BrendaCarol Morales

Un sentimiento momentáneo de pasión, contrariedad, egolatría u orgullo pasa, pero una cicatriz, por pequeña que sea, permanece para siempre en lo mejor que existe en el mundo: el amor. León Tolstoi

¿Cómo le dices a tu amado:
«Me has roto el corazón»?
«He hecho hasta lo imposible por
recoger uno a uno los fragmentos y me asombro:
¡Es tan fácil, vertiginoso, demoledor, silencioso!
¡Romper un corazón no cuesta nada!
Cuando vienes a darte cuenta, tratas,
—inútil, torpe, lenta, triste o molesta…—
tratas, tratas, tratas…
El resquebrajamiento es tan intenso, tan veloz y certero,
que las manos son dos remos de tosca aptitud,
infructuosos para detener y retener tan delicado tesoro.
Una a una las partículas del corazón,
con una fiebre de veloz contagio,
sueltan sus amarras, se separan…»

Y tú, ¿cómo le dices a tu amado:
«Me has roto el corazón»?
«Las ligaduras que lo mantenían unido, con vida,
cayeron como en esencia caen los imperios…
tan difícil parecía, tan simple sucedió…»
Y tú, necia, torpe, porfiada,
empecinada en rescatar cada fragmento,
pegarlo, ligarlo, sujetarlo…
tener, contra todo presagio, un corazón
maltrecho, patético parchado…
luchas y te desangras en lágrimas que
él apodará de ira y tú…
¡tú las nombrarás desconsuelo!,
¿cómo le dirás: «Por favor, ya no sigas.
He callado tanto… he guardado mucho…
Mira que apenas tengo sujeto el corazón
con hilos del pasado, con recuerdos empolvados».

Y tú, ¿cómo le dices a tu amado:
«Me has roto el corazón»?
«Y, aun así, sigo obstinada, empecinada, ciertamente empeñada,
en amarte con este corazón despedazado,
que ya no, ya no puedo recibir
ni el viento gris de una noche de frío,
ni el aliento sutil del reproche rojizo,
ni el azul hostil de un beso distraído,
ni la caricia torpe de una excusa alocada.
¿Cómo le dices, en fin, que tu corazón
ya no es aquel rozagante, lozano, altivo,
que lo amó con fuerza y sin demora,
y de él solo queda uno maltrecho,
enfermo delicado, que espera su cuido?»

Y si le dices… ¿cuidará de tu corazón parchado?
O sin más, como quien no fue el hechor,
¿se alejará de ti, sin decir ni adiós?

Ojalá
BrendaCarol Morales

Ojalá que ya no vinieras
y que fuera cierto que las despedidas
traen, necesariamente,
la separación.

Ojalá que al irte
te hubieras ido
con ese caminar que guarda todo
en una tímida conveniencia,
lo que eres y lo que te gusta
hacer tanto conmigo.

Ojalá que los recuerdos
le hicieran caso al olvido
y no a la melancolía que provoca
una canción de amor en la radio
o el sol durmiendo a la orilla
de nubosos almohadones rosa.

En verdad…,
ojalá que al irte
te hubieras ido.

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