Por SETH BORENSTEIN
WASHINGTON
Agencia/AP
El pulpo ya es una de las criaturas más extrañas del océano. Ahora, los biólogos han redescubierto una especie aún más rara, que comparte algunos de nuestros hábitos sociales y de apareamiento.
Capaces de cambiar formas, con ojos hipnóticos y una inteligencia poco común, los pulpos «son una de las especies más misteriosas y cautivadoras», dijo Rich Ross, un veterano biólogo en la Academia de Ciencias de California. «Son extraterrestres que habitan en nuestro planeta, y parece que tienen planes».
Par Ross y sus colegas, las cosas se volvieron aún más extrañas cuando recibieron para un estudio a un grupo de pulpos provenientes de América Central. Las criaturas no encajaban con la descripción de ser solitarios de las profundidades, etiqueta que habían asignado los expertos a las más de 300 especies de pulpo.
Aunque la mayoría de los pulpos viven solos, reuniéndose de manera breve para un peligroso apareamiento, las parejas de esta especie pueden vivir juntas y aparearse durante algunos días en la misma cueva o concha.
Y aunque muchos pulpos machos se aparean a la distancia para evitar ser canibalizados, esta nueva especie se enreda pico a pico. Su estilo incluso pudiera pasar por romántico, dijo Alvaro Roura, un experto en pulpos de la Universidad La Trobe en Australia y quien fue parte del estudio.
Y mientras otras hembras realizan una sola puesta de huevos antes de morir, la hembra de esta especie vive más y produce huevos constantemente, mejorando las posibilidades de supervivencia.
Pero es más que puro sexo. Estos pulpos limpian sus cuevas de restos de comida. Mueven sus brazos al igual que los villanos de las viejas películas. Y aprenden rápidamente que las personas significan comida: cuando alguien entra a la habitación, salen de sus cuevas y nadan hasta la superficie de la pecera.
«Es el pulpo más asombroso con el que he trabajado», expresó Ross.
El pulpo, normalmente de color chocolate, repentinamente muestra franjas o manchas cuando se altera o se enoja, dijo Roy Caldwell, de la Universidad de California en Berkeley. Es el autor principal del artículo sobre el pulpo, que junto a Ross y otros, publicó ayer en el diario PLOS One.
Esta especie fue descubierta hace casi 40 años en las costas de Panamá. Otros científicos dudaron que se tratara de una especie distinta o que mostrara un comportamiento distintivo. Así que su descubridor, Arcadio Rodaniche, se rindió y la especie nunca tuvo una descripción o nombre formal.
Por otro lado, otro grupo de científicos publicó ayer en el diario Nature el primer mapa de codificación genética de los pulpos. Encontraron que el código genético del pulpo es apenas más pequeño que el de los humanos, pero dos veces más grande que el de las aves.