Pedro Pablo Marroquín Pérez
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Tras las primeras develaciones de «La Línea» y después de la renuncia de Baldetti, el Presidente dijo que el problema era el sistema y que no importaba quién gobernara porque todo iba a ser lo mismo; iban a seguir los negocios y las componendas, pero solo cambiarían los nombres salvo que en Guatemala nos animáramos a cambiar las reglas del sistema.
Todo esto fue dicho antes de que se hiciera pública la acusación jurídica de que el Presidente estaba involucrado de forma directa en el saqueo de «La Línea» y el día domingo, en lugar de denunciar el sistema, se plegó a él.
Al Presidente se le planteó la alternativa que denunciara el sistema, pero a pesar de que compartía los criterios siempre existió algo que lo detenía y el día domingo pudimos terminar de entender que él nunca se animó a desenmascarar todo el sistema porque sabía que en algún momento le iba a ser útil.
Nunca le iba a entrar el tema del financiamiento electoral y los favores que luego se pagan, porque eso hubiera sido atentar contra los candidatos en contienda que ahora lo llevarán en hombros, porque como he dicho anteriormente, tales candidatos estiman que si Pérez renuncia o se cae, todo el sistema está en peligro.
Nunca le iba a entrar al tema de las reformas al sistema, porque a pesar de que ahora está bravo con el sector que fue su mejor aliado desde siempre, el sector privado, en estos momentos ambos quieren que las cosas sigan igual, sin mayores cambios, para que siga funcionando este perverso modelo y por eso ambos llaman a un voto consciente cuando todos sabemos que aquí, gane quien gane, es lo mismo.
Los desune el único punto de que a estas alturas Pérez se sentiría cómodo con una victoria de Baldizón y los empresarios llaman al voto consciente con la única intención que no gane Baldizón, pero ambos al final, están de acuerdo en que el sistema no cambie.
El Presidente no iba a denunciar nunca los pactos colectivos que él mismo aseguró con los principales sindicatos del Estado, porque son esos sindicatos a los que ahora apela para que defiendan «la institucionalidad» y hagan lo que sea necesario para mandar un mensaje fuerte y claro de que este sistema, a pesar de su podredumbre, aún da para más.
El Presidente no iba a denunciar nunca que en Guatemala mantener en ignorancia, sin oportunidades, sin educación, sin salud y con hambre a la gente del área rural ha sido de los mejores negocios de los poderes formales y ocultos, porque como los políticos para ganar la elección, él los llama a que defiendan «la democracia» a pesar de que a la gente más pobre esta pistocracia solo les garantiza más pobreza dejándoles como única alternativa la migración o formar parte de la delincuencia.
El Presidente no iba a denunciar la impunidad porque sabía que sí lo hacía, quitaba el valladar en el que ahora se pretende proteger y no por gusto, pactaron la elección de cortes con Lider a quienes antes llamaba enemigos.
De tal cuenta que al no haber denunciado al sistema, se aseguró que ahora éste le sirva y lo defienda; pero no se ha dado cuenta de que al plegarse, se juegan el todo por el todo; o este sistema se consolida (con el apoyo de todos los que no quieren cambios, incluida la comunidad internacional) o sin quererlo, el mismo Presidente se lo terminará trayendo al suelo.