Félix Loarca Guzmán
“…desde los medios de comunicación puede realizarse una suerte de financiamiento indirecto de la política a través de ceder espacios para “infomerciales” disfrazados de notas periodísticas en los noticieros televisivos y radiales, posicionar a líderes políticos y vetar a otros en la cobertura noticiosa, y pactar tarifas diferenciadas por tiempo de aire”.
El texto anterior es un fragmento del informe titulado: “El financiamiento de la política en Guatemala”, que la semana pasada dio a conocer la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, CICIG, en el que figuran valiosas reflexiones sobre los mecanismos ilícitos que algunos partidos políticos han realizado y posiblemente realizan en la actualidad, a efecto de obtener capital para el desarrollo de sus actividades.
Este fenómeno no es nuevo en Guatemala, pero es la primera vez que se aborda en un documento de una entidad de tanto prestigio como la CICIG.
Desde hace varios años, algunos políticos realizan y han realizado su propaganda “disfrazada” de información. Para ello aprovechan los espacios de los medios destinados a la difusión de noticias. De esta manera, manipulan la mente de los televidentes o radioyentes. Según la CICIG, este procedimiento constituye un financiamiento indirecto de los partidos políticos.
El documento expone que consorcios de medios de comunicación realizan aportes en especie a partidos y candidatos, a cambio de pauta oficial, posiciones en el Legislativo (Congreso) y adjudicación de propaganda gubernamental.
En este caso, según el informe de la CICIG, se trata de aportes en especie que no son reportados en la contabilidad de los partidos.
En otras palabras, estas piezas de propaganda que se presentan como si fueran noticias, se inscriben en el marco del financiamiento ilícito de los partidos políticos, además de fomentar una perversión de la información.
Hay que tener claridad que, los partidos políticos en Guatemala están prostituidos y que con muy contadas excepciones, en la historia contemporánea, muchos de ellos han sido y son actualmente la vía para consolidar la concentración del poder económico en manos de unas pocas familias, que son las que mantienen secuestrado al país, contando con el “concurso valioso” de algunos de los medios de comunicación.