Exhortando a hacer uso de la imparcialidad, objetividad y veracidad inherentes a la ética periodística, el vocero del gobierno mandó una “aclaración” al editorial en el que señalamos que mientras haya esa corrupción, que empobrece a la gente mientras los funcionarios se bañan en dinero, habrá migración. El punto es irrefutable y nadie con dos dedos de frente puede objetarlo, aunque ya sabemos que el cinismo todo lo permite y en este caso, quien le redactó la misiva al vocero, quien escribe como habla, recurre a burdos argumentos para contradecir la afirmación de La Hora, misma que mantenemos y ratificamos.
Si algo anteponemos a cualquier consideración es la ética en el ejercicio de nuestra profesión que nos obliga a decir la verdad. No somos empleados de nadie ni recibimos un sueldo para andar repitiendo tonterías a diestra y siniestra, supuestamente para cumplir con nuestro deber de exaltar alguna figura, algún sector o algún individuo. Los que reciben sueldo para hacer eso terminan siendo voceros pero no periodistas y, desde hace muchos, años el cargo de Secretario de Comunicación Social o de Relaciones Públicas de la Presidencia, como se le llamó antes, ha sido ocupado por gente sin escrúpulos que cobra un sueldo para encubrir a funcionarios corruptos.
El argumento toral de la “aclaración” es que el gobierno está impulsando Muros de Prosperidad para contener la migración pero, por supuesto, no enseñan ningún muro, ni siquiera un cerco de alambre, porque aquí no se invierte nada que no sirva para bañar de dinero al gobierno más corrupto de la historia, lo cual pareciera que es ya mucho decir, pero pinta la realidad que vivimos. En el interior del país el único desarrollo y la única prosperidad visible es la que producen los migrantes con sus remesas que sirvan a sus familias aquí para elevar su nivel de vida. Remesas que, hay que decirlo, sirven para que Giammattei y sus voceros se llenen la boca hablando de la pujante economía nacional “que el gobierno impulsa”.
El dato disponible al momento de escribir el editorial era de 1,160 visas de trabajo hasta junio y así, exactamente, se consignó. Según el muy limitado vocero, a la fecha van ya 3,574, cifra de la que presume como si pudiera siquiera compararse con la cantidad de migrantes que han salido. Si los deportados pasan de 31,000 en el año, imaginemos cuántos partieron, pero cifras tan abultadas escapan a su capacidad para procesarlas.
La Hora sostiene su punto. ¿Quieren contener la migración? ¡Dejen de robar, sinvergüenzas!