Hoy, la mayoría de los ciudadanos habla sobre la posibilidad de un fraude electoral. En la clase política hay señalamientos mutuos: la derecha afirma que la izquierda lo está fraguando a través de un sistema de cómputo o posiblemente a través de “la nube” señalan, además, que ese método se utilizó en el cono sur en donde las diferencias porcentuales en los resultados han sido mínimas.
Por aparte, la izquierda también hace conjeturas y asegura que el gobierno prepara ese fraude y se atreve a afirmar que el presidente Giammattei busca un método para “alargar” su gestión que debe concluir el 14 de enero de 2024, aunque este extremo sería inconstitucional. Pero estas agrupaciones insisten en que el mandatario hará todo para perpetuarse.
Hace cuatro años el tema era el mismo y se afirmó, sin demandarlo, que existieron amaños, pero no hubo denuncia alguna; la verdad es que no hay certeza sobre lo que ocurrió. Falso o cierto, no podemos permitir que el fantasma del fraude rodee este proceso democrático y menos consentir que continúe el desprestigio al sistema y a las instituciones; es necesario recuperar esa credibilidad para motivar el voto.
Recuperar la confianza en la clase política es un proceso de largo plazo, hoy urge recobrar la confianza en las instituciones, especialmente del Tribunal Supremo Electoral (TSE). Denunciar está correcto, pero a los funcionarios la crítica y señalamientos ya no les afecta y esto es porque nunca hacemos nada. Es por eso que, como lo he dicho, NO SE VALE solamente criticar y no hacer nada. Aquí planteo opciones para defender el voto.
Lo ideal es ser parte de un partido político y por lo tanto parte del proceso, pero esto resulta imposible pese a la existencia de 30 agrupaciones a razón de 23,000 afiliados por cada uno, aproximadamente 700 mil personas. Ahora bien, si nos gusta un partido, pero no tenemos intención de ser parte de él, podemos ser fiscales de mesa y defender el voto a favor de ese partido, pero tampoco esto se da, puesto que, ahora los fiscales no necesariamente pertenecen o tienen que simpatizar con el partido y si así fuera ¡están cobrando Q500 por ser fiscales!
Pero hay otras opciones. El TSE tiene un proyecto llamado voluntariado que pretende que el proceso se desarrolle de la mejor manera mediante la réplica voluntaria de información sobre cómo emitir el voto, dónde emitirlo, instar a participar en el sufragio, etc. También es posible ser parte de las mesas receptoras de votos, es decir, de esa junta directiva que recibe las papeletas, las entrega al ciudadano para que emita su voto y después hace el conteo final ante los fiscales.
Muy pronto contaremos con una agrupación de observadores nacionales conformado por diversas organizaciones dispuestas a defender el voto. ¡Qué gran oportunidad! Sin pertenecer a partido político alguno; sin trabajar con el gobierno, sin involucrarse con ninguna institución, sin cobrar, tan solo recibir una capacitación que le proveerá una credencial para tener acceso al proceso y poder defender el voto independientemente para quien sea ese voto, la idea es defenderlo, porque hacerlo es defender al sistema. PENDIENTES
AY ESO ES DEL TIEMPO DE TATA LAPO es el dicho de hoy; usado para referirse a algo muy añejo, de otros tiempos. ¿Quién fue Tata Lapo? Es el sobrenombre del mariscal Serapio Cruz quien, en 1800, junto a su hermano dirigió comandos contra Rafael Carrera. Hay una calle en su honor llamada Mariscal Cruz ubicada a un costado del Jardín Botánico que desemboca en el extremo norte de la Avenida Reforma.