Por KELVIN CHAN
HONG KONG Agencia AP

Desde que China tomó el control en 1997 de Hong Kong de manos de Gran Bretaña, los magnates han jugado un papel clave para alinear el centro financiero establecido con las prioridades de Beijing. Pero también un menguante contingente de pescadores y granjeros.

_Inter12_1bResulta fácil de comprender que el gobierno comunista chino quiera ganarse la cooperación de los magnates, dada la influencia que les aporta su control sobre gran parte de la economía hongklonesa. El presidente chino, Xi Jinping, convocó el año pasado a un grupo de estos grandes empresarios para celebrar una reunión de emergencia mientras crecía la tensión política en la ciudad.

Algo menos conocido fuera de Hong Kong es el papel político que juegan pescadores y granjeros, vestigio de lo que fueran dos grandes industrias hongkonesas y que participan en el comité de 1.200 miembros que elige al líder pro Beijing de la ciudad del sur de China. También tienen su propia representación en el parlamento del territorio.

La pesca y la agricultura suponen menos del 1% de los 274 millones de dólares de la economía hongkonesa, pero controlan 60 votos en el comité para elegir al líder de la ciudad, mucho más que grupos o industrias con mayor pero económico o influencia social.

Esa gran presencia es una fuente de descontento en una ciudad que se vio sacudida por protestas pro democracia en los últimos meses, y donde muchos ciudadanos se resisten a la creciente influencia de la China continental.

«El sistema es completamente injusto», dijo Drake Leung, uno de los aproximadamente 48.000 hongkoneses que acudieron a una manifestación prodemocrática anual el 1 de julio. Los pescadores y granjeros, señalaron, sólo «ponen un sello» al gobierno prochino de Hong Kong.

«Quizá hace 30 o 40 años había de verdad más pescadores o granjeros en Hong Kong. Ahora la sociedad ha cambiado mucho, pero ellos conservan este sistema, este marco para oprimir la opinión del pueblo», afirmó.

Los activistas prodemocracia que el año pasado bloquearon las calles durante más de dos meses para pedir elecciones libres quieren modificar o eliminar el sistema actual, que tachan de opaco y muy sesgado hacia los intereses de empresas y grupos comerciales partidarios de Beijing.

Los manifestantes se oponen a una propuesta del gobierno según la cual todos los adultos podrían votar al líder de la ciudad, pero sólo entre los candidatos aprobados por Beijing. Al final, la combativa cámara hongkonesa rechazó ese plan. Los legisladores pro democracia consideraban que no mejoraba la situación actual, que ya favorece a China.

En las aguas que rodean una de las pequeñas islas del territorio, Lai Tak-chuen se sentaba en cuclillas sobre un muelle de madera en su criadero de peces. Allí vertía pienso para los saba o caballas de la piscifactoría.

Lai, que ha servido en tres comités electorales desde 2000, reflexionó sobre cómo se ha recuperado su negocio desde las protestas del llamado Movimiento Paraguas, que paralizó Hong Kong desde finales de septiembre y hasta mediados de diciembre del año pasado.

«Durante esos 70 u 80 días, muchos hoteles se paralizaron por completo. Nuestros hermanos y hermanas del continente no venían de viaje», comentó. «Los negocios se detuvieron por completo, nadie comía pescado. Si uno tiene pescado que no puede vender, entonces es una pérdida. Ésa es la realidad más clara. Sabemos cómo se ve la amargura».

Ahora, señaló, «es mejor, la gente ha empezado a volver a Hong Kong, comen pescado, el entorno es mejor».

Lai dijo ser partidario de una carrera electoral en todo el territorio entre candidatos aprobados por Beijing, pero que «la vetaron, así que no hay nada que se pueda hacer».

Las opiniones como la de Lai avivan las quejas de los activistas pro democracia de que el sistema está muy sesgado a favor de los grupos partidarios de Beijing. La pesca y la agricultura están entre los 38 grupos representados en el comité electoral, donde según los expertos, los escaños se distribuyen de forma desigual y arbitraria. Los 60 puestos para pescadores y granjeros suponen, por ejemplo, el triple que los 18 dedicados a las finanzas, el sector mayoritario en la liberalizada economía hongkonesa.

El sector pesquero local depende de su acceso a caladeros chinos y de la asistencia de las autoridades de Beijing si un barco se ve en problemas, lo que desaconseja enfrentarse al gobierno central.

Lai, de 68 años, admite que hoy en día pocos jóvenes quieren dedicarse a la pesca y en cambio prefieren empleos más estables.

Las cifras del gobierno señalan que Hong Kong tenía 8.800 pescadores en 2013, desde los 50.000 que había en 1970 antes de que la ciudad comenzara su transformación en el corazón financiero de Asia.

El complejo sistema electoral es una herencia de los británicos, que en la década de 1980 introdujeron elecciones legislativas que concedían escaños a empresas y grupos de intereses.

A China le gustó tanto el sistema que lo mantuvo, tras darse cuenta de que podía utilizarlo para ejercer influencia y mantener a los leales en el poder, explicó Simon Young, profesor de derecho de la Universidad de Hong Kong y autor de un libro sobre las elecciones de la ciudad.

En el último año ha quedado claro que el gobierno chino no quiere hacer muchos cambios. Beijing ha «expresado una gran preocupación por la adopción de un sistema demasiado abierto, demasiado democrático, que permita a la gente elegir representantes», señaló el experto.

Otra queja frecuente es la falta de transparencia del sistema.

En 2011, unos 159 electores registrados de la Asociación de Derechos Pesqueros Ma Wan a la que pertenece Lai, junto con otras 75 entidades opacas, escogieron a los 60 representantes de su grupo, que se presentaron sin oposición. Poco se sabe sobre estos grupos o sus actividades. Sólo seis de las personas nombradas para el comité dejaron información de contacto a la comisión electoral.

Los miembros suelen votar en función de los deseos de Beijing, aunque Lai dijo que no recibió instrucciones en 2012 cuando se seleccionó al líder actual, Leung Chun-ying. Lai dijo haber tomado su decisión tras ver dos debates televisados en los que el rival de Leung hizo un mal papel.

No estaba seguro de si se le pedirá que sirva en el comité para elegir al sucesor de Leung en 2017.

«Veremos si es conveniente para los pescadores», dijo.

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