KOS, Grecia
AP
Docenas de migrantes de Oriente Medio llegados por mar desde Turquía desembarcan estos días en la isla griega de Kos, un popular destino turístico de sol y playa, y se unieron a los miles de refugiados que acampaban allí en condiciones deplorables.
Sobrepasadas y sin preparación para esta oleada sin precedentes, las autoridades de la isla del Egeo han recibido duras críticas por el trato prestado a los migrantes, en su mayoría refugiados de Siria.
Al menos dos botes hinchables llegaron justo antes del amanecer a Psalidi, en la costa de Kos, y docenas de hombres, mujeres y niños emprendieron una caminata de cuatro kilómetros (2,5 millas) hasta la capital de la isla.
Con su primera pregunta querían saber a dónde había llegado -algo que provocó fuertes carcajadas ya que Kos en árabe es una palabra obscena.
«Me siento bien por estar aquí, pero sigo echando de menos a mi familia» en Siria, dijo Omar Mohammad, un licenciado en literatura inglesa de 25 años de Alepo.
La travesía de tres horas desde Turquía fue su tercer intento de llegar a Grecia en cuatro días.
Poco después, un barco de la Guardia Costera italiana que participa en la misión europea de vigilancia de frontera llevó otras 50 personas rescatadas en el mar, además de docenas de lanchas neumáticas incautadas por el cuerpo.
Enfrentando a su peor crisis financiera desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Grecia se ha visto sobrepasada por la oleada sin precedentes de refugiados y migrantes por razones económicas. Más de 125.000 han llegado a las islas del Egeo oriental en lo que va de año — un 750% más que en 2014.
El país es la principal puerta de entrada a Europa para quienes llegan por mar, ante la creciente peligrosidad de la ruta que une el norte de África e Italia por los combates en Libia. Desde Grecia, los migrantes avanzan hacia el norte a través de los Balcanes con la esperanza de lograr asilo, especialmente en Alemania, Holanda o Escandinavia.
«Alepo es la peor ciudad del mundo», dijo Dirar, otro graduado en inglés que hizo la travesía con el grupo de Mohammad. «No hay electricidad, ni agua, ni internet. La explosión de un cohete destruyó mi casa», dijo, mostrando en su celular una imagen de sí mismo entre los escombros.
«Estaba tan contento de estar vivo que me hice una foto», dijo. «Desde Grecia, viajaré a través de Macedonia, Serbia y Hungría hasta Alemania».
Pero antes, los que llegan a las islas tienen que registrarse ante las autoridades griegas para obtener los documentos necesarios para viajar. Los enormes retrasos causados por las multitudinarias llegadas y la falta de preparación de las autoridades han atrapado a miles de personas en Kos, donde esperan a los papeles que les permitirán ocupar una plaza en un transbordador con rumbo a Atenas.
Las autoridades en Kos empezaron hace dos días a desalojar a los refugiados que dormían a la intemperie en parques y calles, encerrándolos en un viejo estadio de fútbol que funciona como el principal centro de registro para los que llegan a la isla.
«La situación aquí es muy mala y la policía aquí pega a un niño, pega a un hombre, pegan a los niños, está muy mal», dijo a AP por teléfono la refugiada siria Laith Salé, que está en el estadio. «No podemos salir».
Más de 7.000 personas llegaron a Kos en julio, dijo MSF, que proporciona asistencia médica a los refugiados.