Luis Fernández Molina
Votos nulos. Todos los convocados a la fiesta cívica –los empadronados—pueden o no asistir y en este segundo caso votar por quien quieran o votar nulo. Es pues, el voto nulo, una expresión de voluntad. Sin embargo no sirve más que para una triste estadística de lamento. No rinde beneficio a quien así vota. Por el contrario empodera la decisión de los que sí lo hacen por un determinado partido. Supongamos a dos personas, el voto de cada uno vale un 50%, pero si uno de ellos vota nulo entonces el voto del otro vale 100. Quien gane la elección lo hará con 7 millones de votos, o con 700 mil, o con 70 mil.
Religiosos. Siempre he sostenido que los ministros religiosos –de cualquier denominación– deben abstenerse de participación política, sin embargo la grave situación actual ya rebasa el orden político (partidista) y se convierte en cuestión trascendental que sí afecta al orden social del que no pueden abstraerse los guías espirituales. ¡Qué bueno que algunos se hayan pronunciado reclamando orden, pidiendo oración! En estas circunstancias el silencio es una forma de expresarse.
Columnistas. Nunca, en casi 20 años la Dirección de este medio –La Hora– me han insinuado, criticado o pedido comentario alguno. Expresión pura de una tribuna libre. Por lo mismo podría en el espacio que me asignan ponderar a algún candidato en particular, sin embargo ello me parece impropio pues sería en el fondo pura propaganda electoral con otra cara. Lo he visto en otros medios –en circunstancias que ignoro– pero opino que si alguien la quiere convencer o anunciar políticamente que se comunique con gerencia. Diferentes son las ideas o planteamientos generales (ej. voto nulo o cruzado), que decantarse por un candidato o partido en forma específica.
La FIFA y nuestra política. Hace unos años el Pescadito Ruiz apareció en los medios respaldando a determinado partido político. Me causó disgusto (creo que rectificó o no siguió). Un destacado jugador, activo, de nuestro balompié se debe a su camiseta y a su afición que puede ser variada en cuanto a ideas políticas. Por eso mismo la FIFA resalta la pureza de la esencia del deporte y veta esta variante. Mal por el partido político que busca figuras destacadas del deporte y mal por el deportista que, estando activo, deja de lado su función pública que como protagonista, debe a su público. Hablando de la FIFA y soberanía, el decreto 43-97 prohíbe tajantemente que en actos públicos se entonen versiones abreviadas del himno nacional; en el protocolo de los juegos internacionales se otorgan pocos segundos para cantarlo. ¿Qué se aplica? ¿Soberanía?
Debates. Qué lamentable que no tengamos debates de altura; los diferentes foros que se han transmitido son poco productivos en cuanto a conocer el pensamiento, ideología, planes específicos. Se rescata apenas un 5 o 10% de las exposiciones, el resto son fórmulas trilladas, genéricas, imprecisas, demagógicas, con el agravante que aprovechan cada ventana para incluir sus repetidos slogans propagandísticos. Evaden, de forma burda, las preguntas directas e incisivas.
Ideología. Hablando de ideologías, la Ley Electoral (LEPP) ordena que, en la inscripción de los partidos, a la par de sus símbolos debe definirse su ideología. ¿Cuál ideología? Casi todos indican que son “nacionalistas”, “democráticos”, “incluyentes”, que la izquierda y derecho son obsoletos, etc. Nada, en pocas palabras; y es que la mayoría de ellos no tiene realmente una ideología. En nuestra historia reciente poquísimos partidos se han definido como el MLN, o la URNG. Sin embargo todos entendemos cuando alguien es de derecha o bien de izquierda.