Con un gol de su figura Christian Pulisic, Estados Unidos logró el martes una angustiosa victoria 1-0 ante Irán en un duelo de alta tensión que selló su clasificación a los octavos de final del Mundial de Catar.
Pulisic, delantero del Chelsea, anotó en el minuto 38 el gol de un triunfo imprescindible para que Estados Unidos, que concluyó en segundo lugar del Grupo B, se citara con Países Bajos en el cruce de octavos del sábado. El gol de Pulisic, que sufrió un fuerte choque en esa acción por el que fue sustituido, resolvió un partido envuelto en una fuerte carga política pero que se desarrolló sin incidentes entre los futbolistas, que se saludaron amistosamente antes del pitido inicial.
El estadio Al Thumama, con 42.127 aficionados en las gradAs, fueron una olla a presión, sin un segundo de respiro en las gradas, en un ensordecedor ambiente mezcla de tensión mundialista y de décadas de enemistad política. A Estados Unido solo le servía la victoria para avanzar mientras a Irán podía bastarle con un empate para clasificar a sus primeros octavos de final.
Además de su trascendencia futbolística, el partido estaba rodeado de tensión por el conflictivo historial entre ambos países, que rompieron relaciones diplomáticas después de la Revolución Islámica en Irán de 1979, y por las actuales protestas contra el régimen de Teherán motivadas por la muerte de una joven en custodia policial. Los jugadores iraníes volvieron a entonar sin entusiasmo su himno nacional, como ya hicieron en su segundo partido. En su estreno frente a Inglaterra se negaron a hacerlo, en un gesto interpretado como de solidaridad con las manifestaciones duramente reprimidas en su país.
¡A OCTAVOS! 🎟️🇺🇸
— Copa Mundial FIFA 🏆 (@fifaworldcup_es) November 29, 2022
Para el equipo estadounidense, ausente en Rusia-2018, el juego tenía también una enorme importancia, decidido como está a brindar una inyección de ilusión a su país de cara al Mundial que coorganizará en 2026.
El propio presidente Joe Biden envió un mensaje de apoyo a sus futbolistas antes del juego: «Todos estamos detrás suyo». El inicio del juego dio paso a una abrumadora e incesante sinfonía de vuvuzelas, pitidos y cánticos. En la pugna por dominar el ambiente, los aficionados iraníes, ruidosa mayoría en las tribunas, trataban de apagar los gritos de ‘USA’ cada vez que emergían.
Estados Unidos, que se siente más cómodo concediendo la iniciativa y explotando la verticalidad de sus jóvenes jugadores, tenía el reto de construir juego y oportunidades.