Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“El poder es como un explosivo: o se maneja con cuidado, o estalla.”
Enrique Tierno Galván

Desde la segunda semana de enero, los ciudadanos de la capital y municipios vecinos, hemos sufrido física, mental y emocionalmente un verdadero viacrucis, derivado de una política vehicular errática y disfuncional, si política se le puede llamar a las decisiones emanadas del Ministerio de Gobernación, y de las municipalidades, tanto de la capital como de los municipios aledaños, debido a la improvisación, desconocimiento y populismo de los alcaldes, que han ejercido el mando en el gobierno municipal, después que, Manuel Colom Argueta fuera asesinado por ser precisamente un agente de cambio, en una sociedad eminentemente conservadora, en la que las elites económicas tradicionales, a las que se han sumado las elites corruptas emergentes, no han fomentado cambios estructurales manteniendo a la sociedad en constante subdesarrollo.

Esta caótica situación la están sufriendo principalmente los niños, que tienen que levantarse desde antes de las 4:00 de la mañana, para pasarse entre dos horas, a veces tres, en un tráfico desordenado y lento, sin comprender que sucede a su derredor, porque de no poder salir, debido al confinamiento vivido, salen no precisamente a ver pájaros, flores y árboles, sus inocentes vidas han colisionado: Si ese es su presente, como será el futuro, en una ciudad que como el cangrejo, camina para atrás.

Los responsables directos de lo que estamos viviendo, somos los ciudadanos por nuestra nula habilidad, para decidir por medio del voto, a los mejores administradores no solo del municipio, también del gobierno central, aunado a lo anterior el miedo con el que han crecido generaciones enteras, durante y después de un conflicto que duró 36 años, que no supimos gestionar los tiempos posteriores, en la que se dijo que gozábamos de, una relativa paz que se convirtió en apatía hacia nuestro propio entorno.

Si nosotros somos responsables por muchas razones, más responsables son los politiqueros, mentirosos y deshonestos que, conociendo nuestra nula capacidad de exigir nuestros derechos, se han dedicado a mentir sin límite alguno, lo importante es llegar, engrosar las billeteras privadas, recibir cuestionamientos con piel de lianta que al fin y al cabo, resbala todo, mientras, siembran unas florecitas por acá y otras por allá, creen que el problema se solucionó, debido a esas tácticas cortoplacistas, hoy estamos agobiados por los barrancos mal llamados hoyos, sin transporte público, porque el que circula por las calles de este país, es transporte privado, para cerrar el círculo de esta historia con un tránsito cada vez más lento, desordenado, y por si fuera poco agobiante.

El actual alcalde que no administra, solo se mantiene, porque no fue que ganara las elecciones a la alcaldía, fue que los demás candidatos perdieron, siguió en la misma línea de Arzú, todo este tiempo, se sentaron a ver el tren pasar y espantándose las moscas, porque los vecinos refrendaron con su desidia un mandato que pasa sin pena ni gloria, en otro apartado, de los candidatos a alcalde que se han mencionado de cara a estas elecciones, ninguno de momento resulta medio aceptable, por lo que mal andamos, sin propuestas que por lo menos ilusionen al electorado.

Actualmente hay varios elementos que justifican no seguir con los mismos, entre los que se encuentran: 1) No contamos con transporte público 2) La prometida ciudad del futuro, resulta que es de principios del siglo antepasado, 3) No contamos con infraestructura vial, porque en los lugares en los que habían calles, hoy se encuentran pasos a desnivel que no funcionan, hasta el más ingenuo entiende que, como resultado de tanto paso a desnivel, las que eran calles hoy son caóticos espacios en los que perdemos horas de nuestra existencia, en ese contexto ¿Merece el actual alcalde que se le reelija? No señores, pero ¿En el panorama contamos con algún candidato con el que podamos medianamente, tener un atisbo de esperanza? No señores, tampoco.

Ante esa realidad, no tiene sentido por el momento, acudir a las urnas, porque el futuro es más que oscuro para la población en general, y si muy espléndido para los chanchulleros que ven en la Municipalidad una pequeña guayaba.

En lo personal, a mí me da igual la ideología de los candidatos a alcalde, el requisito fundamental a mi criterio es que sea un buen administrador, y no se observa ninguno aún.

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