canal Antigua, insistiendo en que la misma se centró en por qué Alejandro no le exigía la renuncia a Pérez Molina, sin abordar el tema de más fondo, que es la raíz de todo el problema, relacionado con las perversidades del sistema político nacional. El sábado a las siete y media de la mañana recibí la respuesta del Vicepresidente, que hoy publico esperando que la misma sea indicio de un compromiso para buscar las reformas que el sistema requiere para acabar con sus vicios. Dice así el mensaje que comentaré mañana.

“Guatemala, 29 de agosto de 2015
Licenciado
Oscar Clemente Marroquín Godoy
Diario La Hora
Guatemala

Estimado Oscar Clemente:
Comparto con usted las apreciaciones de su artículo de ayer. Su análisis de uno de los factores más decisivos de la corrupción, el financiamiento y el cacicazgo de partidos políticos, atina en cuanto culminan un proceso degenerativo, poco percibido cuando inició la actual etapa constitucional.  Pero comenzaba la «empresarialización» de algunos partidos.

Apenas a los quince días de mi designación por el Congreso, comparecí ante el mismo con un discurso en el XXX aniversario de la Constitución. Dentro de su brevedad, dije algunas cosas: «La precaria no es la democracia, habida cuenta que fuera del sustento popular no existe otro sistema de legitimación del poder. Lo que está en mora es completar el compromiso de los agentes del poder y de las fuerzas sociales para activarla.»- «Los elementos que los analistas toman en cuenta para calificar la efectividad de la democracia son múltiples y complejos. Para principiar, véanse los parámetros políticos que se expresan en la creciente desconfianza electoral, resultante de una ecuación muy rara: a cuantos más partidos, menos opciones reales. Otra fórmula: la desaparición de los partidos históricos y su sustitución por nuevos emblemas (…) que hacen más difícil al elector la reiteración de la confianza partidaria. Respecto de los indicadores sociales, después de tres décadas, los resultados aún son para quitar el sueño; y los económicos tampoco son suficientes para recuperar el tiempo perdido. Agréguese a estos enfoques una constante metódica: que no son problemas nuevos, que sobre lo mismo se ha venido conjeturando.»

Me permití enunciar tres puntos. El 2o. «el financiamiento de las campañas debe ser nítido, verificable y ajustado a los límites razonables establecidos por la legítima instancia electoral. Igualmente, que cualquier desvío que pretenda transformar los aportes en negocio, debe ser punible.» y el 3o. «que la propaganda que es pagada con la deuda política, debería ser un medio de información consciente de las opciones y no una deformación del espíritu ciudadano, porque este debe sustentarse en una elección inteligente y no en la dádiva o el soborno cívico que, en materia electoral, son denigrantes.»

Creo que hubo aplausos formales, pero no compromiso ni captación. Esa indiferencia es la que puede romper el dique.

Quiero agradecer su comprensión a mi limitación moral para pedir, implícitamente, que a mí se entregue el cargo, pues entiendo el aforismo: «nadie puede ser juez de su propia causa.»

Con respeto y aprecio al linaje periodístico y político de los Marroquín, lo saludo con aprecio y atención a su pensar y actuar.

Atentamente,
Alejandro Maldonado Aguirre.”

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