Álvaro Pop
Democracia es más que elecciones.
Sin embargo, las elecciones generales son determinantes para la vida cotidiana de las sociedades en los siguientes cuatro años y eso nos hace creer que con ello hicimos democracia.
La historia de Guatemala desde 1984 ha sido de una suma de esfuerzos colectivos por hacer de las elecciones un acto creíble, legítimo y legal. Hombres y mujeres de todas las regiones han aceptado el compromiso de dedicar más de un día de sus vidas cada cuatro años a hacer del ejercicio electoral un momento de esperanza para una sociedad sobre explotada, marginada, en extrema pobreza, en extrema pobreza; manipulada por los medios de comunicación, los partidos políticos y los funcionarios de gobierno que con la ayuda de burócratas expertos en el aprovechamiento abusivo de los puestos de administración pública se olvidan de los propósitos constitucionales del Estado y ponen sus intereses sobre el bien común.
La credibilidad electoral se la debemos a hombres y mujeres miembros de juntas electorales en todo el país. Y este esfuerzo hace seguir creyendo en la democracia.
Pero la democracia es más que elecciones.
Es mantener un dialogo entre autoridades y sociedad. Y un dialogo horizontal entre la institucionalidad para agilizar y optimizar los recursos. Es hablar el idioma de la gente, en Guatemala se hablan 25 idiomas, algunos de ellos con más de medio millón de hablantes. Y lo más impactante es que los problemas de desnutrición crónica, la falta de cobertura de salud, de migración, de educación, ilegitimas explotaciones de recursos naturales (la mayoría incluso ilegales) y de administración de justicia se encuentran en las regiones donde viven los hablantes de los 23 idiomas indígenas.
Es tener autoridades que aceptan la crítica y en consecuencia rectifican sus acciones. Autoridades que defienden el espíritu de comunidad, de solidaridad y justicia constitucional. Democracia es la convicción de que la representación de las comunidades debe estar en las manos de personas probas, honestas y de demostrado servicio a la comunidad. No de liderazgos construidos por mercadeo falso, repentino y de intereses personales creyendo que la política es una carrera para lograr enriquecimiento.
Democracia es tener un espacio para todas las voces, todas las necesidades y todas las identidades. Y por supuesto es poner al servicio de ellas la institucionalidad del Estado. Y esto hace que la democracia aterrice en la piel y los estómagos de los habitantes. Esto los hace ciudadanos. No solo tener un registro o un numero cuya gestión, además, les cuesta un salario mínimo bajo el supuesto que tienen empleo.
Guatemala vive un momento de enormes incertidumbres.
La institucionalidad electoral no envía los mensajes que puedan generar confianza y tranquilidad de tener un evento legítimo y legal. En la última década, Guatemala ha sido testigo de cómo la credibilidad construida en los primeros momentos de la democracia electoral se va diluyendo.
¿Qué es “campaña electoral anticipada”?
Porque la promoción electoral (de personas que quieren ganar candidaturas y partidos que se quieren posicionar en el imaginario local y nacional) que siempre hemos conocido, está en marcha desde hace meses. hay políticos y partidos políticos en ello. Hacer una exploración sumaria y rápida en todas las cabeceras departamentales con las personalidades locales confirmaría esta afirmación. La revisión de las redes sociales también. ¿Quién financia? ¿Para qué financia? ¿De dónde vienen los recursos? ¿Cuánto han gastado en esta campaña anticipada en 2022?
Mientras tanto el debate político institucional indispensable sobre las opciones de solución a los problemas nacionales que generan hambre, desempleo, enfermedad, injusticia, falta de educación, migración nacional e internacional, sigue pendiente.
La pandemia del COVID19 demostró las limitaciones, taras e incapacidades del Estado moderno. En consecuencia, es indispensable y urgente el debate sobre la reforma del Estado y la depuración política que permita el combate a la corrupción (la mayoría de los ministros de salud renunciaron por denuncias de corrupción en América Latina).
Guatemala quiere creer que tendrá elecciones legitimas. Y sigue esperando acciones que lo demuestren.